domingo, 30 de septiembre de 2007

No es cierto...

No es cierto, me dijo una vez Arthur Host, que con la poesía se sienta uno menos solo o que no se sienta la soledad. La soledad, quiso decir, es algo de más allá de los individuos, es un acontecimiento metafísico. La conciencia simplemente es el receptáculo de dicha realidad. La nulidad o vaciamiento absolutos de cuanta haya en este o en cualquier Universo, y la soledad es uno de los modos como la conciencia la experimenta.
siendo irrebasable el sinsentido esencial de las cosas y su pensamiento, se nos abren dos caminos: el de los filósofos y demás animales inteligentísimos, que se dedican, olvidando el aterrador descubrimiento de la nada, a administrar los restos, que por otro lado tratan como si fuesen catedrales. La segunda opción es la de asumir los anémicos límites del sentido, y dedicarse, todo lo más, a la poesía y al aforismo. A cierto tipo de poesía y aforismo. Host o Cioran son dos buenos ejemplares de tan poco ejemplar proceder.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Tiempo y lectura

Después de los 55 ó 60 sólo es posible escribir las memorias. El afán por leer y escribir, por experimentar la Literatura, y la inocencia de creer que nuevos datos te iluminarán de alguna manera empieza a desaparecer a partir de los 35 ó 40. El margen es estrecho. El placer, el placer artístico por los límites es la fuerza fugaz que nos mueve. Eso, y la indolencia o inercias más, digámoslo así, profesionales.
Lo dicho, que estoy a punto de comenzar mis memorias. Antes, sin embargo, me he propuesto leer y comparar todo Fante y todo Bernhard. ¡Inocente Baldini!

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Resulta abrumador

Resulta abrumador mi alocado afán de lectura. Quisiera ir más despacio y leer más provechosamente. Autores y títulos se me amontonan en el deseo. Tal vez un plan de lectura, o simplemente acotar algunos autores y libros. El placer de la lectura es inmenso. La desazón por cuanto no se leerá no es menor. lo que realmente escuece, he descubierto, es el convencimiento de no haber leído correctamente (y sabrán los dioses lo que esto pueda significar), de no haber leído de verdad, tanto y tantos grandes libros. El temor de no saber leer. El miedo a reducir la Literatura a un placer de unas horas al día, o simplemente de convertirla en una actividad vacía. esencial, ineludible y vacía.
Como la Vida, la Literatura es un ímpetu a ningún lugar. Una nada retorciéndose, burladora de sus amos, de sus esclavos.

martes, 25 de septiembre de 2007

Destino

En qué momento una vida queda determinada. Cúando una existencia ha tomado un camino sin retorno. En la infancia. El azar. Desde entonces, aunque puedes tardar años en descubrirlo y aceptarlo, tu destino, como un cielo plomizo, se torna inapelable. Todo irá confirmándote que el asunto, no me atrevo a denominarlo de otra manera, va desarrollándose. Me refiero a algo así como les ocurre a los personajes de Unamuno. No es cuestión de una mayor o menor riqueza o profundidad, pues de todo hay, sino de la simplicidad maquinal como la existencia se va cumpliendo en cada individuo. El espectáculo nos sobrecoge, pero contra él nada es posible. Espéctador paciente, o dueño de una innecesaria actividad, descubres lo absurdo de algunas pretensiones. Qué puede ser el Yo, o la Libertad, o la Justicia, o el Conocimiento... en un Universo omnipotente que ya jugó tus dados por tí hace tantos años, desde toda la eternidad. Supongo que esto es lo más auténticamente religioso que podemos concebir.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Descanso y derrota

El plácido abandono a la ociosidad más corrosiva. La pérdida momentánea del ideal del Yo. La monotonía aterradora ante el espejo que sólo provoca una sonrisa enigmática. Las luces afuera y la paz adentro, dejando escapar, complacido, el tiempo. En momentos así es cuando la conciencia cristiana parece definitivamente vencida. Pero es un espejismo. La febril y dolorosa nulidad del pensamiento omnipresente retomará la conciencia y, paradójicamente, el timón de tan extraordinario barco fantasma.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Historia de un hombre humillado

Banalidad, insignificancia, levedad, vacuidad. A esto se refiere Azúa en 'Historia de un hombre humillado'; humillación que es la consecuencia de asumir la banalidad de la existencia. Además de Marta, esa actualísima matrona unamuniana, fuerza vital orgánica y positiva, engendradora y mantenedora de vida, y del libro del maldito Laforgue, el Chino y el narrador son los dos personajes principales de la obra. Son dos formas posibles, aunque igualmente tormentosas y pueriles, de afrontar la banalidad. En ambos casos, tras múltiples y complejos experimentos (propósitos de vida enmendada, inteligible, placentera dentro del círculo de la inhóspita banalidad), tras variados intentos de existencia a partir de la experiencia de la nulidad, se llega a la misma conclusión: la humillación, el vencimiento sin honores.
El Chino recuerda al Superhombre de Nietzsche en su afán de superar la animalidad y de vivir una nueva animalidad/humanidad alejada del patetísmo, la caridad y la falsa paz que proporcioan, a algunos hombres, el cumplimiento de lo moral y socialmente admitido. Tras su pétreo caparazón, y a su pesar, el Chino termina más dolorosamente endurecido; su proceso es consciente, amargo e inevitable. Los años, las vivencias, sus propios sentimientos, su pasado, etc. van minando su férreo propósito. Su lento y gris final, su disolución, que no aparece en el libro, es previsible.
El otro personaje principal, en cambio, ha optado por la vía de la no voluntad y del no pensamiento. no al modo oriental de la Nirvana y todo eso, sino al modo nuestro, menos ortodoxo, del dejarse llevar pero sin ser arrastrado o consumido por ninguna pasión. Las experiementa, sin embargo. El sexo, el alcohol, la vida desauciada, la literatura... son parapetos provisionales ante el avance irremediable de la Nada. Nada que se refiere a Todo. Pero su estrategia, su experimento, le exige, como al Chino, demasiada voluntad. Contra la voluntad se requiere una voluntad superior que termina carcomiéndole del mismo modo que era troceado y disuelto en un primer momento. Ambos personajes son víctimas de un mismo enemigo, ellos mismos, su voluntad inacabable. Ninguna inteligencia, ni sentimiento ni objeto material puede engañar o amansar a tan colosal pudrición que desde adentro los devora.
La existencia es un callejon sin salida para aquellos que han comprendido y experimentado la Nada como esencia y destino de cuanto haya o pueda haber. O bien pasivamente sufres los embites de la muerte absurda que a cada instante nos golpea, y entonces acabas triturado interior y exteriormente sin ninguna posibilidad de engañoso consuelo, o bien construyes una pétrea máscara que te proteja. Tal forma de actuación require una fuerza y voluntad sobrehumanas, para al final encontrarte de bruces con aquello de lo que huías, la Muerte y ese ese espantajo que la persigue que eres tú.

Perversa ingenuidad

Una perversa ingenuidad consiste en pretender alcanzar un estado 'divino' por medio de alguna rocambolesca contraseña lingüística, que nos permita no sólo la felicidad sino también prescindir del lenguaje en absoluto. Esta cabalística epistemología y ética es más comun de lo que se pudiera pensar, y mucho más demoledora que la muy criticada sana ingenuidad de la mayoría.
En el arte más contracorriente, en todas las formas de la literatura y en los más escépticos y nihilistas pensadores anida esta enfermedad fatal y beatífica de la superación, aunque sea hacia abajo o hacia atrás.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Honradez y humillación

Una vez acaecida la certeza de la vacuidad, el camino que se tome es indiferente e impotente para cambiar tan indeseable verdad. Desde niños, con la leche materna, nos atiborran de santos miedos y esperanzas; con un organismo tan mal desarrollado es muy difícil asimilar positivamente el descubrimiento de la muerte del Ser (y del Bien, y de la Belleza...). La respuesta que demos, ya digo, es lo de menos (¡algunos piensan que sí, que sí que es importante... para nosotros!). Tal vez el placer buscado, o la inercia, o la mera acomodación biológica al medio, etc. sean lo que explica el que algunos insistamos en no salvarnos por ningún medio. Honradez u honestidad será no querer engañarnos (aunque podríamos conseguirlo, ¿quién lo duda por poco que se conozca a sí mismo?) sabiendo que se trata de un humillante engaño. Perdonen la retórica: humillados pero no arrodillados.

Un libro

El mundo es un inmenso listín telefónico, inmenso y variado para nuestro pequeño cerebro y nuestra particular tradición. No tiene ningún para qué o por qué primeros o últimos. Es ingenuo buscarle las vueltas o perforar su infinita superficie. Hubo un tiempo, y aún hoy existen culturas, que han pretendido una Cifra; ni siquiera sé si es envidiable tal laboriosa ilusión.
Jugar, esta es la palabra, jugar a descubrirle (darle, suponer...) sentidos al Cosmos o a nuestra Sociedad, o a nuestra propia conciencia individual, son solamente juegos. Esto no los descalifica, pero permanecen opacos ante algunas mentes, digamos, enfermas de cansancio y lucidez.
Qué hacer cuando tal postración de la Inteligencia y la Voluntad se han adueñado del alma es una pregunta legítima, pero que sólo afecta a la contabilidad personal de cada conciencia.
La poesía, el aforismo, los pequeños relatos, son, así las cosas, la única respuesta válida (honesta) para el individuo atento y perplejo ante la enormidad del Universo y la infimidad del Cerebro. Caben novelas autobiográficas o de desformación, pero requieren un esfuerzo e inteligencia titánicos.
La Filosofía no descubre el Mundo, ni lo Rehace, ni lo Transforma, ni nos ayuda a sobrellevarlo. El arte tampoco. Supongo que tras el aparatoso artificio filosófico sólo se encuentra una forma muy particular del arte. Así deberían reconocerlo los sesudos intérpretes de nuestra Cultura.
Lo dicho, no más de 15 ó 20 líneas, monótonas hasta el expurgo, por obra. Fin del libro.

martes, 18 de septiembre de 2007

Imago Dei

1. Imago Dei. Nietzsche en Crepúsculo de los Ídolos: “¿es Dios sólo un desacierto del hombre, o es el hombre un desacierto de Dios?”. Pregunta retórica, por supuesto; no hay más que amarnos u odiarnos (vernos, en definitiva)… los unos a los otros.

2. Imago Dei. Göt ist Tot, ciertamente. Pero nosotros no somos sus asesinos, sino que él –en su infinita sabiduría y compasión- se suicidó aquel día en que descubrió que todo su ser no era Nada, cuando se le reveló que sólo él era su propio espejo. Esta fue su más dulce hazaña y su única excusa.

3. Imago dei. Los creyentes, los sacerdotes y los teólogos, inocentemente, repiten y perpetúan aquel deicidio.

4. Imago Dei. frente al silencio de Dios, el grito del Loco.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Descubrimiento aterrador

Querido amigo:
Acabo de descubrir con horror que lees Egoficción. ¡Yo creía que estaba oculto, textualmente, pues nadie sabía la dirección del blog! ¡Cúanto sé de informática! Horrorizado y avergonzado. Es extraño, pero supongo que es parte del diario el ser leído. Lo importante es el acto de escribir, y en lo fundamental nada cambia. Yo solo ante mi propia perplejidad ontológica con la única ayuda (sic) de unas pocas palabras y una voluntad de leer y escribir more circular indefinidamente.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Diario e individualismo

La necesidad o utilidad del diario no ha de medirse, precisamente, por su necesidad o utilidad. Escasas, desde el punto de vista de la honradez. No obstante, enfrentarse a la página en blanco es un pequeño acto heróico; obliga a la conciencia -a costa de innumerables falsedades- a trascenderse un poquito y a esquematizar su maremagnun ciego de sentimientos, pensamientos y hábitos. No se pretende ni se alcanzará ningún tipo especial de claridad, pero representa para el alma una oportunidad de reflejarse y de estar, de este modo, más en sí misma.
No me convence, aunque a veces hago el intento seriamente, la distinción entre la individualidad (que es conscientemente en un horizonte de significados compartidos) y el individualismo, que sería el reverso empobrecido de dicho sustrato común. El así llamado individualismo es, a pesar de nuestros diarios esfuerzos por evitarlo, el referente inevitable de cada uno de nosotros.

Debería plantearse en este momento si el diario se escribe 'para sí' o para los otros.

Hacer productiva, en lo posible, la inevitable secazón es una finalidad manifiesta, al menos para sujetos tan altamente mediocres e individualistas como yo.

jueves, 13 de septiembre de 2007

La obligación de escribir casi todos los días aunque sean unas pocas líneas tiene, entre otros muchos inconvenientes, el de alcanzar un nivel de sonrojo por lo propio realmente doloroso. Varias opciones. Ironía, resignación, enmudecer... ¡Leer grandes obras en lugar de escribir nimiedades!

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Felicidad

La felicidad, sea cual sea el camino que hayamos seguido para alcanzarla, nos arroja casi inmediatamente hacia el hastío y la infelicidad. Da igual si el proyecto es grandioso o pequeño. Da lo mismo llamarla felicidad o alegría o satisfacción; siempre, siempre, desembocaremos en un inmenso y doloroso vacío. Serán, quién sabe, nuestros instintos en pugna con la inteligencia y los sentimientos, será, tal vez la imposibilidad de lo estático (feliz monotonía, feliz inmortalidad, 'inmortalidad en lo efímero).
La cuestión es qué hacer una vez agotado cualquier proyecto, sabiendo que todos los experimentos acabarán de igual modo.
No creo que sea posible (¡ni deseable!) una vuelta a alguna paradisiaca ingenuidad. No es el futuro el niño, ni el buen salvaje, ni el Superhombre, ni la pura animalidad. El futuro irremediable es la muerte.
Toda existencia anticipa su propia muerte cien veces cada día.

martes, 11 de septiembre de 2007

Es cansancio, y es una engañosa lucidez, autosuficiente clarividencia, lo que lleva a algunas mentes a caer en fórmulas metafísicas simples y rotundas. De ellas es muy difícil salir, precisamente porque son verdaderas. Ellas sólo producen un cansancio aún mayor.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Fragmentario

El discurso fragmentario. Incluso la Biblia y a las obras enteras de todos los filósofos son fragmentarias, más aun, fragmentos.
Psicología del artista. La monotonía, y cierta ociosidad, no son el efecto sino la causa de la inmortalidad.

Monotonía

Hagamos apología de la monotonía, también de la ociosidad. No por ello nuestra conciencia dejará de ser lo menos monótono y lo menos ocioso.
No es imposible leer a Bernhard y a Carver al mismo tiempo y con la misma intención. Quizá el buen lector no sea quien distingue a unos buenos escritores de otros, sino quien los confunde.

martes, 4 de septiembre de 2007

Lectura teológica de Kafka

La pérdida del Paraíso, la imposibilidad de ninguna Legalidad, la Conciencia/la Culpa... del ser humano en su tragicómico escenario (siempre variado y siempre el mismo). El Silencio y la Caricatura como respuesta.
No hay que olvidar las otras lecturas, verdaderamente menos universales, de las obras del autor alemán. Su judaísmo, la relación con su padre, su enfermedad, su 'rigorismo y ascetismo estético', las Vanguardias que le educaron, etc.
¿En qué sentido puede el arte ser respuesta a la conciencia de estar en un mundo tal como el mundo es?, ¿de qué valen los otros mundos que el arte abre?.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Cine y literatura Americana

Norteamericana, quise decir. Fácil -o no tanto- ágil, al modo de las escenas de cine. Esto no significa que resulte siempre superficial. El tema, el contenido, es válido y necesario; las peripecias del Sujeto (sic) en un escenario muy particular, el nuestro. Este asunto es universal. La conciencia que es consciente, de algún modo, de sí; la conciencia que es consciente, sentimentalmente consciente, del naufragio. Carver, Bukoswki, Fante, valen la pena.

Insustancial

Lo insustancial lo es todo. Todo es decible, todo es importante, cualquier acontecimiento da forma al individuo. La Forma es insustancial; no es expresasble more geométrico (ni more ético...), ni permite proyectar de modo seguro su azarosa trayectoria. El Ahora es pleno en sí mismo. Un sólo reto; existir y ser conscientes de ello. Aprender a vivir en estas condiciones, precarias e inmutables, y plasmarlas en un lenguaje.
El lenguaje es reflejo fiel de esa vacuidad del ser y del pensamiento. De él no se puede escapar. El esteticismo y la exigencia metafísica intercambian de continuo los papeles en el alma del Sujeto.
El Sujeto existe, innegablemente; es el forzado experimentador de lo absurdo. Es notario de sí mismo (cabe el Universo).

domingo, 2 de septiembre de 2007

2 de septiembre del 2007. ¿Vale la pena obligarme a escribir casi a diario aunque sean unas pocas líneas tontas? Cioran, Borges, Azúa, Pombo, Fante y Carver serán mis siguientes lecturas... quién sabe, igual de ahí salga algo.