miércoles, 29 de abril de 2009

Rafael Calero (2)

HIJOS DE PUTA
El mundo está lleno de hijos de puta
Fito Páez


El mundo es un lugar lleno de hijos de puta.
Sin miedo, salen de sus madrigueras,
tomando el control, poco a poco, de todo:
supermercados, galerías de arte, pastelerías,
tiendas de pianos, empresas de pompas fúnebres.
Los puedes encontrar en cualquier sitio,
por muy extraño que parezca.
Trabajan en los bancos, en los hospitales,
en las peluquerías o en los bares de moda.
A veces llenan el depósito de tu coche
de gasolina o enseñan a leer a tu hijo pequeño;
otras veces te venden una pizza recién hecha,
una película porno o el último premio planeta.
Conducen camiones, autobuses urbanos, taxis.
Algunos son famosos: los puedes ver en televisión,
en los periódicos, en las revistas.
Los hay millonarios y están aquellos otros, que,
literalmente, no tienen donde caerse muertos.
Hombres y mujeres.
Jóvenes lozanos y ancianos decrépitos.
Pueden ser hermosos, atractivos, elegantes.
Pueden ser feos, deformes, malolientes.
Morenos y rubios.
De largas melenas o alopécicos.
Solteros, casados, divorciados.
Algunos votan en todas las consultas electorales:
elecciones municipales, autonómicas, generales,
referendos o plebiscitos sobre cualquier asunto:
otros no lo han hecho nunca (ni piensan hacerlo).
Algunos son donantes de sangre, de semen,
de riñones, de penas. Otros, sin embargo,
no dan ni la hora a la madre que los parió.
¿Qué le vamos a hacer? Así es el mundo,
un maravilloso lugar lleno de hijos de puta.


NADA DE MÍ
¿qué es la muerte?
Alfonso Costafreda


Yo moriré un día otoñal
de finales de noviembre.
Será un día desapacible y gris,
un día de lluvia fina,
frío y melancólico,
y el viento traerá,
al amanecer,
un ligero aroma
a día de fiesta
y a estrella fugaz.
Ese día
las calles de las ciudades
se llenarán de bufandas y abrigos,
de prisas cotidianas,
de ruidos desnudos,
de coches veloces
y los diarios hablarán,
como de costumbre,
de la guerra y el paro.
Ese día,
una mujer de ojos negros y manos delgadas
tocará en un viejo piano
música de Mozart
y alguien,
sentado ante un café humeante,
leerá en voz alta
un poema triste
de Ángel González.

Después,
nada.
No quedará nada de mí.
No seré yo alguien a quien recordar.

Miércoles 29

Es extraño cómo transcurre el tiempo y se suceden los acontecimientos. El tiempo, en ocasiones bastan unos pocos días, lima y orada las más firmes posiciones. Me pasa a mí, que soy poco de fiar, y les pasa a otros, que parecían tan convencidos de sus propias convicciones. Es de agradecer el proceso erosionador. Deja la vida en sus raspas. En lo que auténticamente es, al margen de nuestros sueños y sentimientos; que sí, que son necesarios, pero posiblemente más inutiles que la pura verdad al desnudo. Y la tristeza, me digo, es otro sentimiento, como el de sentirse traicionado sin otro motivo que ser tú tal cual eres. O la ilusión por un nuevo libro, o por un viaje a una ciudad mítica. El tiempo también los disolverá y los posará inactivos en tu alma, petrificada de humanidad y de años.

martes, 28 de abril de 2009

Poemas de Rafael Calero

Algunos poemas de Rafael Calero, de su libro 'Versos de alambre de espino'. Como todos los poemarios, de contenido dispar, pero como sólo algunos, con bastantes buenos versos, de los que transmiten la sencillez y alegría del acto creador. Poemas que se confunden con la propia respiración del poeta en ese momento a solas en el Universo con su alma y una hoja en blanco. El lector, ciertos lectores al menos, agradecemos esa pulsión que en nosotros renace cuando se leen los versos realmente poéticos. Adjetivos, para los poemas y para Calero: febril, sencillo, directo, amante de las palabras (en su jugo se escurre el alma y la vislumbras unos instantes) y descriptivo en el más noble sentido -porque no hay aullido sin boca ni mundo sobre el que reír y llorar-.

He seleccionado 11 poemas. Hoy les muestro 5.


AUTORRETRATO (O ALGO POR EL ESTILO) EN DIEZ VERSOS

Me llamo Rafael.
Nací en el mes de febrero.
No soy muy alto.
No soy muy bajo.
Mis ojos son grandes y miopes.
Casi nunca recuerdo mis sueños.
Me gustan las canciones tristes de Tom Waits
y los días de lluvia.
Prefiero una palabra a mil imágenes.
Aún no he aprendido a volar.



GINEBRA Y LÁGRIMAS
¿Qué le dices a un hombre que reconoce no tener alma?
Cormac McCarthy


Al final de la calle,
un tipo con pinta
de John Wayne,
bebe,
sentado en la acera,
ginebra barata
directamente
de la botella
mientas fuma un cigarrillo.
Viste vaqueros desteñidos
y una camiseta blanca,
llena de manchas,
con la frase
“Jesús te ama”
escrita en letras negras.
Un viejo pastor alemán
merodea, despistado,
a su alrededor.
Un coche rojo pasa
a toda velocidad
escupiendo los acordes
de Heartbreak Hotel.
Los ojos del hombre tienen
un brillo extraño,
como si hubiesen vuelto
de un viaje sin retorno,
como si hubiesen visto
ante ellos un ejército
destruido y olvidado,
como si hubiese perdido el alma
jugando a los dados,
como si ya nada importase.





SUCIOS POEMAS DE AMOR

La vida es en blanco y negro
Antonio Orihuela
Las tantas de la madrugada
de otra noche que navega
sin rumbo,
que ha perdido el norte,
y ahí sigues,
prendiendo fuego a tu soledad,
adentrándote en el corazón
de tus tinieblas,
disparando balas de plata
contra tus pesadillas,
escribiendo sucios
poemas de amor,
como un vulgar poeta americano

en una pensión de mala muerte.





MATA A LA TELEVISIÓN

Sal a la calle y busca el sol.
Escribe en las paredes con pintura roja.
Tatúate en el hombro derecho un verso de Lou Reed.

Compra flores y plántalas en el asfalto.
No dosifiques tus besos, ni tus caricias, ni tus abrazos.
No digas nada en presencia de tu abogado.

No des codazos para llegar más lejos.
Aprende a diferenciar a los buenos de los malos.
Lanza los dados cuando estés preparado.

Coge tus alas y vuela, vuela alto.
Invierte todo tu esfuerzo en ser feliz.
Date una vuelta por tus sueños.

Canta canciones de cuna cuando estés borracho.
Lee libros que aún no se hayan escrito.
Sé siempre tú, no te defraudes.

Ámate por encima de todo.
Y si las cosas se ponen muy feas, no lo dudes:
Mata a la televisión.





LA DE TIEMPO QUE HACE QUE NADIE ME BESA ASÍ

Ella es muy hermosa.
El pelo negro, no muy largo,
le cae descuidado sobre los hombros.
Los ojos profundos, oscuros, invernales.
Ojos de mujer.
Viste tan sólo una camiseta de tirantes
y unas braguitas.
Todo blanco.
Está echada sobre la cama y sonríe.
Él no es guapo
pero, por alguna extraña razón
que se te escapa,
vuelve locas a las chicas.
Hablan de amor
con palabras que no son reales.
De repente, ella se levanta.
Se acerca hasta él.
Le acaricia el rostro y se besan.
Un beso poema épico.
Un beso distorsión.
Un beso gusano del mezcal.
Un beso cuchillo frío.
Un beso resurrección de la carne.
Un beso madrugada de insomnio.
Un beso diluvio universal.
Un beso collage técnica mixta.
Un beso arenas movedizas.
Un beso copa rota.
Un beso tatuaje.
Un beso coche-bomba
que dinamita los cimientos de la ciudad.
Un beso antorcha que provoca mil incendios pequeños
en el alma.

Y tú, sentado ante la pantalla del televisor, piensas:

La de tiempo que hace que nadie me besa así.

Martes 28

Las palabras, como las sirenas de Ulises, las carga el vacío y sobre él estallan. Que su eco no nos confunda.

Sólo la propia deshonestidad, quizá la envidia y la rabia, nos hacen sufrir. Ni la ignorancia propia ni las pasiones, ni la (in)existencia de Dios o la certeza de la muerte y sus anticipos, hacen tambalear a un alma lúcida y consciente de sus límites.

La única forma de no rfendirse es no luchar. No es impasibilidad ni indolencia, sino un activo no luchar: no recordar, no soñar, no ser plenamente, hasta el final, hasta la última gota del cáliz de la vida y los libros (que no han de confundirse).

Nuevos libros al coleto (feria del libro en Gr.): Eça de Queiros, L.A. de Cuenca, Bretones. Empezado 'En el corazón de las tinieblas' de Conrad.

No ha sido trigo limpio pero nos deja un puñado de buenos poemas. Bécquer, Darío y Neruda se nos antojaron demasiado empalagosos. Mezquinas circunstancias políticas, hipócritamente mixtificadas por los medios occidentales, le otorgaron los laurales como a otros el olvido y el estigma. Sobre don Mario Benedetti, aclaro. Borges es mejor poeta.

sábado, 25 de abril de 2009

Sábado 25

En los bajos de la intrahistoria. Perdido entre la burocracia del cuerpo y el entorno, sin un libro o un poema como escudo. Papini, a buen ritmo (pero superficial, y sé que la culpa no es de Papini); Ortega, la más estúpida y pesada losa (irremediable, sin embargo, pues lo demandan mis congéneres); un tal E.E. Schmitt, 'La secta de los egoístas': un título magnífico y tierno pero una novelilla insuficiente. La idea no está mal, remontarse de libro en libro inencontrable hasta el año 1700 para descubrir una extraña personalidad, evidentemente borrada de la historia oficial. Más parece un borrador de la novela que ésta propiamente.

A otros asuntos (pero que son el mismo). Desánimo, vergüenza (de avergonzado) por mi debilidad y falta de empeño. Abajo de la vergüenza, sin embargo, dormita la culpa eterna. Necesito dormir una semana seguida; hace mucho tiempo que el insomnio (leve o moderado) no me resulta productivo.

Exiliado de mi exilio. En sentido geográfico -he tenido que actualizar mi pasapiorte para poder volver a M.- y en sentido anímico; ¿dónde, en qué sofisticada imaginería puedo estos días ocultar mi alma tonta, de viejo decrépito, oportunista y engreído?

España, tan cercana al África y a la prehistoria, debería permitir, incluso obligar, la poligamia. Que fuese posible leer dos o tres o cuatro libros a la vez. Quizá así, don Juan de los laberintos de la inteligencia, sacáramos tiempo (dejándolo de perder) para eso tan difícil de la vida y el mundo de las Ideas.

El análisis es la perdición de la inteligencia, y a la postre el más oscuro y esclavizador irracionalismo (el que no se autoexperimenta conscientemente): ¿qué se encuentra siempre al final de la reducción inteligente de cualquier idea o situación? Nada. La verdad indiscutible e incomprensible de la vida. Qué hace la mente analítica en este momento: presa del pánico cae indefensa en las leyes de los correcto, sea el sentido común o la tradición moral o religiosa. No entiende y sufre el analítico que a su honestidad intelectual, que a su frío e inteligente proceder, no le corresponda al final como premio la 'cuadratura del círculo' y un alma beatificada.

En el cultural de ABC. La correspondencia entre Zweig y Hesse. Tan apeteciblecomo las cartas de Nietzsche de 1888; ¿colapso, locura, vaciamiento, lógica infernal del cristiano y platónico infierno occidental? Ermitaño de su tiempo, víctima de su tiempo.
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Feria del libro. Casi sólo feria. En M. 10 euros. 2 libros, los dos sobre José Ortega, sobre su vuelta agradecida (el gusto fue mútuo) al redil franquista. 'Ortega y Gasset y los orígenes de la transición española' (sic) de Abellán. 'Ortega, padre de la República, vualve a la España franquista', de Justino Sinova en un volumen colectivo sobre el franquismo (con DVD del NoDo del 45 incluido; que indudablemente es preferible a la oferta presente). La culpa no es suya, lo reconozco, sino de estos faranduleros sin escrúpulos, pero José Ortega, filósofo universal, es una tomadura de pelo.
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De José Ortega, del discurso del 4 de mayo en El Ateneo, a su regreso voluntario a España tras su periplo luso americano:
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"... De lo que es la política -no de cuál es la buena o la mala, cosa que está todavía por discriminar- tenemos mucho que hablar, ustedes, jóvenes, y yo, viejo. ¿Cuándo? No sé; un día entre los días. Porque, sabedlo: tenemos que vernos las caras (...) Después de una etapa de angustias, España tiene buena suerte. A pesar de ligeros nubarrones, España tiene ante sí despejado el horizonte, el horizonte histórico, que hoy es universal y superlativamente problemático. Hay en el mundo que hacer y que saber hacerlo. Pero mientras los otros pueblos están enfermos, el puebloo español, lleno de defectos y malos hábitos, ha salido de esta etapa con sorprendente salud." ¡Qué bella prosa!

miércoles, 22 de abril de 2009

Libro

Acabado el libro de Zavala '1939...': el personaje peor parado, peor incluso que los estalinistas y saquedores Negrín y Méndez Aspe, o que el bobalicón Azaña, es Carrillo, por lo de Paracuellos y por su cobardía personal en muchos sentidos. Como jefe de seguridad de Madrid fue uno de los responsables directos de la matanza de Paracuellos. Zavala recurre sólo a testimonios de republicanos de izquierdas y agentes soviéticos para afirmarlo. Huyó, presa del miedo y a pesar de lo que a las milicias pedía, antes de tiempo a París dejando a su mujer, hija y madre enferma en Madrid (a donde podía haber vuelto en más de una documentada ocasión y se negaba a hacerlo).

La tesis del libro es que la República fue víctima de los dirigentes republicanos, especialmente de los purguistas comunistas.

martes, 21 de abril de 2009

Ortega

Bloqueado, por impotencia, ante la filosofía de José Ortega. Su falaz crítica al idealismo -sobre todo al más sutil, el kantiano-, su olvido consciente de Nietzsche y su verborrea efectista. ¿Para qué leer una obra, 'El problema de nuestro tiempo', si no se la puede desmenuzar y criticar? Más todavía: ha de mostrársela al indolente y monolítico auditorio como la perfecta síntesis de toda la filosofía anterior. Sí, huele a hegelianismo, a lo política y socialmente correcto. La coartada intelectual del pensamiento único, del progresismo paniaguado y facilón de señoritos elegidos y pueblo agradecido. Frente a José Ortega, simplemente, el 'Qué es Ilustración' de Kant. Qué bondadoso tutor es don José para aquello de la pacífica ciudadanía, engreída y domesticada.

Poema de aniversario

Con la intención y el sentimiento es suficiente.
El pecado se ha cometido.
Raudos el amor y la culpa burladores
de las inmutables leyes del Universo,
monótono,
la cara y el cuerpo del homogéneo Dios.
Exquisita maquinaria, exacta de eternidad
y de obligado cumplimiento en el tiempo.
El deseo y la imaginación,
como tus pequeños pechos y un beso de almíbar,
son la falta que justifican, como ante santo notario,
el azar previsible y sabio que la ciega eternidad impuso.
Es suficiente la voluntad.
Ya pequé. Cometí la falta que condena a la especie.
Me confieso ante Dios y los hombres,
grandísima culpa la de ser hombre,
con golpes de pecho y saliva.
Perdona tus caderas en mis manos,
tu boca en la mía,
y tus ojos castaños dormidos sobre mí.

lunes, 20 de abril de 2009

Lunes (resaca)

De librería subvencionada (el 35%); escasa calidad y variedad. Por vicio: 'París después de la Liberación' de A. Beevor, 'Cristóbal Colón' de Fernández Álvarez, y 'La tierra herida' de los Delibes.

Ya empecé y marcha a muy buen ritmo '1939, la cara oculta de la Guerra Cívil' de Zavala. De este autor ya leí sobre las represalias en los dos bandos, y me pareció honesto; leyendo aquel libro no podía uno averiguar la tendencia política del escritor. Este ha sido el aval para comprarle '1939...'. El prólogo es de Payne. En las primeras 50 páginas -es lo que llevo- ha puesto de chupa de dómine a Juan Negrín, basándose en testimonios de republicanos que lo trataron. Ya hablaré de Negrín cuando Zavala deje de hacerlo y pase a otro tema o personaje.

También avanza deprisa y placentera la autobiografía de Papini. Ahora me interesan menos los contenidos que la bella forma -aunque algunas veces recargada- de su escritura. Ya me pasó con 'El crepúsculo de los filósofos' que recientemente me ha parecido de menor calado de como lo recordaba. En fin, son los años, los del lector, que no pasan sin dejar secuelas.

Pendiente las últimas entradas de MLL. Buena música, además.

Deberían poner librerías en las autovías. Y salas especiales de descanso y masaje. Debiera, como en las escaleras mecánicas, moverse el alquitrán y tu quitecito leyendo... y al final el masajito... y después... a dormir.

Dos sueños recuerdo de anoche. En el primeró soñé, o soñé que alguien había soñado y me lo reprochaba muy duramente, que hacía unos días, creo que poco antes de la Semana del Vaticano, yo había escrito una entrada culpable de lesa ortografía, tantas faltas gramaticales que no parecía español. Dicha persona -por fortuna sólo un queridísimo personaje de mi sueño- me amenazó con llevarme a los tribunales (¿eclesiásticos?; igual puse Dios sin mayúscula; o sexo con z o amor con h). No sé, pero por aquello de las meigas he estado unas horas repasando las entradas del cuaderno y no he hallada ninguna digna de la hoguera, si acaso, todas, del olvido.

El segundo sueño es más placentero. Fue, lo pueden suponer, un sueño casi erótico, de los que te aceleran el pulso y te hacen temblar... recuerdo detalles, que no contaré. Sólo uno, bueno, dos: la tibiez de unas caderas y la dulzura de un cuello. ¡Me voy a la cama a ver si hay suerte y continuo el sueño por donde lo dejé!

Poema

33 fue la edad del Cristo. Después de esta fecha, los dioses, compasivos e inexistentes, nos permiten elegir nuestro destino. Después de los 33 todo, a la vida fugaz, es posible.

Por ti, sueño de arena, desde esta inmensa
y bella cumbre helada, porque no sé amar.
Otros dioses y otros hombres, sin cruces
ni osarios. Dioses para la vida, dioses que amen,
y hombres vivos, hombres que amen. Desiertos
de hombres, infinitos como sus noches
de estrellas entrelazados a otros hombres.
Piernas, pechos y lunas entrecruzados
en las miradas. Confundidas entre caricias las estrellas
en los dioses y en los hombres, y en sus pechos
y en sus noches inmortales se alzarán versos y cuerpos,
y no cruces ni osarios.
Dioses humanos que sepan ser dioses,
y que no nos maldigan por rezar a la luna desnuda
desnudos sobre lechos de caricias y miradas.
Para ti, amor de arena, para que maldigas
todos los sueños y puedas seguir soñando.

domingo, 19 de abril de 2009

Domingo 19

¿Pues no resulta que ya había leído 'Pasado remoto' y que tengo el libro con algunas anotaciones y todo? (Encontrar algo, en español o italiano de Diego Baroglio). Ya me sonaba lo que estaba leyendo, pero yo supuse que se debía a la influencia de su otra extraña autobiografía 'Un hombre acabado', que leí por primera vez con 15 años y varias veces más desde entonces, o simplemente a mi saber enciclopédico e innato; no obstante José Ortega he estudiado el 'Discurso del Método'. Casi he llegado a la mitad, y la conclusión es que Papini tenía una capacidad infatigable de trabajo, además de una memoria prodigiosa. Vamos, que yo no soy Papini... espero que en ningún sentido, porque el belicoso escritor acabó convertido, desde su materialismo ateo, en un apologeta de lo Vaticano.

LLuvia. Coche. 1000 km. Unas 10 horas. ¿A las 7 y media en A.? Quién sabe; a esas horas un descafeinado en una bella cafetería sienta muy bien. Ya veremos si la última encíclica papal lo permite.

Preparando un poema (¡los poemas no se preparan!) sobre aquello tan horroroso de los sentimientos y los tinglados teológicos...

sábado, 18 de abril de 2009

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Libros

Lo de llevar varios libros a la vez, tantos algunas veces que ya no se sabe si se llevan o si estorban, es habitual, y no es malo... depende con el ánimo que digieras las páginas. Somos unos glotones de las bibliografías y nos resulta imposible acotar un campo de lectura a corto plazo.

He empezado 'Pasado remoto (autobiografía)' de Papini, pero no he acabado 'Tierra...' de Márai, ni otras tres o cuatro cosas que van de la mesita al macuto, y de la casa a la cafetería. Y vuelta. Lo que se necesita es tiempo y tranquilidad, dos cosas realmente difíciles para organismos tan débiles y menguados como el mío.

Otras cosas empezadas/pendientes: 'Relatos' de Bernhard, 'Los últimos días de la Guerra Civil' de Zavala, 'Enciclopedia de los muertos' de D.Kis, 'Crepúsculo...' de Nietzsche, 'Fahrenheit 451' de Bradbury, etcéteras y etcéteras.

¿Paz, tranquilidad, tiempo? Quizá, pero posiblemente en ninguna circunstancia sean posibles. Les cuento la última: un tonto malentendido, un mero problema de lenguaje y sordera, que me lleva todo el día en vilo, con los ánimos y la inteligencia por los suelos. Me dan ganas de ser un cobarde y escribir, firmar y publicar una declaración de rendición incondicional. Sé que no lo haré, y esperaré el degüello que es más literario.

jueves, 16 de abril de 2009

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Cita

De Max Frisch, en 'La cartilla militar', unas memorias de cuando era un joven recluta suizo en la frontera con la Alemania nazi durante la guerra mundial. La perversa e inhumana neutralidad y progreso de Suiza; en general de un tipo humano muy extendido en aquella y todas las épocas, y no sólo en Suiza. Crítica e ironía. Los puntos suspensivos son de Frisch:

"A los oficiales no les gustaba utilizar un lenguaje igualitario, aunque sólo fuera por aproximación, pues eso suponía una amenaza al sistema de castas. En el servicio militar no era posible saber quiénes eran, entre los altos oficiales de aquel tiempo, los que opinaban que mientras Adolfo Hitler no atentase contra nuestra neutralidad, no había nada que reprocharle. Por el contrario, se estaba en contra de los sindicatos rojos y a favor de de una cierta reticencia contra los judíos, aunque se considerasen las injusticias algo lamentable; también se hablaba de un saludable progreso y de una juvenmtud sana y trabajadora...
El soldado es un hombre que da su vida por la patria... sin vacilación. Eso era realmente todo lo que un artillero necesitaba saber. El ejército, que representaba a la patria, no era una manifestación política, sino nacional; su divisa no era luchar contra el fascismo, sino luchar por Suiza.
El que no quería asistir a la homilía de campaña podía, en lugar de ello, quedarse pelando patatas. Yo casi siempre me apuntaba a la homilía. El que no quería ir tenía que dar un paso al frente, y eso no era aconsejable. Era mejor no llamar la atención, parecer lo más posible una persona que puede ser sustituida. Las homilías tenían lugar casi siempre en un sitio ameno, en medio de la naturaleza. El espectáculo se retenía fácilmente en la memoria: un púlpito de madera con una gran cruz suiza; de él sobresalía el busto del oficial capellán; detrás, un bosque. Nunca era un cabo, y mucho menos un simple soldado, la persona que Dios había escogido como testigo. Tampoco era fácil de olvidar el porte de nuestros oficiales, la seriedad de su mirada introvertida, su devoción ante el capellán que tenía la misma graduación que ellos."

Poema 2

En mi caso (y todos los casos
son individuales y toda valoración
de lo propio y lo ajeno es siempre
muy particular y sujetiva)
mi pesimismo es profundamente
triste y las alegrías una necesaria
coraza de mis bajos instintos,
necesarios e inevitables pero no
por ello más dignos de respeto.

Discípulo frustrado de la Biblia
y Platón, y temo no saber
explicarme dada la cortedad
del asunto y mi propia ineptitud,
he llegado al monádico convencimiento
de que tan perjudicial resulta leer
con cierto detenimiento y simpatía
la Biblia, Fedón o el Zaratustra.

Nocivos por igual, evidentemente,
para aquello tan extraño y denso
de tan simple y luminoso de la vida
y la felicidad, el tú y el yo, los sueños
y los espejos, el lenguaje y el silencio.

Poema no parmenídeo

Mi padre y yo siempre nos hemos querido,
no lo dudo, pero la relación nunca ha sido
fluida. Al menos desde mi adolescencia
y ya he llegado al otero de los 45. Mi timidez,
mi cortedad, posiblemente debida a su carácter
y proceder autoritario (de lo que en otros
aspectos no menos importantes me he beneficiado,
a qué negarlo), mi retraimiento, confieso,
ha hecho imposible una verdadera comunicación
entre mi padre y yo. Nuestras charlas más parecen
un educado y ansioso interrogatorio con parcas
preguntas y respuestas monosilábicas que una
verdadera confesión entre un anciano padre cercano
a los 80 con su hijo, ya padre también, de casi 50.

Me parece imposible otra situación y ni reprocho
ni echo en falta otra cosa, por triste que resulte
el reconocimiento, y me muero de vergüenza con sólo
imaginarme una reciprocidad más íntima y cálida, más
franca, entre ese septuagenario progenitor y su vástago.

Muchas cosas nos hemos callado, es cierto,
pero no creo que la verdad de mi padre me sea
tan extraña, y hasta juraría que muchos de mis
defectos y virtudes son los suyos; sé que él sabe esto,
que lo supo antes que yo, y que muchas veces
lo ha pensado; sé que él hubiese escrito el mismo
poema; e intuyo que él tampoco conversó ni se sinceró
realmente con el abuelo Francisco,
del que nadie jamás me habló mal ni tampoco bien
(tan en silencio pasó como silenciosamente
discurrimos mi padre y yo)
y que el olvido ya desterró hace muchos años de todos
los corazones salvo del de mi padre, único superviviente
de aquella familia de la postguerra que es y no es la mía.

miércoles, 15 de abril de 2009

Descartes

No hay que leer a Descartes more cartesiano. La pura y matematizante razón moderna, con lejanas y poéticas raices en lo griego y lo bíblico. No han de buscarse contradicciones sin importancia en la exposición del Discurso sino quedarse con el fondo del mensaje. Lo antiguo que no vale, lo nuevo que está naciendo, y la filosofía como garantía y aval del desarrollo material y espiritual de los pueblos. La moral kantina anticipada en la epistemología cartesiana. Ha de reconocerse que incluso la cuestión del Genio Maligno, tan cara para los poetas postmodernos, no resultaba tan esencial al dogmatismo de Descartes. Qué puede honestamente hacer la filosofía -la reflexión rigurosa y con anhelo de asentimiento general- a partir del embite racionalista. El empirismo queda en cosa de poca monta, incluso la filosofía crítica no es más que la versión más acabada del Discurso. Queda para la posteridad el tema de la voluntad no racional y el de un mundo físico y social totalmente administrado. Nos encontramos en pleno helenismo decadente y honrado... infértil, sí, pero no menos consecuente o romántico que la Ilustración imposible que tantos sueñan.

martes, 14 de abril de 2009

De Kavafis (con cierto cinismo)

MEDIA HORA (1914)

Ni te conseguí, ni te conseguiré
nunca, creo. Algunas palabras, un acercamiento
como en el bar anteayer, y nada más.
Es una pena, no digo. Pero nosotros los del Arte
a veces con intensidad de pensamiento, y ciertamente sólo
por poco tiempo, creamos un placer
que parece casi real.
Así en el bar anteayer -claro que ayudando
mucho el alcohol compasivo
-tuve una media hora en plenitud erótica.
Y tú lo percibiste, me parece,
y te quedaste un poco más de adrede.
Eso era muy necesario. Porque
con toda la imaginación, y con el mágico alcohol,
tenía que mirar también tus labios,
tenía que estar tu cuerpo cerca.

Martes de Pascua

Me fastidia perder la tarde con 'El tema de nuestro tiempo' y contextualizando el pensamiento de José Ortega. Me fastidia de veras. Pero más me afecta pasar por mentiroso; si algo no tengo es doblez (¿acaso es triplez mostrar la inevitable doblez, todo más cuando es contradictoria?) No miento nunca... siempre me muestro, incluso en la mentira, tal cual soy, y doy pistas sobradas para que se me cace y se me comprenda (comprensión que no implica necesariamente aceptación). No oculto ninguna intención que no reconozca y pregone claramente. Esta cínica veracidad y honestidad, es cierto, constituye para mí mismo un laberinto sin fin; pero para los demás debería resultar de lo más diáfana y amistosa.

Comentario

¿Chicago años 70? Perdone que sea tan directo, señor, pero es usted un romántico. Un idealista si me permite la fealdad. ¿En verdad cree usted que aquella juventud desechada no era consciente de su ignorancia y de su lamentable estado de 'ciudadanos de segunda'? Nuestra actual juventud sin embargo, tras su inmersión cultural que empieza con unos padres desorientados y vencidos; después con unos medios de comunicación y (de)formación de tan indiscutible autoridad como nula calidad moral; una leyes penales y sociales que santifican, como si de un buen salvaje se tratara, todas las estúpidas veleidades de la adolescencia y la juventud, etcétera, por no hablar de un sistema educativo imposibilitado para educar y enseñar como a ciertas edades se requiere... nuestra actual juventud, y discúlpeme tan larga perorata, ¿cree usted honradamente, señor, que no se cree el centro indiscutible del placer posible en este Universo? Y piensan, además, que merecidamente; el delito, el único que no se perdona en una sociedad bobalicona y ramplona es ser adultos... .

lunes, 13 de abril de 2009

Kavafis

SÚPLICA

El mar a sus abismos llevose un marinero.
-Su madre, sin saberlo, va y enciende
un alto cirio delante de la Virgen,
para que vuelva pronto y el tiempo le sea benigno-
y de continuo tiende hacia el viento el oído.
Mas mientras ella implora y suplica,
la imagen escucha, grave y acongojada,
pues sabe que no ha de volver ya el hijo que ella espera.

Libros

Pasando las citas de 'El tema de nuestro tiempo', de José Ortega. Algunos párrafos realmente acertados... ¡pero son de Nietzsche, o de Kant, o de Dios sabe quién! Una vez que acepta la distinción kantiana entre fenómeno y noúmeno, claro, ya sí es posible superar a Kant y hablar de las cosas [para nosotros]. Flagrante deshonestidad la de no ser tan claro. El idealismo, dice José Ortega, es falso, al igual que el escepticismo, pero sólo desde la superación idealista del realismo es posible el raciovitalismo... otra forma del idealismo.

Algo más interesante y productivo. Leyendo la novelita del suizo Max Frisch sobre su experiencias como soldado entre los años 1939 y 1943. Agradable de leer.

domingo, 12 de abril de 2009

Domingo de sol

Con las minúsculas y bastante anodinas memorietas de Saramago. Al menos son legibles, gramaticalmente comprensibles, y no como muchas de sus renombradas obras. Acabando el librito de Overbeck sobre su amigo Nietzsche. Flojo, extremadamente flojo y vago, pero con algunos párrafos muy llamativos. En los que basa su opinión en su amistad de decenios, o en los que combate (demasiado a la defensiva) las teorías de Nietzsche como plagiador; sobretodo de Stirner.

Sobre la personalidad de Nietzsche: bondadoso, reservado, con una férrea voluntad de dominio de sí mismo... intelectualmente el mejor desvelador de la psicología del hombre occidental; extravagante e increible en sus teorías positivas, como la del Superhombre o el Eterno Retorno. Interesante la idea de Overbeck de que el Zaratustra hay que leerlo en clave de humor e ironía, y de que Nietzsche intentó superar a su propio personaje (sic).

No se termina de entender la problemática relación de verdadera amistas entre Rohde, Overbeck y Nietzsche, a pesar de ser la parte del ensayito que más ocupa. Para Overbeck, así lo reconoce, la amistad estuvo siempre por encima de las disputas e impaciencias intelectuales. Los párrafos suprimidos y que aparecen al final como anexo son bastante punzantes, evidentemente contra la Kodama de entonces, la señora Foster Nietzsche.

Interesantes las escasas referencias a cómo encontró Overbeck a Nietzsche en Turín en enero del 89, su posterior traslado a Basilea y luego a Alemania. Sus primeros años en el sanatorio mental, hasta 1895 en que la hermana de Nietzsche ha conseguido que los amigos del enfermo desistan de intentar visitarlo.

Se remite al epistolario. Deseos de releer y leer la correspondencia de Nietzsche. También de releer (por enésima vez) el Ivo Frenzel. Retomar el dispar J.P.Janz.

Pd: superar la adición al tabaco. Tabaco igual a placer; soledad, café, servilletas... difícil pero hay que intentarlo. Domingo 12 de abril (el mes más cruel) a las 12 horas; ¿el último cigarrillo?

Poema

Fui viento
en tu sueño
cálido
sin memoria
-o con la feliz memoria
de algunos sueños
de fuego tibio-
dormido el tiempo
levemente
el amanecer
de fría brisa
y luz traidora
estremecidas
desgajando
dos pieles
llamándolas
a la realidad
y el olvido.

sábado, 11 de abril de 2009

Bernhard (2)

Leerlo, pensarlo, leer y pensar hasta el final lo que no tiene ni origen ni meta. Ciertas voces encuentran su eco en la página maldita del austriaco maldito, maldecido por la insana y maldita Austria. Reconocer a Bernhard en sus escritos... eso está bien pero es algo externo, artificioso e insuficiente. Reconocerte tú realmente y a tu modo real y biológico en los escritos de Bernhard, en la torre de negra del deseo y la inteligencia de Amras... eso es más valioso, y más peligroso. No quedan fuerzas para nada más, acaso para el paso definitivo. La literatura, la indiscreta literatura (de la que la realidad, tu realidad, tu ser biológico y enfermo, copia los pasos a ciegas) la malsonante literatura altamente difícil de leer porque el mensaje lo pones enteramente tú, aturdido y dolorido (no es lo mismo leer feliz 'Sí' con 20 años que 'Amras' vencido con 45), partido, ciego de ti mismo y de los demás y de todos los libros y todos los rostros y todos los amaneceres, clásico ya de tu misma muerte.

El peligro mortal es no ser capaz de distinguir a Bernhard de tus propias ideas, o Amras de tu infecto nicho biológico, ni éste de tu alma. Ni la salud de la enfermedad. El frío segador de haber dejado a años luz de distancia los sueños de justicia, de felicidad, de libertad, de 'tú mismo'. El peligro mortal es escuchar la sentencia de muerte de tus propios labios y saber que es merecida y que no es justa y que no hay apelación, un aplazamiento en todo caso y a costa de escuchar infinitas veces en infinitas voces las misma palabras condenatorias.

Poema

Hay sitios en el espacio y el tiempo
que es mejor no visitar. Así, la España
de los últimos 30 siglos o tu dormitorio
pasadas las 10 de la noche. Será de este
modo y será por eso que no puedo evitarlos.

Es un vicio malsano, a qué negarlo,
pero que aporta su dosis de encanto y magia,
como lo heróico y absurdo que falta a cualquier
existencia y que ciegos nos afanamos por alcanzar,
aunque sea de tan ortodoxa y escasa manera.

Tan pecaminosas son la Historia de esta balsa
de piedra y presapiens malhablados e indolentes
como tus sábanas revueltas o tu cuerpo
revuelto sobre el mío a dentelladas.

La Historia de la Nada y la Geografía
del deseo sí que son un enigma sin solución.
Todos mis esfuerzos, lo entenderás,
se encaminan a complicar tan dispar acertijo.
Como ganar tiempo cuando el tiempo ya
se perdió; o como mirarte cuando ya tus ojos
hacen fiesta en otra piel; o como presentarme
a las 10, interrumpirte de una romántica cena
y escuchar estólido de tu amable voz
que ya echaste las sábanas a lavar.

Bernhard

More Bernhard: el cerebro del cerebro esta vacío, y lo demás es ahora ruido malsano. Miles de años de palabras insanas. Todo gesto es falso, salvo el del cadáver, el más inhumano. La salud es imposible; la cultura te ha carcomido, y hasta la pura naturaleza y soledad te resultan ya dañinas. Portas la enfermedad y ningún lugar es preferible. Miedo al propio miedo, a la verdad mortal que se esconde tras cualquier puerta, tras cada página. La razón es una sierra asesina y mutiladora; el sentimiento es todo el aplastante universo sobre tu cuerpo hasta que revientas. No pensar... tampoco es posible. El sordo rumor de la muerte, que se manifiesta como dolor y dolorosa impotencia, te espera en el no pensamiento, en la soledad. Escuchas el silencio dentro de ti como la carcoma en la noche.

Sábado 11

Qué le vamos a hacer. El día no se presenta mejor ni peor. Aquí con el viento fuera buscando una esquinilla para terminar 'Amras'. Bernhard en estado puro, aunque en ocasiones más farragoso, o quizás sólo que supone unas claves autobiográficas (las del lector) en estos momentos inasumibles. No por falsas sino por absolutamente verdaderas. Dolor físico, libros leídos, cierta honestidad intelectual paralizante... y a la base de todo ello el organismo malogrado. Tal vez, pero carece de importancia, por el ambiente y la historia de su familia, cultura, nación, civilización, y demás etcéteras ficticios. El suicidio como posibilidad e imposibilidad, al margen y antes de la libertad, la felicidad, y otras baratijas adormecedoras. El ser biológico desnudo ante el hecho de la propia existencia totalmente y definitivamente paralizada. Adentro del ser resuenan asesinos los ecos del afuera demoledor. Un gran circo, una gran fábrica de productos inservibles, un gran cementerio, más repulsivo cuanto más solemne, o una inmensa biblioteca de páginas en blanco.

viernes, 10 de abril de 2009

Viernes 10

He estado cinco días un poco más a la intemperie que de costumbre. En tierra extraña y con gentes extrañas... sin mis madrugadoras cafeterías y con un exacto e impredicible dolor físico... ibuprofeno, tristeza y cinismo. Lecturas varias: Bernhard ('Amras'), Monterroso ('El resto es silencio', 'La palabra mágica'), Ortega y Gasset (pido perdón por lo imperdonable, pero por motivos inmorales, profesionales quise decir, 'El tema de nuestro tiempo'), Márai ('Tierra...' que avanza lentamente), Saramago (más perdones si caben, 'Las pequeñas memorias', realmente minúsculas), y algunas otras cosillas que no recuerdo. Quizás, contar algo de 'Amras', pero no ahora.

De compras: ocho o nueve libritos, que vaya precios. ¿Deflacción a 1.20 el café y los libros por las nubes?

Procesiones; ni una, por supuesto. Intento no ver siquiera las que van por dentro.

Un buen día, y entiéndanme, el más extraño, el jueves, que fui de entierro a 150 km. Un pequeño pueblito de 400 habitantes. No conocía al difunto ni a nadie... me escondí durante las ceremonias en una tabernucha y pude mágicamente reencontrame un poquito.

El miércoles por la tarde con M. en Gr. Lo mejorcito de la semana. El muchacho lo vale. De algún modo bajo las defensas y recargo algo de optimismo. Ya les digo, que me arrimo a los mejores.

Pd: otros asuntos: los beatos son gente fuerte... sólo pido que entiendan por qué se hacen ciertas cosas.

Pd (2): Angustia: vacío, dolor (físico) y una indefinible culpabilidad. Estado habitual del mono que llora. En plural, es nombre de mujer, y algunas, la verdad... ya saben.

domingo, 5 de abril de 2009

Tarde de rituales

El mundo, la literatura, mi reducido hbitáculo, vosotros, hasta mi misma nimiedad, me quedan grandes, inmensa y cómicamente desproporcionadas e inasumibles. Por dónde empiezo el inventario de las cosas incomprensibles, que el de las otras ya está hecho. Fruto o causa de la inseguridad, como un miedo escénico, que me acompaña martilleante y destructora. Un espíritu insano en cualquier caso. La ironía, el escepticismo, y los demás placeres prohibidos que me permito, acaso sólo son un modo de engañarme y ocultar mi escaso tamaño. En relación a qué, me pregunto ilusionado. ¿En relación a tu propia autoestima y honestidad? Me temo que no van por ahí los tiros, y que éstos son también modos de la farándula para consumo propio que me gasto.

La vida... pero seamos honestos; yo, yo existo, pero saberlo no es necesario.

¡Vaya perla!

Monterroso, páginas 174-175 de 'La letra E' (Alfaguara 2000):

"Leo las conferencias sobre Don Quijote que Vladimir Nabokov impartió durante un tiempo en la Universidad de Harvad, ahora publicadas en libro por sus herederos: 'Lectures on Don Quixote' (Harcourt Brace Jovanovich, 1983) y me sorprende la cantidad de tonterías que dice y repite satisfecho, lo que hace sin duda confiado en su bien establecida inteligencia.
Durante la lectura, que por momentos se4 me va volviendo repugnante, me propongo rebatirlo, demolerlo, hacerlo confesar su ignorancia y dejarlo vencido para siempre e incapacitado para cometer nuevos entuertos; pero pronto me doy cuenta también de que, precisamente, esa empresa sería una tontería, por una serie de razones entre las cuales puedo contar tres, o más bien cuatro; bueno, cinco: 1) pocas personas leerán ese libro; 2) menos leen 'El Quijote' y 3) muchas menos a mí; la cuarta es que finalmente el libro de Cervantes permanecerá igualñ con su desdén o mi simpatía; y la quinta, que Nabokov ya no puede defenderse (como si fuera a intentarlo). La inteligencia se casó una vez más con la tontería; y está bien, no le hace daño a nadie. Pero pienso en los alumnos de Harvad -que suelen no ser tontos- escuchando embobados al autor de 'Lolita', y en las autoridades de Harvad sonriendo complacidas."

Sin desperdicio. Vaya, vaya con el mesurado Monterroso: hasta los herederos y las complacientes autoridades con la cultura oficial (que por eso son herederos felices y autoridades) reciben y comparten de algún modo los calificativos descalificatorios que Monterroso (¡ad hominen!) lanza. Ignorante, presuntuoso, repugnante, acomodaticio, deshonesto (sabedor de su mentira, que no es un simple error), etc. Cobarde, ya muerto, que de seguro no se atrevería a responder al hidalgo guatemalteco.

En cuanto confirme en la güiquipedia quién es el tal Cervantes, me lanzo a buscar y leer tan prometedoras lecturas.

Poema

Hay sitios en el espacio
y el tiempo especialmente
sucios. Cenagales de la historia,
y de la historia de cada uno,
donde, lo dice Monterroso,
es posible la mejor poesía,
la que se alza contra la tristeza
llevándola siempre consigo.

Tristeza, cansancio, abandono,
derrota en cualquier caso y a pesar
de los bellos poemas y el ruido la risa.

Si esto es cierto, y por qué no habría
de serlo, la poesía es tan eterna
como el hombre y sus artificios,
tan primaria, ineficaz y dolorosa
como el hombre y la mujer
y todos sus instintos compartidos.

Domingo 5

Las esquelas, los deportes (el Athletic ganó), los titulares (ilegibles) y el Monterroso. Sí, muy mal material para empezar, muy escasa materia prima para alcanzar forma decente alguna. Así sí que no, que no me formo ni me informo. Por otro lado, tan suculentas y enjundiosas lecturas me han descubierto que la meta de la deconstrucción personal no es una tarea tan difícil como pareciera.

Monterroso, casi siempre muy bien, en su tono de buena y placentera lectura con algún parrafito, sólo esporádico, de profundidad. Defraudan sus inevitables escarceos castro-sandinistas... por fortuna son muy poquitos.

Monterroso cita a Eliot:


Time for you and time for me
and time yet for a hundred indecisions
and for a hundred visions and revisions.
.
¿Un escepticismo inteligente y tranquilo? ¿Cómo, para qué, para quién? Quiero creerme, como buen decandente, más afín a los helenos de antes de Grecia y Dionisos. O dogmatismo y vitalidad, o bien escepticismo confuso, polémico, contradictorio e impaciente. La impaciencia es el signo del verdadero escéptico.
.
No sé por qué, pero me he acordado de Panero, Leopoldo María: y el semen es la saliva y es la tinta, y el folio, el viento y la página, y el hombre, el poeta, es tan víctima como verdugo... y querer trascender el diabólico enredo de las palabras y los sentimientos es imposible, y en eso consiste el poema.
.
El terror a la página en blanco, o quizá el pudor -ya no se debe hablar de miedo- ante la fácil mediocridad. La propia e insalvable -y más que justificada- mediocridad. Un sólo poema, uno sólo valdría lo que cien vidas de apresurada y superficial literatura.

sábado, 4 de abril de 2009

¡Qué cosas se escuchan!

Dice Augusto Monterroso que le dijo -en voz baja, evidentemente- Günter Grass: "No estoy dispuesto a dar un peso trágico a mis humores, a mis melancolías, a mis necesidades de fuga; me opongo a ello con toda mi capacidad para observarme a mí mismo, con todo mi poder de reflexión y mis talentos vitales." ¡Qué cosas! Seguro que don Günter me recuerda a alguien... Estos Ilustrados te asaltan en el lugar más inesperado...

Monterroso

Las obras literarias excesivamente largos (con más de 20 ó 25 páginas, pongamos) son una falta de educación hacia el lector que pacientemente deberá aguantar tan descomunal perorata. También es cierto que en ocasiones tal descotesía se agradece sobrehumanamente. Jocosamente, dice Monterroso, esto demuestra la distancia entre la ética y la estética.

El miedo al vacío, el miedo a la diversidad, manifestaciones de la misma inseguridad o de la innata necesidad de no pensar en absoluto...

Leer a Kafka bajo estas dos premisas, exclusivamente: siempre en primera persona, y siempre en clave cómica. Sí, pero la comicidad, la ironía, es signo de una profundidad indecible.

El artista moderno es la versión moderna, la tautología es necesaria, del santo. Es el sufridor por antonomasia y quien más cerca de lo indescifrable se halla. Verdad evidente, pero que si la llevamos hasta el extremo nos muestra la triste indigencia -infantilismo y terquedad- de lo humano en cualquiera de sus posibilidades...

"La palabra 'diario' suscita en muchos la misma reacción que la palabra 'autobiografía' o la palabra 'memorias'. Entre nosotros todas tienen lago de descaro, cuando no de impudicia y tabú, y los colegas (quienes nos deberían importar menos, pues como tales son compresivos y generosos, siempre, claro, que uno no se muestre demasiado) reaccionan ante ellas con hostilidad, y cuando te sonríen en realidad lo que están haciendo es mostrarte los dientes." (Monterroso, 'La letra E' p.71)

Sábado 4

¿Tan difícil es de decir?:
Estoy bastante vacío -más de lo que las palabras sugieren- y más real que yo es mi sombra cambiante y menguada; todos mis esfuerzos -me refiero al lenguaje y al sexo- sólo dicen una parte inexacta de mi ser. No sé si la más importante (sic) o la más necesaria o la más simple y fácil a la que por comodidad y miedo me he acostumbrado. Desconozco el valor y la autenticidad de esta confesión. Descreo firmemente de la Literatura, y en especial de sus sofisticadas especialidades de la filosofía y la autobiografía.

Sombra, dícese: la mendaz memoria y la ciega esperanza; también las reacciones que en tu interacción con los demás aprecias (siempre a posteriori) y escasamente en tus lecturas y poemas. Dícese de la intimidad más extraña y fría. Tu otro yo, el decible y cuantificable, es un pálido reflejo de la sombra; un artificio consolador que escasamente da consistencia a lo que no puede tenerla.

Tan simplificador y erróneo es dar a la sombra valor universal como suponerla rabiosamente particular; el mismo sentido tiene decir que es el Ser que la Nada. Más bien se trata de encontar la pregunta adecuada a la evidente respuesta de, al menos, mi existencia.

viernes, 3 de abril de 2009

Libros

Días demasiado ajeteadros. La asenta será buena para aparecer en los libros, pero nada más que para eso. A punto de empezar 'Fiasco' de Kertesz, el segundo volumen de la autobiografía antitotalitaria.

Extraño y duro personaje el muchacho de 16 a ños que al final de 'Sin destino' odia a todos y sabe incomunicable su experiencia en los Lager, y que sabe con certeza y temor a tan temprana edad que su destino (el lugar de donde no se puede escapar) es la vida en Austwitz y la culpabilidad (aunque inocente) del superviviente... ¿La maldad y mediocridad del ser humano tanto como víctima como verdugo? No, no se pueden equiparar, pero algo de esto ha descubierto el joven Imre Kertesz.

Todavía con 'Tierra, tierra' de Marai... y ya empezado 'La letra E' (apuntes autobiográficos) de Monterroso. Más ligero y agradable que el Marai y el Kertesz.

Los laberintos de la conciencia (¿moral?): ¿los laberintos o las trampas de la cobardía; acaso el miedo a la animalidad saciada? En cualquier caso; no hacer sufrir a nadie; ¿qué gano yo con ello, qué ganaría nadie?

La Semana de la Magia en Gr. (barrio pobre e ignorante de M., que al menos no tiene Universidad): de librerías un día (puede que 2 si M. viene a verme y nos escapamos un rato); lo demás, mucho capirote y familia... ¡que no falte! Como se ve, todo muy prometedor.

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La angustia es el mayor tesoro porque cotiza en el único banco solvente; el de la muerte en vida, el de la vida lúcida. Los anexos, que son los adentros, escuecen y te enriquecen en tan particular e invertida economía... Me lo van a permitir: El Infierno con olor a Paraíso sobre tus piernas y mirada de amor y necesidad.