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A propósito del 'Génesis'. Los mitos del origen son también los de la instauración, tras la mancha o pecado, de la cultura. Son el reconocimiento de nuestra paradójica y lastimera condición. No son un canto a Dios (o el Azar) sino una plañidera justificación del hombre. Al menos dejan claramente expuestos los límites infranqueables de nuestra alma. Es triste contemplar al hombre argumentando monótonamente sobre su mísera naturaleza. Quizá el valor de asumirla y el calor de sabernos 'lucecitas' conscientes y soberbias. Mohines que duran un segundo y sucumben a su propio fuego. Más triste, que esto me llame la atención.
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Ningunas ganas ni fuerzas ni alegría para hablar del día celebrado. Los corazones, bravíos, vuelven a su natural cauce, llevándose por delante todo el oropel y la tramoya.
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domingo, 6 de diciembre de 2009
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