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Ante las preguntas esenciales de la existencia: la crítica de Nietzsche a Epicuro; la de Aristóteles a Platón; la de Hume a Descartes... un sin fin de pasos gnósticos que nos alejan, sonrientes, de la Esfinge. Comentador de comentarios, en lenguas diversas al español (mi acercamiento al sumerio me ha sido de inestimable ayuda), y con la más santa de las (im)paciencias.
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¡Socorro! [retórico] Nadie afuera ni adentro de mí. Bendita y lastrosa soledad. Sólo el ruido nos salva de la navaja. El ruido, el multicolor escenario, y esas mamíferas necesidades que nos atan. Lo sé, lo sé; lo mamífero del carácter -lo cristiano platónico- no es efecto sino causa de mi anodino permanecer.
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martes, 16 de marzo de 2010
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