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Sobre las trampas del lenguaje. De la metafísica y psicología del Ser Omniexplicativo. Los conceptos, los nombres comunes y generales, son inevitables y útiles para la comunicación posible; del injustificable salto (epistemológico y existencial) a la hipostatización (quizá sólo postulada) de un otro mundo explicativo de éste. En el fondo todo argumento filosófico es ontológico y circular; sólo afirmando la existencia de un mundo absolutamente inteligible encuentra la razón justificación a su 'triste' afán inteligente. Sólo justifica la paloma platónico-kantiana sus vuelos alcanzando un Cielo real, que de real sólo tienen la rabia y necesidad con las que se le desea.
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De cómo el descubrimiento de ese tal Paraíso ontológico significa la evaporación (metafñisica y moral) de éste en que humildemente deambulamos. De cómo, rizando el rizo de la circularidad desesperada, este mundo caótico y absurdo es explicación y consecuencia de aquel otro Innombrable.
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De cómo la superficialidad de Nietzsche se desarrolla al margen de las grandes trampas del lenguaje, y allende los deseos de inmortalidad y consuelo. De cómo ningún pensador serio puede tomarse en serio (so pena de perder la propia seriedad autofundante) las sentencias y aforismos del nihilismo y el existencialismo.
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martes, 13 de abril de 2010
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