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Pasaron la noche
en el malecón viejo
entre risas, cigarros,
recuerdos y la botella
negra del ron más dulce.
Después de tanto tiempo
no tenían nada que decirse,
en verdad,
y todo lo querían saber.
Los amigos, la vida,
la familia,
los libros y más libros...
Quizá fue la derrota,
o fue el licor,
pero juramentaron
con la vehemencia del borracho
su amistad de antiguo
y se retaron pasados otros 20 años.
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miércoles, 7 de abril de 2010
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