jueves, 16 de abril de 2009

Cita

De Max Frisch, en 'La cartilla militar', unas memorias de cuando era un joven recluta suizo en la frontera con la Alemania nazi durante la guerra mundial. La perversa e inhumana neutralidad y progreso de Suiza; en general de un tipo humano muy extendido en aquella y todas las épocas, y no sólo en Suiza. Crítica e ironía. Los puntos suspensivos son de Frisch:

"A los oficiales no les gustaba utilizar un lenguaje igualitario, aunque sólo fuera por aproximación, pues eso suponía una amenaza al sistema de castas. En el servicio militar no era posible saber quiénes eran, entre los altos oficiales de aquel tiempo, los que opinaban que mientras Adolfo Hitler no atentase contra nuestra neutralidad, no había nada que reprocharle. Por el contrario, se estaba en contra de los sindicatos rojos y a favor de de una cierta reticencia contra los judíos, aunque se considerasen las injusticias algo lamentable; también se hablaba de un saludable progreso y de una juvenmtud sana y trabajadora...
El soldado es un hombre que da su vida por la patria... sin vacilación. Eso era realmente todo lo que un artillero necesitaba saber. El ejército, que representaba a la patria, no era una manifestación política, sino nacional; su divisa no era luchar contra el fascismo, sino luchar por Suiza.
El que no quería asistir a la homilía de campaña podía, en lugar de ello, quedarse pelando patatas. Yo casi siempre me apuntaba a la homilía. El que no quería ir tenía que dar un paso al frente, y eso no era aconsejable. Era mejor no llamar la atención, parecer lo más posible una persona que puede ser sustituida. Las homilías tenían lugar casi siempre en un sitio ameno, en medio de la naturaleza. El espectáculo se retenía fácilmente en la memoria: un púlpito de madera con una gran cruz suiza; de él sobresalía el busto del oficial capellán; detrás, un bosque. Nunca era un cabo, y mucho menos un simple soldado, la persona que Dios había escogido como testigo. Tampoco era fácil de olvidar el porte de nuestros oficiales, la seriedad de su mirada introvertida, su devoción ante el capellán que tenía la misma graduación que ellos."

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