lunes, 20 de abril de 2009

Poema

33 fue la edad del Cristo. Después de esta fecha, los dioses, compasivos e inexistentes, nos permiten elegir nuestro destino. Después de los 33 todo, a la vida fugaz, es posible.

Por ti, sueño de arena, desde esta inmensa
y bella cumbre helada, porque no sé amar.
Otros dioses y otros hombres, sin cruces
ni osarios. Dioses para la vida, dioses que amen,
y hombres vivos, hombres que amen. Desiertos
de hombres, infinitos como sus noches
de estrellas entrelazados a otros hombres.
Piernas, pechos y lunas entrecruzados
en las miradas. Confundidas entre caricias las estrellas
en los dioses y en los hombres, y en sus pechos
y en sus noches inmortales se alzarán versos y cuerpos,
y no cruces ni osarios.
Dioses humanos que sepan ser dioses,
y que no nos maldigan por rezar a la luna desnuda
desnudos sobre lechos de caricias y miradas.
Para ti, amor de arena, para que maldigas
todos los sueños y puedas seguir soñando.

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