miércoles, 10 de junio de 2009

Miércoles 10

Cuando la ley se persigue como coartada y aun como pretexto para la más fofa e ineficaz moralidad... entonces algo importante se ha olvidado. Habrá que buscar un refugio en el otrora amplio mundo de las conciencias intelectuales... pero, ¡ay!, cuando tampoco ahí se hallen reductos numantinos ante la estupidez amansadora; entonces sí que no hay solución. Que un viento de la historia borre del mapa tan insana nación. Ni en su agonía supo aquella mansedumbre ser heróica, al menos noble o consciente de sus siglos derrochados.
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La única mentira piadosa es el silencio. Los filósofos se han ganado a pulso (dialéctico, ontoteológico, lingüístico fenoménico) el desprecio del espíritu. Ahora, además, sociólogos a la altura de los tiempos; periodistas de segunda. La única piedad, el vacío.
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El débil que no quiere ser cobarde ha de asumir su agonía. No puede esperar un milagro ni Justicia extraordinarios. La culpabilidad es este ardid del corazón.
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La razón, y no menos el corazón, matan la vida. Con ensañamiento y brutalidad (injustas).

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