jueves, 1 de enero de 2009
1 de enero
Ya empezó el año, pero como si no hubiera acabado. Todo sigue igual, incluidos mis fastidiosos achaques, y sólo he leído unas páginas de Dostoievski. La custión de lo moral y lo político continua en su límbico lugar. Es un imposible, las cosas como están, y reflexionar honestamente -habrá quien diga racionalmente- los asuntos del mundo se me antoja un ejercicio de autoflagelación. Lo mejor, lo más luminoso personalmente, es, usando un lenguaje extraño para mí, realizar individualmente los principios ilustrados de la no mentira y la no barbarie.
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