No sólo Platón fue un mal discípulo de Sócrates. Y en esto no me extiendo; ni el espíritu ni la letra ni la intención socráticas están en Platón, acaso la apariencia y la voluntad racional, ésta entendida de modos muy distintos en uno y otro. Pero no es Platón lo que ahora me interesa sino Cebes, e indirectamente Antístenes.
En su 'Tabla' es Cebes el primer racionalizador de la bondad socrática, y a su modo es tan dogmático como lo serán Platón o Aristóteles. Cebes aconseja siempre la moderación y la discriminación racional (creo que a esto le llaman la sofrosine) y nos impele a una vida recta (la Verdadera Doctrina) que avanza en dirección contraria a la vida y sus pulsiones y dudas. Lo tienen por el primer estóico, e igual lo es. El estoicismo, me temo, no puede afectar a ciertos espíritus más honestos, enfermos o sensibles. Esto mismo puedo criticárselo a mi amigo Epicuro, pero Epicuro al menos luchó conscientemente contra el dualismo platónico, y Epicuro, al menos, nos propuso un 'lugar' donde, de alguna manera, vivir. El antiplatonismo y el Jardín son entelequias eurísticas... fases útiles en la inacabable y antinómica tarea de la deconstrucción existencial. Lo siento por Epicteto y Marco Aurelio, lo siento por mí, que los voy leyendo desencantada y aburridamente.
Me gusta más Antístenes. Su escepticismo y nominalismo no beligerantes, su utilitarismo desapegado e individualista, su metafísica y teología negativas...
jueves, 15 de enero de 2009
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