Descartes es un antiguo, un bajo medieval insatisfecho y desorientado, o también, filosóficamente, un moderno sin manual, un soberbio conquistador. Otra opción es considerarlo como un profeta de nuestra paradójica y fría , muy fría, contemporaneidad y actualidad (¿Heidegger dixit?). Mathesis universal, res cogitans (y sólo cogitans) y res extensa ((muerta, inercial e indefinidamente maleable), son conceptos que explican la muerte del espíritu y la compasión en el siglo de los ordenadores y los totalitarismos supremos. Un alma y una sociedad administradas, infértiles, muertas de supervivencia réptil.
Continúo. Su temor es el 'existencial' Genio Maligno, o su ilusión es la de la Nueva Ciencia. La aplicación no poética (no pasional) del saber posible para transformar el mundo es otro de sus sueños posibles. La sola razón, en germen, y no sé si Descartes lo intuyó, contiene el Universo ciego, sordo y estúpido en que vivimos y que nos conforma. El 'Fragmento de Sistema' romántico idealista es el único antídoto a la frialdad cartesiana. Pero sabemos que hasta el sentimiento y voluntad más humanizadora se cosifica y aplasta cuando se toma demasiado en serio. ¿Y Kant? ¿Nos valdría su separación entre ciencia y literatura, entre fenómeno y noumeno? También me temo que no, pues siempre prevalecerá lo público y útil... lo positivista; o bien lo romántico Literario 'vacío' e ineficaz.
lunes, 19 de enero de 2009
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