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Y llegó la vida
arrebatándole su muerte
ganada a golpe de acto.
Los hijos ya muertos
ya sembraron todos los campos
y él llovió la avejentada lluvia.
Recordó su infancia...
que es la patria
(después aprendió a hablar,
y con voz ronca
se impuso el silencio...)
La vida,
así lo entendió
cuando fue robada su muerte,
la vida es de una pasta especial.
Un fraudelento cemento agrio
que no tapa las grietas
ni sujeta lágrimas
ni permite olvidar.
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lunes, 17 de mayo de 2010
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