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Quiza. Pero creo que no. No quiero caer en los juegos de palabras, pero quien nada espera es porque ya nada espera. Lo otro son las pequeñas cosas que van llegando. Ni siquiera esas pequeñas alegrías son el motivo de permanecer en la existencia. Quizá sea más trsite, y es que, como dice Camus, el cuerpo lleva al alma una distancia insalvable. Que aprendemos vivir antes que a pensar. Que es una maligna sed de estar lo que nos ata.
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sábado, 22 de mayo de 2010
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