De librerías de viejo y saldo en la Roma. Ciudad hermosa. Andada intensamente en todas las direcciones. Sin entrar en ningún monumento -para otra ocasión- pero disfrutando de todos por fuera. Birra y calor: la Moreti, la Azurra y la popular Peroni. Los gelatos no son para tanto. Pero a lo que iba, a lo importante. Terminé 'Cartero' y 'Pulp' de Bukowski. Su primera y su última novela. Mejor 'Cartero', aunque 'Pulp' no es un mal intento. En Roma los libros son baratos. Casi 20 me he traído, algunos del finales del XIX y principios del XX. En italiano las bras ompletas de Kafka y Nietzsche, y unas antologías poéticas de Juan Ramón, Bécquer y Machado. 'La Regenta' ('La Presidentessa'). Y algunas otras cosillas. En definitiva, que de este año no pasa el aprender a leer el italiano (que no es tan fácil, bueno, ni tan difícil).
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Leí 'El caminante...' en la Plaza de San Pedro. Entonces sólo vi piedras y sólo era papel. ¡Qué absurdo el ser humano! Cuando todo se sabe, se intuye, y se mantiene con desgana en el estómago, el cerebro, la lengua... Un estúpido juego.
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Cansancio físico. Más de un millón de kilómetros andados.
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Multitudes. Italianos, rumanos, japoneses y españoles, en este orden. Pero muchos lugares y rincones solitarios y bellos. Trestévere, Las Flores, San Lorenzo.
domingo, 16 de agosto de 2009
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