miércoles, 30 de abril de 2008

Aquí estamos...

Felizmente ágrafo. Leyendo mastodontes inservibles y además los 'Diarios' de Kafka. 'La decadencia de Occidente', sólo para para poetas... igual que 'Los Héroes' de Carlyle. El Heródoto es un placer.

Cada vez más alejado de Carver. Mejores, Fante y Bukowski. Es sólo cuestión de estilo. Mi anhelo expresionista y maldito determina mis lecturas. Gritar y el Silencio: entre medias siempre las palabras y las micro historias, pero sólo entre medias y no en la raíz. ¿Raíz...? No, ahora no me paro a pensar.

Una sujetividad cansada que se niega a decidir la máscara más apropiada. La no-máscara para que el juego de los espejos continúe.

Derrota y compasión. El poeta maldito que en vez de vender esclavos etíopes ve pasar la vida descrfeido y entre libros. Otra vez a las puertas del Jardín. ¡En el Jardín hay que hacer reformas! Ego sum qui sum.

domingo, 27 de abril de 2008

Carlyle

La Vida, la Naturaleza, el Alma del Hombre son insondables y fértiles. Enigmas 'Sagrados' a cuya sombra hemos de crecer. Otro hombre, otro mundo, otros dioses.

En un mundo desencantado y con la ciencia positiva como único valor, el romántico lucha por la excelencia individual y creativa. La capacidad de maravillarnos ante la naturaleza y ante nosotros mismos, microcosmos enigmático y sagrado, es el fe de Carlyle.

Lo que debemos a Platón: el prisionero liberado de la caverna representa la insaciable curiosidad ingenua del niño y la profundidad e inteligencia del adulto. Inocentes como niños; abiertos al misterio de la existencia.

Tal misterio metafísico (o religioso) se da en grado sumo en el hombre. Negar al Héroe, al Hombre Excelente, es negar las posibilidades del hombre y condenarlo a las monótonas ignorancia y animalidad.

El miedo está en las entrañas del hombre. Ha de lucharse contra ese Miedo 'infantil'. El Hombre Valiente es dónde la Historia y la Naturaleza se desarrollan.

García Calvo

En el sub-cultural del ABC de hoy domingo 27 una entrevista a García Calvo.

El Poder (que es el Capital) consigue la sumisión a su Futuro [Perepétuo] convirtindo el pasado (más o menos revolucionario) en Historia. El Poder es siempre el mismo, y la administración de la muerte su labor.

De dónde brota el eterno [e impotente] NO; del sentimiento y la inteligencia comunes. El detonante de toda protesta seria, en cambio, es siempre un fallo 'técnico' del Poder. Las flagrantes injusticias y mentiras que a veces no se pueden ocultar. (Hemos de evitar que el Poder alcance la 'perfección técnica'... [recomiendo leer 'La naranja mecánica']

La socialización, siempre bondadosa y siempre asesina, escuelas y medios de comunicación, consiste en la enseñanza feliz de la sumisión. Sumisión es el convencimiento de que cualquier lucha está siempre condenada al fracaso.

Contra la Realidad. La Realidad inmutable y sagrada de la ciencia y la ideología. La razón y el corazón que la administran y a la que se someten. Otro corazón, otra inteligencia.

La Poesía descubre las mentiras, las grietas, de la Realidad, lo que hay de falso en cada existencia.

La muerte personal como Futuro cierto pero imperfecto... deja un margen para la vida.

Pan y Circo

Libertad y Dignidad. Entiéndase como se quieran ambas, lo que parece claro es que en nuestrso días manejamos una idea devaluada de ambas. En su forma más excelente, la libertad y la dignidad deberían coincidir. Un su forma real actual (sociedades e individualidades empobrecidas) no cabe más que sonrojarse por lo que por libertad y por dignidad se entiende. Pan y Circo.

Vattimo y Dios

Encuentro similitudes entre la religiosidad de Vattimo y la mía. La insoportable idea de la desaparición absoluta de la gente que amo, y, por otro lado, la pervivencia en su/mi cerebro y corazón ateos de ciertos mecanismos de la infancia (en absoluto he dicho infantiles) que en la 'conversación' con Dios (el Dios de nuestros mayores) encuentra un cierto consuelo contra el frío y el miedo.

Esto es un dato. De él no extraigo consecuencias ni lo hago tema central de reflexión... por ahora.

Vattimo

De las múltiples lecturas que de Nietzsche pueden hacerse, Vattimo ha encontrado su acomodo en la llamada 'débil' y 'postmoderna'. El Ser (la Vida, el Existir) puede describirse en sus múltiples y cambiantes y engañosas apariencias, pero jamás podrá ser dicho o explicado. Vivimos, en los últimos cien o ciento cincuenta años en una sociedad cada vez más fragmentaria. Ambos cosas no son ni buenas ni malas, son lo que son, pero cabe el riesgo más que cierto de que confundamos el existir con el ser una cosa 'cuantificable', al modo de la ciencia y la burocracia actuales. La fragmentariedad de nuestra sociedad, por su parte, conlleva el peligro de la unilateralidad de uno de sus fragmentos; por ejemplo, el consumismo, el hedonismo fácil, la pérdida de la confianza en uno mismo, etc.

Heidegger, nostálgico del pensamiento 'fuerte', inicia la lectura 'débil' que Vattimo continúa de Nietzsche. Gadamer, Lyotard o Rorty han sido otros autores que han iluminado la propuesta de Vattimo. Vattimo ha intentado que su lectura metafísica tenga consecuencias para la ética y la política. Pero nos interesa su ontología débil.

"Nada se sustrae a la historicidad, menos aún la filosofía, el pensamiento. Heidegger no es más inteligente que Kant, sino que llega ciento veinte años más tarde. Y en este intervalo nacen la antropología cultural, la psicología... en definitiva, ciencias, saberes que cuestionan la idea de que la razón sea siempre la misma en cualquier época y en todos los seres humanos.
Cuando Heidegger se plantea el problema de qué significa Ser, si debe funcionar también pata nosotros que somos entes finitos que nacemos, morimos, tenemos problemas, tiene esto en cuenta. El resultado es que el Ser, para Heidegger, bien... a decir verdad no sé demasiado bien qué es, ni siquiera él lo sabe, lo que sabe con certeza es que no puede ser un objeto. Es, entre comillas, esta 'cosa' que se anuncia en los lenguajes de las culturas dentro de los cuales estamos siempre arrojados.
El Ser acontece, pues, en el lenguaje. Pero ¿cómo? En la conversación. Es decir, en la lengua viva que habla una humanidad. Naturalmente, el Ser no deriva de allí pero se da así.
Y si el Ser es acontecimiento se puede pensar que no sea más que esto: el significado de la palabra 'Ser' en la historia de nuestra lengua y en el uso que hacemos de ella."

Evidentemente, Vattimo reformula la pregunta por el sentido de la vida. No confundamos su pregunta con una respuesta.

sábado, 26 de abril de 2008

No ser Dios, de Vattimo

Muy recomendable. A medio camino de la autobiografía y la exposición de la propia 'visión del mundo' (el pensamiento débil aparece sólo como un tema más). Demasiado corta, apenas 200 páginas. Pienso que gustará a los que de antes conocían la filosofía de Vattimo. Dan ganas de releer 'El fin de la modernidad', 'En torno a la postmodernidad' o 'Más allá del sujeto'.

Él no es un hombre débil, y desde esta premisa hay que entender la 'debilidad' de la razón platónica y positivista. 'Débil' es sólo 'falto de fundamento último', no falto del propio pensar.

Vale la pena recordar la lectura a posteriori que hace del Superhombre... la única opción en un mundo desfondado, la única posibilidad de no sucumbir al nihilismo pasivo. Esta lectura rebajada, 'débil', del Superhombre lo hace más cercano y deseable.

viernes, 25 de abril de 2008

Vínculos

Vínculos. Los vínculos son tan falsos como inevitables. Afectos, rutinas, ideas... conforman la propia existencia y hasta, en la mayoría de los casos, la hacen más llevadera, incluso feliz, inconsciente quiero decir. Por otro lado, son también muy peligrosos, al menos para algún tipo de individuo especialmente dotado para no vivir. El peligro está en su esencial fragilidad; a poco que los tengas en cuenta desaparecen, y al evaporarse quien ha quedado totalmente descompuesto es el sujeto que los portaba.

La vinculación con uno mismo es de la especie más necesaria y dañina. El propio pasado y el futuro como asideros. Lo terrible es que no basta, ni es posible ni deseable, alcanzar la pura existencia redentora; sólo aparece como le es posible, oblícuamente y para hacer daño.

"...ese hombre está fuera de nuestro pueblo, fuera de nuestra humanidad, pasa hambre continuamente, lo único que posee es el instante, el siempre prolongado instante de la tortura, tras del cual no viene la chispa de un instante de exaltación, siempre tiene una sola cosa: sus dolores, pero en todo el ámbito del mundo no tiene una segunda cosa que pudiera servirle de medicina, no tiene más suelo que el que necesitan sus dos pies, ni más apoyo que el que cubren sus dos manos, es decir, mucho menos que el trapecista de circo, que además tiene una red tendida debajo. A nosotros, los demás, a nosotros nos sostiene nuestro pasado y futuro, pasamos casi todo nuestro tiempo de ocio y gran parte de nuestro trabajo haciendo subir y bajar, manteniéndolos en equilibrio." (Kafka, 'Diarios' 1910)

Kafka

La buena novela negra ha vuelto superficiales los laberintos kafkianos. La acidez desnuda que se derrama en Kafka se ha tornado en fácil ironía e incluso humor. No pienso que Fante o Bukowski sean superficiales, en absoluto. Pero sí que requieren lectores más perspicaces y exigentes con la Literatura.

Kafka en estado puro: "Pensándolo bien, he de decir que mi educación me ha hecho mucho daño en no pocos sentidos. Este reproche se dirige a mucha gente, a saber, a mis padres, a algunos parientes, a ciertos visitantes de nuestra casa, a diversos escritores, a una cocinera muy concreta que durante un año estuvo llevándome a la escuela, a un montón de profesores... a un inspector escolar, a transeúntes que caminaban despacio, en resumen, este reproche es como un puñal que va zigzageando a través de toda la sociedad... Y a todos ellos les formulo mi reproche, y de ese modo hago que se conozcan entre sí, pero no tolero ninguna réplica. Pues ya he soportado, en verdad, bastantes réplicas, y como la mayoría de ellas han refutado mis argumnetos, no me queda otro remedio que incluir en mi reproche también esas refutaciones y decir que, además de mi educación, también esas refutaciones me han hecho mucho daño en no pocos sentidos." ('Diarios' 1910)

Los laberintos del alma, sus sentimientos y pensamientos en irregular espiral. La incansable imposibilidad de plasmar la sujetividad. La incorruptible batalla consigo mismo.

La ruptura -¿expresionista?- de la confianza romántica en la razón al servicio del sentimiento. El silencio y el gritos, ennoblecidos, como una verdad transitoria. Como una no verdad también, pues hasta el silencio y el más puro alarido están contaminados de mundo y sujetividad. La imposibilidad de cualquier verdad. La insuficiencia de la expresión poética.

La esperanza, un sustantivo exagerado, en las cualidades primeras ahogadas; un centro de gravedad sin relación alguna con el afuera ni consigo mismo. El terror al tiempo deshechado. Cada instante, paralizados, es una derrota.

Sin culpa no hay arrepentimiento. Pero debe haber arrepentimiento, luego hay culpa (sin culpables reales). Buscamos a los culpables y buscamos el propio arrepentimiento por la imperfección interior. Dónde reflejar lo imposible, al Yo siempre truncado.

lunes, 21 de abril de 2008

Lecturas

Heródoto, Spengler, Carlyle; lectura poética. Mastodóntica y reposada, placer y olvido.
Los Diarios de Kafka, con mayor atención. A ratos, Carver. Desde las primeras páginas de los Diarios se descubre la abismal distancia entre un inmortal y un buen escritor. Lo siento por Carver, y por casi cualquiera que quiera medirse con Kafka. ¿Para qué la Literatura? Esta pregunta sólo obsesiona a los verdaderos escritores. A los profundos. No me resisto; en la página 30 de los Diarios ('Debolsillo' 2006):

"Por fin, al cabo de cinco meses de mi vida durante los cuales no he podido escribir nada que me dejase satisfecho y de los que ningún poder me resarcirá, aunque todos estarían obligados a hacerlo, tengo la ocurrencia de volver a hablarme a mí mismo. Siempre que me he interrogado realmente a mí mismo he respondido, siempre hubo algo que sacar de mí, de este montón de paja que soy desde hace cinco meses y cuyo destino parece consistir en que le prendan fuego durante el verano y arder más aprisa que lo que tarda en pestañear el espectador. ¡Ojalá me pasase eso! Y que me pasase docenas de veces, pues ni siquiera me arrepiento de esa desdichada temporada. El estado en que me encuentro no es la desdicha, pero tampoco es la dicha, ni la indiferencia, ni la debilidad, ni el cansancio, ni ningún otro interés, ¿qué es, pues,? Sin duda mi ignorancia al respecto tiene que ver con mi incapacidad de escribir. Y aunque no conozco la razón de esa incapacidad, creo comprenderla. En efecto, ninguna de las cosas que a mí me ocurren se me ocurre desde la raíz, sino sólo desde algún lugar situado hacia la mitad."

sábado, 19 de abril de 2008

Rimbaud

Rimbaud. Poeta infinito de medicres versos:

"En otro tiempo, si mal no recuerdo, mi vida era un festín en el que se abrían todos los corazones y en el que se derramaban todos los vinos.
Una noche senté a la belleza en mis rodillas. Y la encontré amarga. Y la injurié.
Me he armado contra la justicia.
Me fugué. ¡Oh brujas, oh miseria, oh odio! Fue a vosotros a quienes confié mi tesoro.
Conseguí hacer desaparecer de mi espíritu toda esperanza humana. Sobre cualquier alegría, para estrangularla, di el salto sordo de la bestia fiera.
Llamé a los verdugos para que, al parecer, pudiese morder la culata de sus fusiles. He invocado los desastres para ahogarme con la arena y la sangre. La desgracia ha sido mi dios. Me he tendido en el cieno. Me he secado con el aire del crimen. Le he gastado buenas chanzas a la locura.
Y la primavera me trajo la risa horripilante del idiota.
Luego, últimamente, cuando me he visto a punto de lanzar mi postrer bufido, se me ocurrió buscar la llave del festín antiguo para ver si, con ella, recobraba el apetito.
La caridad es esta llave. esta inspiración demuestra que lo he soñado.
‘Seguirás siendo hiena, etc…’ insiste el demonio que me coronó con tan amables adormideras. ‘Llega a la muerte con todos tus apetitos, con tu egoísmo y con todos tus pecados capitales.’
¡Ah!, ya aguanté lo mío.Pero, querido Satán, os conjuro; ¡miradme con ojos menos irritados! Y, aguardando las pequeñas cobardías en demora, para vos que apreciáis en el escritor la ausencia de facultades descriptivas o instructivas, voy a destacar algunas odiosas hojas de mi carné de condenado." (de 'Una temporada...')

O dicho de otra forma: "Inventemos, hasta reventar muertos y borrachos de fingimiento" (MLL)

Filosofía III

Don Adolfo Heidegger era realmente inteligente y sutil. Su lectura de Nietzsche es valiosa; la voluntad [irracional] de poder -mejor, simplemente de estar y ser- como la última morada del Sujeto Sujetante (decir esto en alemán debe ser...). El hombre como 'pastor del ser'. Un poquito más allá de esto, don Adolfo exprime el vocabulario simbolista/maldito (véase Rimbaud) de Nietzsche para interpretarlo/aprovecharlo posthermeneúticamente (more Vattimo, por ejemplo). Esto significa la desintegración del sujeto, que no es ni lugar del Ser ni de sí mismo. Pero, digo yo:

(a) La lectura vitalista, éxtrovertida' de Nietzsche yo la encuentro/veo cuando le leo el Zaratustra. En definitiva, el libro es la historia de la liberación 'hacia afuera' del individuo.

(b) Aunque sea cierta/utilizable la interpretación de que la 'liberación' es 'disolución' del sujeto. Esta se realiza necesariamente en su enfrentarse al mundo, a los dioses y a los otros individuos.

Cosillas

Lo he intentado. He comprado -1'2 €- el ABC, por el Cultural. Lo he intentado. Sólo eso.

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Citas de Lichtenberg. Hoy, seré yo, será el día, especialmente útil.
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"Los filósofos verdaderos y los titulares." (Af. 425 E)
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"Una regla esencial de la filosofía: no hacer ningún Deus ex machina ni aceptar sentidos [sentimientos] ni instintos cuando aún se puede salir adelante con la asociación y el mecanicismo." (Af. 460 E)
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"Para complacer a Apolo, nada mejor que sacrificarle algún crítico petulante." (Af. 492 E)
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"Lo que no me gusta de nuestras definiciones de genio es que en ellas no aparecen para nada el Juicio Final, ni el resonar de los ecos por la eternidad, ni los puntapiés del Todopoderoso." (Af. 505 E)
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"Estoy convencido de que si Dios crease algún día un hombre tal como se lo imaginan los magistri y profesores de filosofía, al hombre aquel habría que llevarlo al manicomio el primer día." (Af. 33 F)
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"...Creo que si nuestros pedagogos llevan a buen fin sus intenciones, vale decir si logran que los niños se formen por entero bajo su influencia, nunca más tendremos un hombre auténticamente grande..." (Af. 38 F)
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"El bienestar de muchos países se decide por mayoría de votos, pese a que todo el mundo reconoce que hay más gente mala que buena." (Af. 52 F)
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"Nosotros, la cola del universo, no sabemos qué se propone la cabeza." (Af. 54 F)
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"Si nuestros jóvenes se acostumbraran a escribir siquiera un poemita destinado a la cabeza por cada tres que destinen al corazón, aún nos quedaría la esperanza de ver, ya en nuestra vejez, algún hombre que tuviera corazón y cabeza, el más raro de los fenómenos. La mayoría raramente tiene en la cabeza más luz que la necesaria para darse cuenta de que está totalmente vacía." (Af. 104 F)

viernes, 18 de abril de 2008

Filosofía II

En el inútil juego de las causas y los efectos, mi incapacidad y mi desazón me llevan a negar la 'filosofía pura' como modo de aposentarme en la existencia. Pensamientos tengo, como todos, y padezco y disfruto la extraña vocación de prestarles atención. Una cierta coherencia voy cimentando, más por inercia que por otra cosa. No busco la coherencia por sí misma. Seguir los pasos de los conceptos y sus extrañas afinidades me resulta, hasta cierto punto, entretenido y no diga que sea algo totalmente sin valor. Pero mi 'método' es otro. Apresar mis 'estados de conciencia' e intentar estar a la altura de ellos. Cualquier modo de ocultarlos o maquillarlos me parecería impúdico. Sé que ellos mismos se disputan el grado de certidumbre y la vivacidad con que yo, después, los experimentaré.

Es muy sombrío, pero igual no lo es tanto, intentar volver la razón, y vamos a llamarla alma, sobre sí misma. Es una lucha antinatural pues toda alma tiene vocación de Universo, dioses y Humanidad. La soledad es antinatural... y en el fondo imposible. Platón y Nietzsche, por poner de ejemplo a dos muy peleados, comparten esta forma extrovertida o centrífuga de entender y practicar lo espiritual. Ambos encuentran lo que el alma es afuera del propio alma. En las Ideas, en la Vida/Voluntad. Ambos, además, tienen la convicción de que el alma ha de batirse con el afuera del hombre; alcanzando la perfección de las Ideas o bregando por la libertad y creatividad terrena. Se echa en falta el viaje del alma sobre sí misma. Travesí difícil; no hay mapas y son muchos los bellos y atractivos atajos que encontaremos. Algo más; no es la Humanidad quien tiene un alma sino cada particular e irrepetible e intransferible sujetividad.

La noble buena filosofía me es insuficiente. No me habla de lo que realmente me interesa que es saber quién o qué voy siendo yo en cada instante.

jueves, 17 de abril de 2008

Carver y Bukowski

Levedad y marginalidad parecen distinguir los relatos de Carver y los de Bukowski. Es cierto. El héroe de B. es un marginado. En Carver es lo anodino cotidiano sin final lo que se refleja. Sin estridencias. Distintos tonos, y distintos estilos. Sin embargo es mucho más lo que les une. La levedad y cotidianidad de Carver resulta marginal y gris frente al ideal de vida que nos suponemos los habitantes desarrollados del planeta. Es la misma umbría existencial lo que uno y otro autor nos muestran. Se describen, con eso es suficiente, existencias insatisfactorias. No pretenden Carver y Bukowski, ni sus personajes tampoco, un cambio radical, ni en las propias vidas ni de la sociedad. No hay un horizonte óptimo, sólo remansos de olvido. Esta devoradora vacuidad es lo que rellena los relatos chillones de Bukowski y los lánguidos de Carver. Porque así es la sociedad y a ella nos amoldamos. Por eso me parecen tan similares uno y otro. Es como si el mismo observador desencantado escribiera variaciones sobre la misma realidad.
Personalmente, y no tiene mayor importancia, prefiero el estilo más explícito de B. Además, y tampoco es muy importante, me gusta que su personaje sea en el fondo un escritor maldito. Las dos últimas cosas que de ellos he leído son 'Hijo de Satanás' y '¿Puedes hacer el favor de callarte, por favor' y a ellas me remito.

Filosofía

Tenía razón Nietzsche al afirmar que sólo entre los griegos fue posible la filosofía. Permítanme un bello retrato; la indagación filosófica, la pasión por la razón dialogante y la libertad sólo es posible en un pueblo joven, atolondrado, ingenuo y valiente. Entre nosotros, en nuestros día, pues lo que hay. Sociólogos, politólogos felices, sujetofundantes de cliché, y demás bendita cosecha. Algún heleno, sin embargo, queda entre nosotros, y algún poeta errante. Pero ¿qué han de decirnos esas esporádicas almas que resulte de actualidad? Nada. Lo intempestivo es lo más innecesario. ¿Para qué un honesto, silencioso y sesudo razonador entre tanto ruido y algarabía? ¿Para qué la insolente e insomne poesía?


"...un poco peor: escribir no hace mejor a quien no tiene la pretensión de obtener riqueza, fama o amigos. Mantiene las letras como si consistiera en una obligación hacia los genes. Como si. Pero no hay tal deber, no lo conozco yo, sino el azar de mi consentimiento. ¿Para qué?" (MLL)

martes, 15 de abril de 2008

Berta

Un micro relato, de hace tiempo, de Aurora Llun

Aquella mañana amaneció mucho más temprano que de costumbre; no habían pasado veinte minutos desde que anocheciera cuando ya despuntó el nuevo y extraordinario día. Los gallos no cantaron, y siguieron durmiendo. Nadie se percató de lo ocurrido, y nadie se despertó cuando siempre, esto es, cuando acaba la noche y amanece y los gallos cantan.
Todos no. No todos fueron ajenos a aquello. Berta, una tortuga siciliana de muy buen carácter (pues nunca se comportó de otro modo que como se espera de una tortuga; jamás como una liebre, un pulpo o una cucaracha, por ejemplo), Berta, la del excelente, eterno y parsimonioso carácter, dice el cuentecillo, Berta sí que se despertó a los primeros clareos.
Extrañamente, se despertó muy despierta y con muchas ganas de hacer cosas; muchísimas e indeterminadas cosas. Extraordinariamente, Berta estaba ansiosa; ávida y deseosa de...
Decidió la tortuga dirigirse hasta el estanque de los patos, las ranas y los sapos, que si bien se hallaba a unos cinco kilómetros, para una tortuga resultaba una distancia descomunal y absurda. Pero Berta ni se lo planteó, y vehemente y hasta feliz hacia allá se encaminó. ‘¡Qué lentas somos las tortugas!’, se dijo Berta. ‘¡Debo ir mucho más rápido!... ¡como una liebre o como un pájaro!... ¡más rápido, más veloz!’; todo esto pensaba Berta mientras aceleraba su ritmo. Llegó a ir tan rápido como la tortuga más veloz.
Viendo Berta que su aceleración no era suficiente, y presa de un pánico y tristeza infinitas, se arrancó su bello y pesado caparazón azulado de tortuga siciliana. Al principio creyó ir más ligera (no notaba que se desangraba) y esto la animó para acelerar aún más sus pasos de tortuga. Creyó ir tan rápido como la liebre más veloz, pues notaba todos los vientos en su rostro. Creyó volar, pues veía como el camino se difuminaba a su paso. Berta no notó que moría.
Berta expiró, soñando el estanque en el que ya se creía. Berta murió feliz, o eso sentía; y Berta murió libre, o eso parecía.

'En las cimas...' VII

'El culto a lo infinito'. Imposible reducir la cita.

“No puedo hablar de lo infinito sin sentir un doble vértigo, interior y exterior, como si, aban­donando una existencia ordenada, me arrojase a un torbellino, moviéndome en la inmensidad a la velocidad del pensamiento. Ese trayecto se dirige hacia un punto eterno inaccesible. Cuanto más se aleja éste hacia una lejanía inalcanzable, más in­tenso parece el vértigo. Sus meandros, tan ajenos a la ligereza de la gracia, dibujan contornos tan complicados como las llamas cósmicas. Todo no es más que sacudida y trepidación; el mundo ente­ro parece agitarse a un ritmo loco, como al apro­ximarse el Apocalipsis. No existe sentimiento pro­fundo de lo infinito sin esa sensación extraña, vertiginosa, de la inminencia del Final. Lo infinito produce, paradójicamente, la sensación de un fi­nal accesible, al mismo tiempo que la certeza de no poder acercarse a él. Pues lo infinito, tanto en el espacio como en el tiempo, no conduce a ningún sitio. ¿Cómo podríamos realizar algo en el futuro cuando tenemos detrás de nosotros una eternidad de irrealización? Si el mundo tuviese un sentido, hace tiempo que lo hubiésemos descu­bierto. ¿Cómo imaginar que podría manifestarse aún en adelante? Pero el mundo no tiene sentido; irracional en su esencia, es, además, infinito. El sentido, en efecto, sólo es concebible en un mun­do finito, en el que se pueda llegar a algo, en un mundo que no admita el retroceso, un mundo de puntos de referencia seguros y bien definidos, un mundo asimilable a una historia convergente, como lo desea la teoría del progreso. Lo infinito no conduce a ningún lugar, pues todo en él es pro­visional y caduco; nada resulta suficiente ante lo ilimitado. Nadie puede experimentar lo infinito sin sentir un desconcierto profundo, único. ¿Cómo no hallarse desconcertado, en efecto, cuando todas las direcciones son equivalentes?
Lo infinito invalida toda tentativa de resolver el problema del sentido. Esa imposibilidad me produce una voluptuosidad demoníaca, y la ausen­cia de sentido incluso me alegra. ¿Para qué servi­ría en definitiva si existiera? ¿No podemos real­mente prescindir de él? La ausencia de sentido ¿no puede acaso llenarse con la ebriedad de lo irracional, con una orgía ininterrumpida? ¡Viva­mos, puesto que el mundo carece de sentido! Mientras no tengamos ningún objetivo preciso, ningún ideal accesible, arrojémonos sin reservas en el terrible vértigo de lo infinito, sigamos sus meandros en el espacio, consumámonos en sus llamas, amémosle por su locura cósmica y su total anarquía, puesto que ésta, anarquía orgánica e irremediable, forma parte de la experiencia de lo infinito. Es imposible imaginar la anarquía cósmi­ca si no poseemos en nosotros mismos sus gérme­nes. Vivir la infinitud, lo mismo que meditar so­bre ella durante mucho tiempo, equivale a recibir la lección de rebelión más terrible que existe. Lo infinito nos desorganiza y nos atormenta, hace vacilar los cimientos de nuestro ser, pero también nos exhorta a desdeñar todo lo insignificante, todo lo contingente.
¡Qué alivio, tras haber perdido toda espe­ranza, poder precipitarnos en lo infinito, sumer­girnos con todas nuestras fuerzas en lo ilimitado, participar en la anarquía universal y en las ten­siones de ese vértigo! Recorrer, en una carrera extenuante, toda la demencia de un movimiento ininterrumpido, consumirse en el impulso más dramático, pensando menos en la muerte que en nuestra propia locura, realizar plenamente un sue­ño de barbarie universal y de exaltación ilimi­tada...
Y que, al final del vértigo, nuestra caída no sea en absoluto una extinción progresiva, sino que continuemos esa frenética agonía en el caos del maelstrom inicial. Ojalá el pathos de lo infinito nos abrase una vez más en la soledad de la muerte, para que nuestro tránsito hacia la nada se parezca a una iluminación, aumentando aún más el miste­rio y la ausencia de sentido de este mundo. En la asombrosa complejidad de lo infinito encontramos de nuevo, como elemento constitutivo, la ne­gación categórica de la forma, de un plan determi­nado. Lo infinito, proceso absoluto, anula todo lo consistente, lo cristalizado, lo acabado. ¿Acaso el arte que mejor expresa lo infinito no es la músi­ca, que funde las formas en una fluidez de encan­to inefable? La forma tiende constantemente a acabar el fragmento e, individualizando los conte­nidos, a eliminar la perspectiva de lo infinito y de lo universal; las formas no existen más que para sustraer los contenidos de la vida al caos y a la anarquía. Toda visión profunda revela hasta qué punto la consistencia de esos contenidos es iluso­ria en comparación con el vértigo de lo ilimitado, puesto que, más allá de las cristalizaciones efíme­ras, la realidad aparece como una intensa pul­sación. El gusto por las formas resulta de un abandonarse a lo acabado y a las seducciones in­consistentes de la limitación, que alejan para siempre de las revelaciones metafísicas. En efecto, al igual que la música, la metafísica surge de la ex­periencia de lo infinito. Ambas prosperan en las alturas y son detentadoras de vértigos. Yo nunca he podido comprender cómo los seres que han creado obras capitales en esos dos terrenos no se han vuelto locos. Más que el resto de las artes, la música exige una tensión tan grande que se debe­ría, tras tales momentos de creación, ser víctima del delirio. Si el mundo obedeciera a una coheren­cia inmanente y necesaria, los grandes composito­res en la cima de su arte deberían suicidarse o per­der el juicio. ¿Acaso todos los seres a los que fas­cina lo infinito no se hallan en camino hacia el delirio? La normalidad o la anormalidad nos im­portan un bledo. Vivamos en el éxtasis de lo ilimi­tado, amemos todo lo que no tiene límites, des­truyamos las formas y creemos el único culto que carece de ellas: el de lo infinito.”

Miedo

Lo más íntimo y lo más propio, no he de engañarme, no es la felicidad ni tampoco la libertad. Palabras vacías en los momentos decisivos, cuando el alma siente miedo y frío. Luchar contra ellos, guarecerse de ellos, es la opción más esencial. No vale cualquier cosa, no. Sería demasiado fácil. La inocencia, la ingenuidad o el puro cálculo pragmático son imposibles. No por orgullo, sino por vergüenza.
Hablar, sentir, experimentar lo que te falta, el hambre de paz, sin dar ningún salto metafísco o psicológico. El calor de lloar la ausencia, el calor de las lágrimas, la autocompasión erguida -sí, sé que es difícil o imposible-, ir pasando el tiempo y viendo el desgaste de tu alma. El cansancio lúcido y activo.


Señor, mi miedo me es más íntimo
que tu amor, más mío
que tu etrnidad y mi libertad,
que mi felicidad
que nada me dicen cuando
el frío y el miedo
me zarandean impetusos
e irrefrenables
como una jauría de bellos sueños
y deseos imposibles.
***
Pudiera ser que descubrimientos como este sean la sabiduría y la vejez. Me es más íntimo el miedo que la libertad o la felicidad. El Jardín no me hace más libre -en ningún sentido sutilizado de la libertad- ni más feliz, sino que me cobija y consuela. Aun así, la vida en el Jardín no es garantía de nada... En el momento en que mi miedo estuviese un poco aplacado volvería a engañarme con lo de la libertad... y vuelta a empezar. Dialéctica del Ilusionismo, Dialéctica del Miedo y el Orgullo, el del malo. Historia de un idiota (mal contada) por sí mismo.
.
Heródoto es ahora mi pequeño Jardín. Haciendo tiempo... para nada.

lunes, 14 de abril de 2008

Observación

La tentación de hacer demasiado claro a un autor. Luchando siempre contra esta deshonesta estratagema. Al más profundo, al más radical, al menos digerible... todos son asumibles (hay mentes como estómagos) y pregonables. Tal falsedad contribuye al bien estar espiritual (socio-espiritual) del 'malhechor'. Ningún texto, como ninguna experiencia, te es realmente afín. Todo corazón, por mucho que publique y feliz que viva en su 'infelicidad', es opaco. Ni el escritor ni el lector han de olvidarlo.

'En las cimas...' VI

'Dejar de ser hombre' y 'Sobre la miseria'


“Estoy cada vez más seguro de que el ser humano es un animal desgraciado, abandonado en el mundo, condenado a encontrar una manera de vivir propia, inédita en la naturaleza. Su supuesta libertad le hace sufrir más que cualquier forma de vida cautiva en la naturaleza. Nada tiene de extraño, por consiguiente, que el ser humano llegue a veces a estar celoso de una planta, de una flor. Para querer vivir como un vegetal, crecer enraizado, desarrollarse y luego marchitarse bajo el sol con una perfecta inconsciencia, para desear participar en la fecundidad de la tierra, ser una expresión anónima del curso de la vida, no hay que poseer la mínima esperanza respecto del sentido que la humanidad pueda tener. ¿porqué no cambiaría yo mi existencia por la de un vegetal?. Sé ya lo que significa ser hombre, tener ideales y vivir en la historia: ¿qué puedo esperar aún de semejantes realidades?. Ser hombre es ciertamente algo capital, trágico, dado que el hombre vive en una categoría de existencia radicalmente nueva, mucho más compleja y dramática que la de la naturaleza. A medida que nos alejamos de la condición del ser humano, la existencia pierde intensidad dramática. El hombre tiende constantemente a arrogarse el monopolio del drama y del sufrimiento; de ahí que la salvación presente para él un problema tan candente e insoluble. Yo no puedo sentir el orgullo de ser hombree, porque he vivido ese fenómeno hasta sus últimas consecuencias. Sólo quienes no lo han vivido intensamente pueden sentir ese orgullo, puesto que no hacen más que seguir intentando llegar a ser hombres. La fascinación que sienten es totalmente natural: nada más comprensible que quienes apenas han superado el estado animal o vegetal aspiren a la condición de seres humanos. Pero quienes saben lo que ella significa intentan convertirse en todo menos en eso.”


“Convencido de que la miseria se halla íntimamente unida a la existencia, no puedo adherirme a ninguna doctrina humanitaria. Considero que todas ellas son igualmente ilusorias y quiméricas. Hasta el silencio me parece un grito. los animales, que viven de su propio esfuerzo, no conocen la miseria, pues ignoran la jerarquía y la explotación. Este fenómeno aparece sólo con el hombre, el único animal que ha esclavizado a sus semejantes; solamente el ser humano es capaz de tanto desprecio de sí mismo. Toda la caridad del mundo no hace más que subrayar la miseria que hay en él, haciéndola aún más escandalosa que el desamparo absoluto. Ante la miseria, igual que ante las ruinas, deploramos una ausencia de humanidad, lamentamos que los seres humanos no cambien radicalmente lo que podrían cambiar. este sentimiento va unido al de la eternidad de la miseria, al de su carácter ineluctable. Sabemos que los hombres podrían suprimir la miseria y a la vez somos conscientes de su permanencia y acabamos experimentando una inquietud inhabitual y amarga, un estado de ánimo confuso y paradójico, en el que vemos toda la inconsistencia y la mezquindad del ser humano. La miseria objetiva de la vida social no es, en efecto, más que un pálido reflejo de una miseria interior.”

domingo, 13 de abril de 2008

Pues eso

No hay modo de pasar de la conciencia a la felicidad. Sin conciencia todo sería posible. Cuando tantas cosas han sido posibles es porque la conciencia ha sido debidamente ocultada. ¿Cuánto es posible olvidar sin perder la, digamos, dignidad? Pura estrategia. Cálculo instintivo de posibilidades. El tiempo sigue su curso... y la vergüenza del tiempo perdido.


***
***


De L.M. Panero:

Capturar al hombre
en la red del espejo
donde la nada reina
sobre el crepúsculo del viento.
.
Ah, sol de la ceniza
de la ceniza al viento enredada
oh sombrero para el viento
para aullar en la manada.

Egoficción

El registro diario de la autoexperiencia, incluso llevado acabo con la máxima lucidez y atención, se revelará siempre insuficiente. Esto es evidente. Lo más peligroso es cuando dicho hacer diario se vuelve improductivo. Esto es inevitable. Llevar un diario detallado de las propias nimiedades lleva consigo la pérdida de lo esencial. Este, sin embargo, aparece de vez en cuando y puedes cuadrar tus números rojos.
Lo esencial es esencial y monótono. Es infantil intentar llevarlo a la práctica porque justamente surge de la práctica. Todo lo más, micro-proyectos. La existencia es un círculo, un cerril corredor que no lleva a ninguna parte ni te transforma de ninguna manera especial.

Pd: demasiadas veces ya no sabes distinguir entre la selva de tus pensamientos y sentimientos cuáles te son queridos y cuáles no. Terminas por no saber, ni siquiera a nivel de Egoficción, qué camino has de seguir. Demasiadas veces eres el obligado espectador aburrido e inquieto de una obra que te asquea.

'En las cimas...' V

La desintegración

“No todo el mundo ha perdido su ingenuidad; de ahí que no todo el mundo sea desgraciado. Quienes han vivido y continúan viviendo pegados a la existencia, no por imbecilidad sino por un amor instintivo al mundo, logran alcanzar la armonía, una integración en la vida que no pueden sino envidiar aquellos que frecuentan los extremos de la desesperación.
La desintegración, por su parte, corresponde a una pérdida total de la ingenuidad, ese don maravilloso destruido por el conocimiento –enemigo declarado de la vida-. El hechizo que se siente ante el encanto espontáneo del ser, la experiencia inconsciente de las contradicciones, las cuales pierden implícitamente su carácter trágico, son expresiones de la ingenuidad, terreno fértil para el amor y el entusiasmo. No experimentar las contradicciones de manera dolorosa es alcanzar la alegría virginal de la inocencia, permanecer cerrado a la tragedia y al sentimiento de la muerte.
La ingenuidad es opaca a lo trágico, pero se halla abierta al amor, pues el ingenuo –ser que no se halla consumido por contradicciones internas- posee los recursos necesarios para consagrarse a él.
Para el desintegrado, por el contrario, lo trágico posee una intensidad extremadamente penosa, pues las contradicciones no surgen únicamente en él mismo, sino entre él y el mundo. Sólo existen dos actitudes fundamentales: la ingenua y la heroica. Esa es la única alternativa posible si no se quiere sucumbir a la imbecilidad. Ahora bien, dado que para el ser humano confrontado ante dicha disyuntiva la ingenuidad es un bien perdido, imposible de recuperar, no queda más que el heroísmo.
La actitud heroica es el privilegio y la condena de los desintegrados, de los fracasados. Ser un héroe significa desear un triunfo absoluto, triunfo que sólo puede obtenerse mediante la muerte. Todo heroísmo trasciende la vida, implicando fatalmente un salto a la nada..."

No sé

“No sé lo que está bien ni lo que está mal; lo que está permitido y lo que no lo está; no puedo alabar ni condenar nada. En este mundo, es imposible tener un criterio ni principios coherentes. Me sorprende que haya gente que se preocupe todavía por la teoría del conocimiento. Si he de ser sincero, debo confesar que me importa un bledo la relatividad de nuestro saber, puesto que este mundo no merece ser conocido. Unas veces tengo la impresión de que existe un saber integral que agota todo el contenido del mundo, otras no comprendo absolutamente nada de lo que sucede a mi alrededor. Siento una especie de gusto acre, una amargura diabólica y bestial que hacen que incluso el problema de la muerte me parezca insulso. Me doy cuenta de lo difícil que es definir esa amargura; quizá sea también porque pierdo el tiempo buscándole orígenes de orden teórico, cuando en realidad procede de una región eminentemente preteórica. (...) No estoy desesperado, pues la ausencia de toda esperanza no equivale obligatoriamente a la desesperación. Ningún calificativo podría ya afectarme, pues ya nada tengo que perder.”

sábado, 12 de abril de 2008

Una entrada al cuaderno de A.Espada

Espeluznante. Doblemente trágico. Me hace pensar en mi raíz podrida... “Chiquitina. Dale un beso a mamá.”

Cambio de tercio

He intentado releer 'República'. El Libro I me ha resultado falaz e insufrible. Espeso, malamente espeso. La politeia platónica habrá de esperar a mejor ocasión.
Heródoto y Carver. La monumental 'Historia' y el libro de relatos '¿Por qué no haces el favor de callarte?'. 931 páginas en la edición de Cátedra (de Manuel Balasch); Llevo apenas 100 y la cosa va mejor de lo esperado. Terminando con el pseudo-bárbaro Creso. Entretenida; de siempre me han gustado los tochacos de Historia, todo hay que decirlo.
R.Carver. Excelente. Por ahora sigo prefiriendo el estilo de Bukoswki. Ya veremos. Carver lo tengo de Anagrama. Siempre mezclo y confundo lo que Fante, Carver y Bukowski me han dicho.

Pregunto ilusionado

¿Por qué la enteca sustancia no puede ser objeto -obsesivo y poético- de la vida/reflexión de algún cerebro desparejado? No basta que a eso lo llamemos dignidad. ¡Adéntrate en tu leve e intransferible esencia! Después, si quieres, cuéntame algo.

'En las cimas...' IV

Entrega 4ª. Atención, que pronto hay examen.

'Sobre la contradicción' y 'Sobre la tristeza':


“La preocupación por el sistema y por la unidad no ha sido, ni lo será nunca, una característica de quienes escriben en los momentos de inspiración, en los cuales el pensamiento es una expresión visceral que obedece a los caprichos de los nervios. Una perfecta unidad, la búsqueda de un sistema coherente son la prueba de una vida personal pobre, esquemática e insulsa, carente de contradicciones, de gratuidad, de paradojas. Sólo las contradicciones esenciales y las antinomias interiores prueban una vida espiritual fecunda, pues sólo ellas proporcionan al flujo y a la abundancia internas una posibilidad de realización. Quienes varían poco de estado de ánimo e ignoran la experiencia de los extremos no pueden contradecirse, puesto que sus tensiones insuficientes no podrían oponerse. Quienes, por el contrario, sienten intensamente el odio, la desesperación, el caos, la nada o el amor, aquellos a los que cada experiencia consume y precipita hacia la muerte, que no pueden respirar fuera de las cimas y que están siempre solos (y con mayor motivo cuando están acompañados), ¿cómo podrían seguir una evolución rectilínea o cristalizarse en un sistema?. Todo lo que es forma, sistema, categoría, plan o esquema procede de un déficit de los contenidos, de una esterilidad de la vida espiritual. (...) Todo aquel que repruebe los estados caóticos no es un creador, quien desprecie los estados enfermizos no tiene derecho a hablar del espíritu. Sólo posee valor lo que surge de la inspiración, del fondo irracional de nuestro ser, lo que brota del punto central de nuestra subjetividad.”



“Sólo son felices quienes no piensan nunca, es decir, quienes no piensan más que lo estrictamente necesario para vivir. El pensamiento verdadero se parece a un demonio que perturba los orígenes de la vida, o una enfermedad que ataca sus raíces mismas. Pensar continuamente, plantearnos problemas capitales a cada momento y experimentar una duda permanente respecto a nuestro destino; estar cansado de vivir, agotado hasta lo inimaginable a causa de nuestros propios pensamientos y de nuestra propia existencia; dejar tras de sí una estela de sangre y humo como símbolo del drama y la muerte de nuestro ser, equivale a ser desgraciado hasta el punto de que el problema del pensamiento nos da ganas de vomitar y la reflexión nos parece una condena. Hay demasiadas cosas que añorar en un mundo en el que nada debería ser añorado."

Lichtenberg

"Hay gente que cree que todo cuanto se hace poniendo cara seria es razonable." (Af. 286 E)

"En el manicomio hay que hablar shakespearano." (Af. 325 E)

"...no puede llamarse esprit a ese poco de fiebre ateísta que se da entre nosotros..." (Af.344 E)

"... ¿merece la pena ser refutado todo aquel que quiera serlo?..." (Af. 418 E)

viernes, 11 de abril de 2008

Pregunto

No entiendo por qué aceptamos que después de Kant todo es Literatura, y no, en cambio, que se ha transformado la filosofía en Filología.

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Dice el Bías de Priene de Diógenes Laercio y García Gual:
"...afirmaba [Bías] que era infortunado quien no sabía soportar el infortunio. Y que es una enfermedad del alma desear lo imposible, y no acordarse de las desdichas de otros."
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De Kafka (citado de C.M.):
"El resultado de las insignificancias lo deciden las insignificancias."

Borges (de Mauriac)

Al pequeño capítulo de C. Mauriac sobre Borges lo salva que es una invitación temprana (1958) a la lectura de 'Ficciones'. Un añadido de unos diez años después se centra en 'El Aleph'. El valor crítico del artículo es muy escaso.
No entiendo eso de la 'metafísica mágica', ni creo que Borges centrara en ello su labor literaria. Otros son los valores borgianos: ironía, escepticismo, fatalismo, hedonismo estético, prudencia ética...
Tampoco entiendo su inclusión como Aliterato. Si Mauriac ha criticado a Cioran por pretender un futuro 'ininteligible' para la Literatura, lo mismo habría de criticar a Borges por realizar una Literatura que esconde y huye de lo esencial, aunque sin negarlo, derivándose hacia los artificios, la pseudo-erudicción, los juegos de la inteligencia, el placer puro de la narración, etc.

Sí me gustaría encontrar la entrevista que Georges Charbonnier le realizó en 1967.
De rebote, aparece el tema de la 'artificialidad' literaria, de cuánta es posible para la verdadera Literatura, Aliteratura.

No creo que siga con el libro de Mauriac.

Cioran (de Mauriac)

Muy breve. ¡Ya lo he entendido! Ya sé por qué Mauriac es capaz de describir y 'comprender' bastante acertadamente la obra y actitud del rumano, pero sin embargo se niega a aceptarle sus 'conclusiones'. Cioran, pienso yo, según la tesis general de Mauriac, es un Aliterato porque busca lo esencial en un mundo sin nada esencial. Pero una vez que Cioran saca como conclusión la literatura ininteligible (aquella en la que una novela ha acabado en la primera línea aunque tenga mil) Mauriac prefiere pensar que vendrán, como llegaron en su momento Proust o Joyce, nuevas formas literarias acordes con el vaciamiento metafísico sin caer en la literatura oscura o sin principio ni final que Cioran vislumbra.
En definitiva, que Cioran no es, aunque le hubiera gustado a Mauriac, un Aliterato.

Kafka

Claude Mauriac lo llama un miedo esencial. Algo desconocido ocurre en las entrañas del hombre Kafka. Ni él mismo sabe de qué se trata; él sólo experimenta, en genial introspección, sus consecuencias. También puede, hasta un punto, indagar en su pasado y en el de su raza, pero sólo hasta un punto.
Sobre causas y consecuencias del miedo esencial. Inadaptación social. Confusión, al modo de un sueño, entre lo real y lo irreal. Riesgo de despersonalización y locura. Culpabilidad radical. Cierto grado de masoquismo y sadismo. Judaísmo. Salud precaria. Etcétera.
Todo esto se olvida, se purifica momentáneamente, cuando el hombre Kafka es suplantado por el escritor. Son los momentos de dicha, de liberación... El penúltimo Kafka dará el paso de encontrar esa liberación en el silencio.

Afectación dionisiaca

Dionisos hiere de muerte a Apolo. Cualquier debilidad o afectación que encontremos en Dionisos, con ser cierta, no evita la muerte de Apolo. Apolo al servicio de Dionosos; Dionisos habla, se expresa, apolíneamnete, sí, pero no es apolíneo su sentir.
Qué, cuáles, máscaras de Dionisos me son posibles y deseables. esta es la pregunta. Pregunta vergonzante en el caso de Apolo.

Aliteratura

Al final me he decidido por el libro de Claude Mauriac 'La Aliteratura contemporánea'. Original francés de 1958, edición española de 1972 en Guadarrama.
He expurgado el índice y he escogido aquellos capítulos donde comenta a autores que yo ya conozco. Prescindo, por ahora, del resto. Kafka, Beckett, Cioran, Borges, Ionesco y Ponge.

Entre otras nobles e innobles funciones, la Literatura, los más grandes y más honrados escritores, ha intentado siempre apresar y expresar lo inapresable e indecible de la vida y la conciencia humana. No se trata de un ímpetu inocente sino que se trata de una consciente búsqueda imposible. Un afán inalcanzable pero necesario. Con rigor, esfuerzo, perseverancia, seriedad... muchos escritores (pensadores en sentido amplio) han perseguido tal fin. Han huido de la literatura fácil, de la literatura comercial, de la de mero entretenimiento, como también de los formalismos afectados. Tampoco es Aliteratura el intento de copiar Aliteratura. La verdadera acción Aliteraria surge del alma aliteraria (metaliteraria) del individuo concreto, se manifieste después como poeta, filósofo, novelista... o de ninguna manera. El criterio de la Aliteratura está en la profundidad/esencialidad del escritor y en su honestidad.

Entendida así la Aliteratura, yo siempre la había llamado la verdadera Literatura, nada que objetar. Más incluso: por motivos distintos al cartesianismo (¿Valery?), yo también considero 'El discurso del método' de Descartes como una novela Aliteraria. Todas, todas las grandes obras de todos los tiempos son Aliteratura. 'República', 'Metafísica', 'Summa Teológica'...

Después de Kant, ya sabemos, todo es Literatura; y todo lo bueno, buena Literatura, esto es, Aliteratura.

'En las cimas...' III

Tercera entrega. Ciorán en 12 raticos. 'Nada es importante' de 'En las cimas de la desesperación'.

“¿Qué importancia puede tener que yo me atormente, que sufra o que piense?. Mi presencia en el mundo no hará más que perturbar, muy a mi pesar, algunas existencias tranquilas, y turbar, más aún a mi pesar, la dulce inconsistencia de algunas otras. A pesar de que siento que mi propia tragedia es la más grave de la historia –más grave que la caída de los imperios o cualquier derrumbamiento en el fondo de una mina- poseo el sentimiento implícito de mi nimiedad y de mi insignificancia. Estoy persuadido de no ser nada en el universo y sin embargo pienso que mi existencia es la única real. Más aún: si debiera escoger entre la existencia del mundo y la mía propia, eliminaría sin dudarlo al mundo para planear yo totalmente solo en la nada. A pesar de que la vida me resulta un suplicio, no puedo renunciar a ella, dado que no creo en lo absoluto de los valores por lo que debiera sacrificarme. Si he de ser sincero, he de decir que no sé por qué vivo, ni por qué no dejo de vivir. La clave se halla en la irracionalidad de la vida, que hace que ésta perdure sin razón. ¿Y si sólo hubiera razones absurdas de vivir?. El mundo no se merece que alguien se sacrifique por una idea o creencia. ¿Somos nosotros más felices hoy porque otros se sacrificaron por nuestro bien. Pero, ¿qué bien?. Si alguien realmente se ha sacrificado para que yo sea hoy más feliz, soy en realidad aún más desgraciado que él, pues no deseo construir mi existencia sobre un cementerio. Hay momentos en los que me siento responsable de toda la miseria de la historia, en los que no comprendo por qué algunas personas han derramado su sangre por nosotros. La ironía suprema sería darse cuenta que ellos fueron más felices que nosotros lo somos ahora. ¡Maldita sea la historia!.”

jueves, 10 de abril de 2008

'En las cimas...' II

Entrada II, del curso acelarado sobre Cioran. 'Sobre la muerte'.

“Algunos problemas, cuando los meditamos, nos aíslan en la vida, nos destruyen incluso: no tenemos entonces ya nada que perder ni nada que ganar. (...) Al ser que piensa por el placer de pensar se opone aquel que piensa bajo los efectos de un desequilibrio vital. Me gusta el pensamiento que conserva un sabor de sangre y de carne. (...) Una lágrima tiene un origen más profundo que una sonrisa. (...) Cada paso en la vida es un paso en la muerte, y el recuerdo una evocación de la nada. (...) Cuando la conciencia se ha desapegado de la vida, la revelación de la muerte es tan intensa que destruye toda ingenuidad, todo arrebato de alegría y toda voluptuosidad natural. Hay una perversión, una degradación inigualada en la conciencia de la muerte. La cándida poesía de la vida y sus encantos parecen entonces vacíos de todo contenido, al igual que las tesis finalistas y las ilusiones teológicas.
(...) Toda enfermedad implica heroísmo (un heroísmo de la resistencia y no de la conquista) que se manifiesta a través de la voluntad de mantenerse en las posiciones perdidas de la vida.
(...) Estar persuadido de no poder escapar a un destino amargo, hallarse sometido a la fatalidad, tener la certeza de que el tiempo se ensañará siempre en actualizar el trágico proceso de la destrucción, son expresiones de lo Implacable.
(...) El individuo siente en su ser mismo el carácter irremediable de la agonía, en medio de sufrimientos y de tensiones ilimitados. La mayoría de los seres no son conscientes de la lenta agonía que se produce en ellos; sólo conocen la que precede al tránsito definitivo hacia la nada. Piensan que únicamente esa agonía última produce importantes revelaciones sobre la existencia. En lugar de aprender el significado de una agonía lenta y reveladora, lo esperan todo del final. Pero el final no les revelará gran cosa; se extinguirán tan perplejos como han vivido”.

'En las cimas de la desesperación' I

De Cioran, de su libro primero, 'En las cimas de la desesperación', que no es su mejor libro pero casi. Cioran en 12 entradas. Entrada I, de introducción, para situar al personaje.

Del 'Prefacio':

“Escribí este libro en 1933, a los veintidós años, en una ciudad que amaba, Sibiu, en Transilvania. Había acabado mis estudios de filosofía y, para engañar a mis padres y para engañarme también a mí mismo, fingí trabajar en una tesis sobre Bergson. Debo confesar que en aquella época la jerga filosófica halagaba mi vanidad y me hacía despreciar a toda persona que utilizara el lenguaje normal. Pero una conmoción interior acabó con ello, echando por tierra todos mis proyectos.
El fenómeno capital, el desastre por excelencia es la vigilia ininterrumpida, esa nada sin tregua. Durante horas y horas, en aquella época, me paseaba de noche por las calles desiertas o, a veces, por las que frecuentaban las solitarias profesionales, compañeras ideales en los instantes de supremo desánimo. El insomnio es una lucidez vertiginosa que convertiría el paraíso en un lugar de tortura. Todo es preferible a ese despertar permanente, a esa ausencia criminal del olvido. Fue durante esas noches infernales cuando comprendí la inanidad de la filosofía. Las horas de vigilia son, en el fondo, un interminable rechazo del pensamiento por el pensamiento, son la conciencia exasperada por ella misma, una declaración de guerra, un ultimátum que se da el espíritu a sí mismo. Caminar impide rumiar interrogaciones sin respuesta, mientras que en la cama se cavila sobre lo insoluble hasta el vértigo.
En semejante estado del espíritu concebí este libro, el cual fue para mí una especie de liberación, de explosión saludable. De no haberlo escrito, hubiera, sin duda, puesto un término a mis noches”.

Chema

Un cuentecillo, de Aurora Llun.


Chema abrió lentamente sus cansados ojos. Había adormecido su inmensa debilidad en aquel banco metálico durante unas pocas horas hasta ese instante en que la ciudad despertaba, ruidosa y ajena, al nuevo día. Miró en torno a sí, supongamos que sin ver realmente nada pues nada esperaba encontrar con sus pupilas resecas. Recordó a Lidia, su compañera -¿compañera?, ¡qué estúpidas, vacías y falsas las palabras cuando se las necesita!-; su compañera de los últimos tres años; recordó con un poco de amargura e impotencia la tarde anterior en que se despidieron... Él creía amarla, y más ahora que ponía fin a su amor... pero ambos habían sido duros y sangrantes en demasiadas ocasiones... Ayer por la tarde, pensaba Chema, no fue diferente a otras veces, y no podía serlo; intentó besar la boca desfigurada por las llagas de ella, y ella, como en tantas ocasiones, como él mismo en tantas ocasiones, lo apartó llena de odio e insultos.

-Bribón, canalla. No tienes huevos. Eres un hijo de puta. Así se despidió ella, monótona y repetida, sin suponer que aquél beso no dado hubiera sido el último y el más auténtico.

Tal vez, pensó Chema acorralado por tantas ideas y sentimientos que tan claramente le asaltaban, Lidia rechazó el único beso de verdadero amor que el destino le tenía asignado para el resto de sus días.

Chema se levantó de aquel banco y se dirigió, raudo y nervioso como casi siempre en los últimos años, hacia la calle Luz que se encontraba a unas pocas de aquella placita insulsa y sucia en que había pasado la noche. Hizo por peinarse con las manos sus greñas inhiestas de suciedad, se alisó y sacudió sus sucios vaqueros y su mugrienta camiseta. Se dirigió decidido.

-A las nueve, a las nueve en punto he de estar allí. Ni un minuto antes para no despertar sospechas. ¿Serán las 8, las 9 ya?. No tenía reloj, e intentó sin conseguirlo que alguien le diera la hora. Todos se apartaban de aquel cuerpo enflaquecido y apestoso. El miedo y el asco se confundían en las miradas fulminantes de aquellas gentes sin reloj para Chema. En un instante había llegado a la calle de la Luz, y comprobó un poco aliviado que la sucursal del Banco Blanco estaba ya abierta. Sin pensarlo dos veces cruzó a la otra acera y entró con la pistola en las manos.
-¡Dame todo ese dinero, cabrón, que te mato!.

El asustado cajero reaccionó maquinal y dio a Chema un buen fajo de billetes, mientras pulsaba la alarma silenciosa. Pero esa daba igual, lo mismo que su imagen en la cámara del banco... ya nada podrían hacerle. Sólo necesitaba un par de horas antes de que nadie pudiera cogerle. Salió rápido del banco y se encamino a casa de Gerardo, ‘el negro’, donde llegó en media hora. ‘El negro’ lo recibió como tantas veces, ausente, malvado y estúpido. Lo atendió y se despidieron.

‘¡Qué extraño –pensó el camello- siempre se lleva para él y la puta que lo acompaña, pero hoy lleva como para repartir...!. ¡Qué imbécil!, ¡que yo no me entere...!.

Mientras la policía termina su informe en el banco, Chema llegaba a la estación del norte y se metía en los servicios... para no salir nunca más.

Kant y Mengele

La maldad humana. Indiscutible e impensable. La maldad humana (Mengele, por ejemplo) como argumento en favor de la compasión kantiana; rigurosa, ¿disctible, matizable?, pero humana; lo inhumano es Mengele.
El sentimiento moral como fundamento de la voluntad moral, y ésta de la ética... sí, supongo que es algo así como lo veo. Algo más; la supervivencia contra el mal posible como fuerza moral invencible. Tenido esto claro será posible la excelencia personal y, quién sabe, la decencia política.

miércoles, 9 de abril de 2008

Psalmo I

*
Oh infinito ausente
de estruendoso silencio,
por qué, ¿por qué permites
nuestra lejanía, por qué
que te hayamos olvidado,
por qué la fe, cualquier fe,
la del niño
y la del anciano?

Nos diste el cielo y la arcilla,
el fuego y el hielo,
la libertad y el miedo
para que viviésemos
y Tú y nosotros alcanzáramos
la felicidad y la dicha,
pero ocurrió de otro modo
más grotesco, ya ves.

Nada de eso disfrutamos,
y te maldecimos y lloramos,
erguidos y de rodillas
desgastadas como tu eternidad
y nuestro mísero tiempo.

Escupe infinito olvido sobre mí,
o infinito amor, infinita luz
e infinito Tú mismo.

Escupe fuego mortal.
Empieza de nuevo tu obra
ahora que eres más sabio,
ahora que hay Diablo y hombres.

Tu nostalgia, Dios Infinito,
es menor que la mía.
Tu frío, también. Nunca
entenderemos tus lágrimas
ni tu risa. Acaso ¿lloras
y ríes al compás de tus hijos,
o tienes tus propios motivos
en otras eternidades y universos?

No entiendo ni creo,
infinito ausente. Tú me hiciste
y te maldigo por no existir,
no puedo perdonarte
ni reprocharte
que hayas muerto
para el hombre.
*

Cita cioranesca

Para zanjar la cuestión de la primera cita cioaronesca de Autoficción. Pertenece a 'En las cimas de la desesperación', su primer libro.

“Quisiera estallar, hundirme, disgregarme, quisiera que mi destrucción fuese mi obra, mi creación, mi inspiración; quisiera realizarme en el aniquilamiento, elevarme, mediante un ímpetu demente, por encima de los confines, y que mi muerte fuese mi triunfo. (...) El lirismo absoluto es el lirismo de los últimos instantes. La expresión se confunde en ellos con la realidad, se vuelve todo, se convierte en una hipóstasis del ser (...).
¡Sensación de confusión absoluta!. No ser ya capaz de ninguna distinción, no poder ya aclarar nada, no comprender ya nada... Esa sensación convierte al filósofo en poeta. Sin embargo, no todos los filósofos pueden conocerla ni vivirla con una intensidad permanente. Si lo hicieran, no podrían continuar filosofando de manera abstracta y rigurosa. El proceso de transformación del filósofo en poeta es esencialmente dramático. Desde la cumbre del mundo definitivo de las formas y las interrogaciones abstractas, se hunde uno, en pleno vértigo de los sentidos, en la confusión de los elementos del alma, que se entretejen para engendrar construcciones extrañas y caóticas. ¿Cómo consagrarse a la filosofía abstracta a partir del momento en que se siente en sí mismo el desarrollo de un drama complejo en el cual se amalgaman un pensamiento erótico y una inquietud metafísica torturadora, el miedo a la muerte y una aspiración a la ingenuidad, la renuncia total y un heroísmo paradójico, la desesperación y el orgullo, la premonición de la locura y el deseo del anonimato, el grito y el silencio, y el entusiasmo y la nada?. Además, esas tendencias se amalgaman y evolucionan en una efervescencia suprema y una loicura interior, hasta la confusión total. Ello excluye toda filosofía sistemática, toda construcción precisa. Hay muchos seres que han comenzado por el mundo de las formas y han acabado en la confusión; esos seres no pueden ya filosofar más que de manera poética. Pero cuando se alcanza ese grado de confusión, sólo importan los suplicios y las voluptuosidades de la locura."

Lo siento, se me había olvidado. El fragmento se titula 'el lirismo absoluto'. La poesía que disuelve a la filosofía.

martes, 8 de abril de 2008

Trasímaco

Dice Trasímaco: "Tal es, mi buen amigo, lo que digo que en todas las ciudades es idénticamente justo: lo conveniente para el gobierno constituido. Y éste es, según creo, el que tiene el poder; de modo que, para todo hombre que discurre bien, lo justo es lo mismo en todas partes: la conveniencia del más fuerte." ('República' I 339a)

No iba tan desencaminado Trasímaco. Su afirmación es político-social, y en nuestrso días es de una indiscutible verdad. Trasímaco no ve alternativa a tal ley de los hechos, y hasta parece no dolerse de ello, pero deja abierto el camino al distanciamiento de la política, a la reclusión en la propia individualidad apátrida. Como en nuestra época.

Teodicea

Pura teodicea u ontología especial. Sobre un articulillo de periódico -lo siento- que da noticia de la demostración racional de la exitencia de Dios por parte del matemático y cosmólogo Michael Heller. Polaco y amigo íntimo de Juan Pablo II.
Después de leer el artículo: se trata de la actualización del argumento del relojero. Tiene su misma fuerza y debilidad. La 6ª vía: por la existencia de las matemáticas en el universo y en la mente del hombre; tal extraordinaria coincidencia no puede ser más que obra, se dice la mente asombrada, de un Matemático Supremo. Independientemente de que metafísicamente me da igual un universo con o sin matemáticas, pues la radical finitud y contingencia ahí seguiría, no tengo claro que ese honesto y exaltado asombro de Heller le permita dar el salto a la necesidad de Dios. La necesidad-para-la-mente; más incluso; la necesidad-para-la-voluntad. Pasamos de las vías tomistas a San Anselmo, que es más simple y profundo. Creo que el argumento ontológico es el corazón de las vías tomistas, que son como decir de muchas maneras lo ya dicho. La mente-corazón humano necesita pensar-creer que lo que necesariamente se le presenta haya de ser necesariamente real. Nihil novo; fenómeno y noúmeno.

Algo similar ya leí a Tresmontant (creo que se escribe así) a partir de la biología e incluso la herencia genética.

Creo que es bueno que siga habiendo gente inteligente alumbrando, hasta donde las luces pueden alumbrar, la fe... y los sentimientos y la voluntad del hombre.

El periódico es 'El Mundo' del 23 de marzo.

Mentira repetida

Me temo que no, digo que sí, que la mentira repetida termina convertida en verdad. Una mentira que sobrevive tanto tiempo algo de verdad tendrá. Claro que se trata de la verdad de la no verdad, que es otra cosa -relacionada con la estupidez, la mezquindad y la molicie- pero que termina por no distingirse. ¿Cómo no va a ser verdad si satisface mi estupidez, mi pequeño egoísmo y mi vagancia? nos decimos sin decírnoslo y sin saberlo. Algo así. Mea culpa saber lo que no quiero.

lunes, 7 de abril de 2008

De Don Lichtenberg

"Una consecuencia dañina de leer demasiado es que el significado de las palabras se desgasta y las ideas sólo se expresan ya de forma aproximada. La expresión le queda holgada a la idea. ¿Es cierto esto?" (Af.276 E)

"Su propio personaje se burla de él." (Af. 93E)

"El animal que se ahoga en una lágrima." (Af. 61E)

"Si de pronto los hombres se volvieran virtuosos, muchos miles morirían de hambre." (Af. 213 E)
(Si los hombres nos volviéramos virtuosos, no necesitaríamos ni la inteligencia, ni el lenguaje ni la filosofía...)

¿Gigante?

¿Realmente se trata de un momentos de debilidad e ilusión el que inspiró este poema de Panero el joven? ¿Qué otra cosa puede decirnos? ¿Qué y quién es el gigante? La ambigüedad, y por lo tanto la confusión que significa, pues puede significar cualquier cosa, de este gigante de Panero es lo más atractivo del poema.

Oh frente que boquea
sobre la página, dejando
como Pulgarcito un rastro de saliva
sobre la página, para que nazca
el gigante.


La 'muerte de Dios' y la biografía de Leopoldo María se unen en el siguiente. ¿Para qué busca la complicidad del lector? ¿Acaso busca otra cosa? Aun más dificil, pues los dos 'qué' en negrita aparecen sin tilde en el texto. El segundo 'qué' igual va bien sin tilde, pero al primero no llego.

Oh hipócrita lector, qué hay en mí que en ti
no haya, cuál de los dos es más canalla
qué oscuro perfil en el marfil se cincela
para acabar de una vez con el hombre:
después de muerto Dios, muerto está el hombre.

domingo, 6 de abril de 2008

2 citas inoportunas

Normalmente Lichtenberg me entretiene y disfruto de su sutileza y visionismo. Pienso que hoy me equivoqué al leerle unas páginas. Hubiera preferido alguna boutade o ingeniosa observación. Tres días de castigo sin coger su libro... el castigo es para mí.

"Apenas considero posible demostrar algún día que somos obra de un ser supremo y más bien que uno muy imperfecto nos construyó para pasar el tiempo." (Af. 412D)

"Y así se burlarán de nosotros el primo ángel y el primo mono." (Af. 436D)

Ser una irrisión de sí mismo.

Sí. Pero, ¿cómo decir la verdad, la verdad decible porque mucha la escondes o se te esconde, sin caer en el patetismo o la falsa afectación? ¿Cómo saber que el cantar plañidero es auténtico y no un saludable hábito infértil en que has caído para envilecerte? ¿Cómo, qué puede iluminar el dolor?

Pd: el dolor es siempre muy mísero, porque es el de un individuo concreto que no siente otras medidas que las propias. Pero saber esto no me dice nada.

Sigo con Panero, L.Mª

Mostraros cuatro de sus poema de mi admirado 'Erección del labio sobre la página'. Por si no lo he dicho, y por lo de los derechos de autor, pues os voy a pasar el librito casi entero, os informo que está en Valdemar, colección El Club Diógenes, y que cuesta 5'90 euros. Vamos, que lo podemos comprar.

El poema es el dolor redoblado, que se vuelve contra el propio poeta. Es la espuma feroz de la boca de un idiota. El beso de la nada, del poema, que convierte al príncipe en sapo, en sapo sin ojos, sapo abismal.

Oh diente perfecto, contra el diente
boca contra la boca y espuma de la noche
contra la noche, contra la noche
en que un hombre vaga
hecho de nada y silencio
como espuma
feroz de la boca de un idiota, oh noche
más troz que la noche, en que la noche
se mira en un espejo, y un sapo
mira temeroso en los ojos de otro sapo
sin ojos.

Reproduciéndose, con el falo o con el poema, la vida se contradice a sí misma alargando la agonía. Poesía lanzada contra el viento, contra el viento que siempre nos llega de frente.

Oh perfección oscura de la sombra
huésped de la sombra
amigo único del silencio
en donde mi madre huele a pez
-my mother is a fish, Faulkner lo dijo-
oh triunfo del falo en la tiniebla
para escupir con él contra la vida
contra la vida y el falo,
contra el viento.

Definición del hombre, del poeta y de L.Mª Panero:

Oh agujero hecho para cobijar la nada
y acogerla como un rezo
íntimo al desirto en que florezco
rezando aullidos a la nada
y floreciendo en el viento.

Desesperanza, desesperación, absolutamente irremediable pero no asumida -al tono desesperado y desesperazante me remito-.

Mi frente cae al suelo
al pie de la página, y del rezo
de algo más cruel que el desespero
que la desesperación y la nada
en que se convertirá mi ser, cuando caiga
una gota de nada sobre el desespero.

sábado, 5 de abril de 2008

Antístenes

Leyendo a Jenofonte me ha llamado la atención Antístenes, uno de los discípulos díscolos de Sócrates. Desencantado de las sutilezas sofistas de Hipias y Gorgias acudió a Sócrates, de cuyas enseñanzas y sobre todo modo de vida extrajo su propio ideal de vida simple y ascética. Su objetivo era la inexpugnabilidad del alma, su independencia o libertad. La vida feliz procede de llevar una vida lo menos 'civilizada', entiéndase ateniense o 'moderna', posible.

Sócrates ('Recuerdos...')

El incontestable sentido común de un hombre honesto. Esta es su filosofía. No buscaba el argumento para hacer del injusto un ser decente, tampoco buscaba una definición universal de la justicia, sino que mostraba su propia integridad, íntimamente enraizada en los valores y costumbres griegas, y la explicaba a todo aquel que lo escuchase. No tuvo dudas de comportarse justamente, ni dificultades en exponer los motivos de su comportamiento, esta es su filosofía. Exhortaba a que copiaran su ejemplo.

No encuentro más motivo de verosimilitud en Platón que en Jenofonte. Pongamos que ambos son honrados. Cada uno cuenta lo que según su particular modo de ser experimentó y entendió en su trato con Sócrates. Una cosa es cierta. El Sócrates de Jenofonte no es un patán, como tampoco lo es Jenofonte, pero jamás sería un filósofo platónico.

El Sócrates de Jenofonte no está prisionero del afán lógico lingüístico del platonismo. Para aquél la exactitud del concepto es sólo para aclarar que los dos dialogantes hablan de lo mismo. Para Jenofonte no se trata de un fracaso filosófico el haberse quedado en los casos particulares de lo que es la justicia. Sócrates tiene muy claro qué es la justicia: el autodominio, la moderación, el cumplir con los demás, la polis y los dioses, la libertad frente a los malos amos (las tiranías y los apetitos sensuales), el autoconocimiento, pues es la única manera de saber qué es lo útil y justo para uno mismo. A Hipias, por ejemplo, le deja muy clara su idea de la justicia porque es capaz de señalarle multitud de actos injustos y perjudiciales.

Lo útil y lo justo que se identifican con lo sabio, pues es sabio quien conoce estas cosas y la realiza. El autodominio, para no caer esclavo de las pasiones y de la vida fácil, es también necesario para vivir con justicia. El premio a la justicia es la felicidad posible (¡una sola vez habla del alma!), que consiste en el bienestar físico, la satisfacción de hacer lo que debes por los demás y tu patria, el ser reconocido como hombre justo por tus conciudadanos, tener amigos igual de honestos que tú, y cosas por el estilo. Se puede decir al revés, y es que lo justo es lo que nos lleva a esta vida humana feliz.

Valen la pena el diálogo con Antifonte (pp.53-56 del Libro I) y con Hipias (pp.176-183 del Libro IV). También la brevísima 'Apología'.

(Auto)recordatorio

Esto no es un diario. Ni un pequeño foro de discusión. Es más bien un archivo de servilletas borroneadas. El valor, de tenerlo, es muy mezquino; tener reunidas muchas ocurrencias sin peligro de pérdida, y, más mezquino aun, animarme a ratos y exigirme un poquito.
Si continúo con el cuaderno es también con la vaga intención de ir perfilando un modo de escritura. Entre los atractivos de esta forma de 'ciberhablar' está el mantenerme en contacto con unos pocos escribientes; pero incluso en este caso, lo reconozco egoistamente, lo hago más por sentir su cercanía que por ningún motivo intelectual.
Mi eterna duda sobre este cuaderno no tiene solución: ¡disfruto más sólo leyendo y sacando de vez en vez algún poemilla!

Pd: cuando he intervenido con mis comentarios en otros cuadernos lo he hecho malamente, como un elefante en una cacharrería, y después me he arrepentido. Tampoco, porque me entristece, veo sentido (¡digo para mí, no quiero criticar a nadie!) a esas bizantinas discusiones. Acabo (¡vaya posdata más larga!); en el fondo, los temas de actualidad me interesan realmente muy poquito, y eso, lo digo con el corazón en la mano, no está bien ni me lleva a ningún sitio.

Schopenhauer y Nietzsche

El maestro llorón de Nietzsche. Triste pero en pie, siempre llevando flores a la tumba del dios. Entiende, llora y acepta el papel del hombre en un universo ciego y sin Bondad. La obsesiva pregunta de para qué saber de la necesidad y finitud de todo, saber si nuestro destino de notarios de la muerte, tiene algún sentido. Y piensa Schopenhauer que no, que no lo tiene, y que eso es lo que debemos asumir.

Tan obsesiva melancolía es lo que apartó a Nietzsche de Schopenhauer. Quería ser Nietzsche de otra madera. Pero al final, el aterrador y paralizante descubrimiento del eterno retorno, que es la ausencia de sentido y para qué último hagamos lo que hagamos, seamos mono, hombre o Superhombre, y que nos llevaría a llorar a la tumba de todos los dioses, impele a Nietzsche al último -o penúltimo intento- que consiste en la superación de la compasión. Es un desesperado grito o un blasfemo afán, posiblemente imposible, contra todos los crucificados.

Humanismo necesario

Los griegos antiguos y clásicos concebían y experimentaban la 'humanidad' humana de un modo doble y aparentemente contradictorio. Lo humano, míseramente, es lo distinto a lo dioses inmortales, bellos y felices. Pero lo humano es también lo que nos distingue del animal y del bárbaro. Es la racionalidad y el lenguaje, es la poesía y la ofrenda a los dioses, es la justicia y virtud política e individual.

Platón e Isócrates (según Bruno Snell en el cap. XIV, 'El descubrimiento de la humanidad...' de su libro 'El descubrimiento del espíritu') son los dos mejores ejemplos de estos modos antagónicos de entender la humanidad.

Platón remarca nuestra distancia abismal con los dioses, matizada sin embargo por la posibilidad de la Sabiduría, mientras que a Isócrates le interesa lo que nos separa de la irracionalidad, de la ausencia de leyes y del sentimiento respetuoso hacia las mismas. Los siglos han dado como vencedor a Isócrates. El humanismo renacentista y el de la Ilustración y sus posteriores evoluciones y revoluciones es el de Isócrates (pasado por Cicerón y el cristianismo), que es como en nuestros días se entiende el lugar del hombre en el Universo.

Recomienda Snell no olvidar la línea platónica, en mi opinión Sófocles es más evidente, de asumir nuestra humanidad. Reconer nuestros propios límites y no sobrepasarlos (la Hybris) so pena de ser castigados por los dioses, que hoy somos nosotros mismos, esto es, el Destino o la Historia.

"...el respeto al hombre. Los valores absolutos que están por encima de nosotros, sobretodo el derecho y la verdad, tienen la fatal propiedad de hacernos olvidar a veces que el absoluto que conocemos no lo es. Nos permite actuar como si nosotros fuéramos personalmente el absoluto. ¡ay entonces de nuestros semejantes! La moral se convierte entonces en dinamita. Y su fuerza explosiva aumenta amedida que los hombres creen que deben servir, y la catástrofe está asegurada desde el momento en que convienen que determinadas instituciones encarnan el absoluto. En tales casos hay que recordar que todo hombre tiene su dignidad y libertad." (B.Snell, p. 445)

La Historia debe enseñarnos, en definitiva, que ambas formas de la Humanidad, el reconocimiento de la finitud y el deseo de la libertad, son dos caras de la misma moneda. Que la libertad, la dignidad, el derecho, la verdad, etc. no son posibles si olvidamos nuestra radical finitud, si pretendemos divinizarnos.

La infancia es la patria

La infancia es la patria, pero es irrecuperable y por eso la olvidamos y nos abrigamos con variedad de exóticas telas. Nuestra piel las rechaza, y aunque no creamos creerlo es aquella cálida felicidad la que nos mantiene en pie tantas veces. Nos resulta muy triste, nos quedamos melancólicamente perplejos cuando comprobamos la inmensa lejanía de aquella época. Nos parece que no somos nosotros de quien recordamos tantas anécdotas y sentimientos e ilusiones. Como si no nos perteneciera. Como si fuese un sacrilegio la memoria. ¡En tantas cosas hemos herido al niño aquel...!
Cuando miramos al futuro con un cierto ánimo, cuando seguimos luchando de alguna manera, buscamos, sin saberlo, retornar a la felicidad e inocencia de aquellos años. No nos queremos creer que la felicidad haya existido y que la hayamos arrojado definitivamente por la borda del tiempo.

viernes, 4 de abril de 2008

Ítaca

En el relato homérico, Ítaca es la patria que deseamos alcanzar, y a la que llegaremos tras un largo y dificultoso viaje. Una odisea es eso. Sin intentar o forzar una lecturas sujetivista de 'La Odisea' y de Ulises, sin hacer de Ulises el héroe trágico de la moderna subjetividad, es evidente que en el relato clásico el viaje, con ser extraordinario, es sobre todo el camino hacia la meta posible. Alcanzar Ítaca, matar a los pretendientes y reunirse con Telémaco y Penélope es el sentido del relato.

Es cierto que Ulises termina rechazando a Circe, y que es su propio empeño el único motivo para abandonar tan divina estancia. Ya se intuye una posible decepción cuando al arrivar a su patria recuerde la isla y el cuerpo de la diosa. Además, son demasiados los años transcurridos, y más merece, para nosotros, un final trágico que feliz el poema. La necesidad, ahora infinita de aventura, para un mísero ser humano sin más recursos que su voluntad, posiblemente cada vez más cansada, terminará haciendo de él un cadavérico Fausto. Pero no queremos entrar en estas lecturas u ocurrencias actuales sobre el Odiseo clásico. Hace tiempo, al hilo de la 'Carta a Lord Chandos' leí sobre todo esto 'La sombra de Ulises' de Boitani. A ese libro les remito.

Nos quedamos con el valor supremo imprescindible de Ítaca para Homero y`para Ulises.
Cavafis, tres mil años después nos hace su propia lectura. El viaje es lo importante, el viaje te hará sabio en experiencias. Pide que Ítaca tarde en llegar y no te sientas defraudado cuando descubras, ya viejo, que Ítaca no podía ofrecerte nada nuevo que no hubieses alcanzado ya en tu peregrinaje. Ítaca son las ítacas, tantas como individuos y tantas como cada uno desee. Sólo valor nos exige el largo viaje. El viaje, rico en aventuras, lo es todo porque nada más puede ofrecerte Ítaca.

Algunos otros poetas, como Cioran o Pessoa o Host, han afirmado que lo importante no es experimentar el viaje aunque Ítaca no exista, sino reflexionar y peregrinar desde el convencimiento de que Ítaca no existe. Que no es posible ninguna plenitud. El por qué y para qué de un viaje sin meta es la pregunta. Para Cavafis, el alma se va enriqueciendo; para Cioran, por ejemplo, se va desgastando. El final es feliz en Homero , la vuelta al trono de Ítaca; en Cavafis la sabia y satisfecha aceptación del fin de los maravillosos años vividos. El naufragio presentido para Pessoa, Cioran, Panero, Host, y otros muchos.

N.IV y N.V

Sobre N.IV y N.V

Si he entendido bien, que 'la muerte de Dios', con ser inapelable, se ha vuelto una verdad in-significante, porque nada nuevo aporta, y por lo tanto que supone una suerte de regresión a la vieja verdad cosificada, que más impide conocer o reflexionar, sobre sí mismo o el universo, que otra cosa. Se ha vuelto una verdad infértil, una verdad, en cierto sentido, no verdadera, no desveladora. Toda convicción racional, en la mente humana, termina desecando cuanto la rodea.

Antes, la existencia de algún cielo inteligible prohibía el avance de la razón. La razón, ante esa razón esencial de Dios, se incapacitaba para encontrar un sentido racional humano a su existencia. Hoy, para muchos, es la inexistencia de ningún cielo inteligible lo que, por los mismos motivos, impide el desenvolvimiento racional.

Que es imposible, sin caer en insalvables paradojas, una razón humana al margen, realmente desentendida, de la muerte o la existencia de Dios. La sombra del Dios muerto es tan larga como la del Dios vivo.

Todo esto es verdad. Pero, ¿qué conclusiones queremos sacar de aquí?

Panero, L.Mª

Dos poemas más de 'Erección del labio sobre la página' de Leopoldo Mª Panero.
El primero sobre Trakl, el poeta expresionista que vio su alma reflejada en los horrores del mundo. En los horrores que la vida no infringe y en los horrores con los que el hombre mismo se martiriza. Aún peor; el poema es un segundo o tercer flechazo mortal. La literatura -el alma- repite el horror que en definitiva había surgido del propio alma humana.

Trakl

Oscuro es el pescador de la noche
de la noche que todo lo envuelve
con rubor de Apocalipsis y de sombra
que cae sobre el poema, hiriéndole
con la flecha del poema, y de la sombra.


El segundo poema nos dice que el dolor y la lucidez humanos son la fugaz excepción a la nada rotuna y mecánica en que todo consiste. Una espléndida excepción es nuestra alma, sí, que sin embargo pertenece a la nada. Este es su más sublime descubrimiento.

Oh viento cruel del desespero
de la nada en que sólo el viento brilla
más puro que la nada. y el
disparo de una frente, oh frente para la muerte
y muerte como única frente.

N. III

Una lectura posible de Nietzsche: N.III Gritar el silencio lógico, devenido históricamente y experimentado como impotencia y falsedad por F. Nietzsche. Su biografía, la de un bondadoso y respetuoso ser humano incapacitado para los goces de la vida, la verdadera amistad y el amor.

La inteligencia de Nietzsche está en haber destilado conscientemente lo que desde hacía siglos venía cociéndose en la mente y corazón de Occidente; Ideas platónicas, pneuma cristiano, sujetividad autofundante, nueva ciencia, Ilustración, muerte y capitalismo incipiente... Es también acierto de Nietzsche mostrarnos que no se trata de un mal sólo suyo, sino de toda la sociedad. La pérdida de la inocencia (nihilismo) a la que no hallamos sustituto cálido.

Pero Nietzsche también quiso que la alegría y la libertad, la creatividad y la individualidad, volvieran a nuestra alma. Y nos propuso el camino de la vida heróica, que es una forma de motivarnos a experimentar la existencia sin que la tristeza por lo perdido nos paralice y convierta en 'feretros andantes'. LLevar esto hasta sus últimas consecuencias, tal como los seres humanos somos, es imposible e indeseable. Un nihilismo activo absoluto en nada se distinguiría del nihilismo pasivo, en cuanto a sus mortales consecuencias para los seres humanos.

Sigue siendo válido ese llamamiento a la vida que hay. Sigué valiéndome su teoría de las máscaras que no lo son. Es necesario no quedarnos llorando, o al menos no todo el tiempo, ante la sepultura del Dios muerto.

Aforismos didácticos

De Lichtenberg, claro.

Para los que no quieren confundir la poesía con la filosofía, para poetas cansados:

"Es la falta de ideas lo que hace a nuestra poesía tan despreciable actualmente. Inventad, si queréis ser leídos. ¿A quién no le gustaría leer algo nuevo?" (aforismo 363D)

Una que con seguridad hizo a Nietzsche feliz unos instantes:

"Todo el mal de este mundo se lo debemos al respeto, a menudo inconsiderado, por las antiguas leyes, las antiguas costumbres y la antigua religión." (Af. 369D)

Para todos nosotros:

"Cuando un libro y una cabeza chocan y suenan a hueco, ¿es siempre debido al libro?" (Af. 399D)

Para expertos eruditos cabalistas, y también para poetas que quieren evadirse un rato:

"En el idioma de Otaheite, el sol se dice Era, el cielo Erai, y el sexo femenino, Erao."

Confidencial

Arthur Host se sincera conmigo algunas veces, creo que cuando está a punto de estallar, y me cuenta por dónde lleva sus cosas. Cómo le va y todo eso. Ayer me pasó, en una servilleta casi ilegible, lo que pudiera ser el esbozo de la introducción a su nuevo poemario. No tiene título y sólo tres o cuatro poemas de mediana factura. Ya veremos qué hace al final. Está Host dándole vueltas a por qué 'Poesía con rabia', su último librito, se le ha ido de las manos y se ha deshilachado. Esto no es ni bueno ni malo, me dice y yo asiento. Ahí queda pendiente ese tomito naufragado, que igual no tiene forma definida o esa es su forma. Os paso lo que he podido traducir de la mísera servilleta. Su letra es ilegible, y tal vez no es una copia absolutamente fiel del extraño original.

Dice A.Host: "Me resulta muy difícil no repetirme, como tantas veces he dicho. Por dentro soy un laberinto de una sola vía. El cansancio y el frío los experimento como un injusto -sé que la palabra es estúpida- aplastamiento. Quiero respirar un poco. Eso es todo. Una pequeña derrota; igual esta palabra también es estúpida. Busco calor, el del sol en mi piel y el de mis entrañas en mi piel. Piadoso calor. Ni patético ni afectado. No desconozco que no lo encontraré afuera de mí -pues entre yo y el mundo y los dioses permanece un blindado cristal-, y me parece demasiada fantástica la azaña de Munchausen. Pero es lo que necesito, un poco de calor. El alma fría como el hielo se resquebraja con cualquier soplo, y ahora siento vendavales.
No utilizaré en este nueva aventura algunas imágenes de mi poesía anterior. Las que se refieren al dolor y al absurdo. No descreo de ellas, sé su rotundidad inapelable, pero necesito apartarlas de mi quebrada alma en estos momentos de mi largo, monótono y agotador viaje.
Me gustaría comenzar el nuevo librito con un poema antiguo, 'Travesía' de 'Tratado de la voluntad y la inteligencia', para terminarlo con una nueva 'Travesía' un poco más cálida. es mi necesidad y mi intención. El azar y mi escasa voluntad alcanzarán lo que haya de ser."



Travesía
Zarpas. El radiante día refleja
guiños de plata sobre el agua.
La mar, ahora calma y plateada,
te llama en un íntimo susurro:
‘¡avanza y quema el pasado
y quema el porvenir!’.

Duras miradas y enjutos corazones
se alzan en los espejos y en los rostros
de tus compañeros para aterrar
y detener tu tímido paso.

No avanzas ni alcanzas lugar alguno.

Zarpé, sin embargo, y navego sin rumbo,
derrotado, vacío el hígado, vacíos
el cerebro y el corazón,
y prisionero de mil melodías.

Zarpé, y hagan otros su propia travesía
involuntaria y maldita; zarpé
para dar nombre a metas imposibles,
a absurdos límites, a mi imposible hogar:
Itaca.

jueves, 3 de abril de 2008

Contra la esclavitud

Espíritus de todas las épocas, verdaderamente humanos, los ha habido siempre. Lichtenberg, en el último cuarto del s.XVIII escribió este casi poema, casi plegaria.

"Sobre un feto de negro conservado en alcohol.
Sigue allí en la postura en que aguardaba la vida y la luz del día, una vida y una luz que el pòbre jamás llegó a ver. ¡Qué feliz eres niño, por haber llegado tan pronto a la meta que miles de hermanos tuyos sólo alcanzan después de sangrientos azotes e incontambles sufrimientos.
Pobre pequeño, qué feliz eres. La paz de la que tú gozas ahora, miles de desdichados, hermanos tuyos, tienen que comprarla con su sangre bajo el azote de mercaderes indignos. Nada, absolutamente nada has perdido en este mundo en el que tus derechos están vendidos y tu amo hubiera sido mercader. También a él, que ya tenía preparadas tus cadenas, le hubiera valido más no ver, como tú, la luz del día." (Aforismo 322D)

Citas

De Bukowski (en 'Hijo de Satanás')

"El problema de la Historia del Hombre es que no llega a ninguna parte, tan sólo a una cierta muerte del individuo, cosa que resulta gris y lamentable, material de vertedero."

"Lo que odiaba era estar en las largas colas y mirar las nucas. Las nucas no eran tan horribles como las caras, pero de todos modos era horroroso."

"Claro, de vez en cuando había un tipo que salía del vertedero y lo conseguía. Pero por cada uno que lo conseguía había cientos de miles enterrados en los barrios bajos o en la cárcel o en el manicomio o suicidados o drogados o borrachos. Y muchos más trabajando por un sueldo de miseria, desperdiciando sus vidas en la mera subsistencia."

Vitalismo y positivismo

No se puede confundir el vitalismo con el positivismo. O sí se pueden confundir. De pende cómo entiendas cada uno de ellos. Se pueden confundir si piensas que el vitalismo está muy cerca de la pura animalidad e inmediatez. Como si propugnase la renuncia a la conciencia. Pero hay otra forma de entender el vitalismo nietzscheano.

El paso del mono o del gusano al hombre, y la superación de éste en el Superhombre. No la vuelta ciega a la pura naturaleza, a los instintivo mecánico (más bien habría que usar el término de pulsión, al modo de Freud). El hombre, piensa Nietzsche, tiene la capacidad del pensamiento, también la de los sentimientos, y sobre todo la de ser conscientes de ambos, de nuestros pensamientos y sentimientos. El Superhombre no pierde estos atributos sino que ha de ponerlos al servicio de un nuevo modo de querer vivir y asumir nuestro estar en el mundo. Sólo, y tanto, eso.

La libertad, la creatividad (de la propia existencia) y la individualidad irrepetible son el norte 'formal' de dicha visión del mundo. Esto es una razón, dirá alguien, pero es una decisión de todo el organismo; de su razón, de su voluntad y de sus sentimientos. Una lectura radical del nietzscheanismo así entendido nos llevaría al infierno de hielo de lo inhumano. Pero podemos pensar que lo humano (los sentimientos, las esperanzas, la necesidad de consuelo y amor, etc.) caben en el vitalismo siempre que esa humanidad no lastre tu propio eseo de libertad, creatividad e individualidad. Tarea difícil, imposible si no cedemos en más de una ocasión. Tarea que cada uno puede plantearse como proyecto de vida, intransferible, que ha de hacerse real conforme las circunstancias y tu ánimo te lo permitan.

miércoles, 2 de abril de 2008

Sócrates de Jenofonte

Buscando un Sócrates menos platónico. He empezado a leer los 'Recuerdos de Sócrates' de Jenofonte. Hasta ahora, en escasas 30 páginas, sólo he querido descubrir un Sócrates menos dialéctico y más virtuso. Quiero decir más conciudadano ejemplar, al modo como Jenofonte y los atenienses de entonces percibían la virtud ciudadana, muy relacionada con el respeto y la participación en muchos actos y hábitos públicos.

Sus comentarios sobre los malvados Crítias y Alcibíades son impecables. También cuenta la valentía de Sócrates al enfrentarse, o al menos a la no colaboración activa, con la tiranía de los 30.

Nietzsche II

"Se ha dejado de creer y ya está... Sin que estemos capacitados para dar otra explicación que no consista en una mera ensalada de palabras, en una sinonimia extendida, parlanchina y académica." Dice Autoficcion. Pues eso es lo que yo quería decir. Pero este pensar poético sobre la 'muerte de Dios' podríamos aplicarlo a los demás asuntos.

Nietzsche

El pensamiento honesto, tímido, que cree, de vez en vez, entrever alguna armonía. Posiblemente el pálido reflejo de alguna ilusión ancestral o infantil. O un nuevo y fugaz desacorde no catalogado. Andar errantes sin referente. Aterridos del frío que hemos conquistado y aterrados por nuestra azaña. ¡Poco consuelo son las futuras generaciones más libres... porque esa libertad es para nosotros invivible! El parágrafo 212, 'El Loco', de Nietzsche en 'Gaya Ciencia' lo recuerda.

“¿No habéis oído hablar de ese hombre loco que, en pleno día, encendía una linterna y echaba a corre por la plaza pública gritando sin cesar: “ Busco a Dios, busco a Dios”. Como allí había muchos que no creían en Dios, su grito provocó la hilaridad. “ Qué, ¿se ha perdido Dios?, decía uno. “¿Se ha perdido como si fuera un niño pequeño?”, preguntaba otro. “¿O es que está escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha embarcado? ¿ Ha emigrado?.
Así gritaban y reían en confusión. El loco se precipitó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. “¿Dónde se ha ido dios? Yo os lo voy a decir”, les gritó.”¡Nosotros lo hemos matado, vosotros y yo! ¡Todos nosotros somos sus asesinos! Pero, ¿Cómo hemos podido obrar así? ¿Cómo hemos podido varia el mar? ¿Quién nos ha dado la esponja para secar el horizonte? ¿Qué hemos hecho al separar esta Tierra de la cadena de su sol? ¿Adónde se dirigen ahora sus movimientos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No caemos incesantemente? ¿Hacia delante, hacia atrás, de lado, de todas pares? ¿Hay aún un arriba y un abajo? ¿No vamos como errantes a través de una nada infinita? ¿No nos persigue el vacío con su aliento?... ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios?....
¡Dios ha muerto y nosotros somos quienes lo hemos matado!...Lo que el mundo poseía de más sagrado y poderoso se ha desangrado bajo nuestro cuchillo. ¿Quién borrará de nosotros esa sangre? ¿Qué agua podrá purificarnos? ¿Qué expiaciones, qué juegos nos veremos forzados a inventar? ¿No excesiva para nosotros la grandeza de este acto?...No hubo en el mundo acto más grandioso y las futuras generaciones serán, por este acto, parte de una historia más alta de lo que hasta el presente fue la historia”.Aquí calló el loco...arrojó la linterna al suelo y se rompió en mil pedazos: “He llegado demasiado pronto. No es aún mi hora. Este gran acontecimiento está en camino, todavía no ha llegado a oídos de los hombres.”

Nadie nos otorgó tal poder, sino que estaba escrito desde siempre en nuestra cadena de ADN. Ningún acontecer. No fue Dios mismo quien se alejó, sino que lo arrojamos en un inevitable acto de libertad de pensamiento y corazón. También está escrito en nuestro ADN, el ADN no escrito, la inutilidad del acto. Tampoco, si pudiéramos, daríamos marcha atrás al reloj de las generaciones para revivir y festejar con el Dios ido nuestra precariedad. Dionisos y el Crucificado son sueños del pasado.