El pensamiento honesto, tímido, que cree, de vez en vez, entrever alguna armonía. Posiblemente el pálido reflejo de alguna ilusión ancestral o infantil. O un nuevo y fugaz desacorde no catalogado. Andar errantes sin referente. Aterridos del frío que hemos conquistado y aterrados por nuestra azaña. ¡Poco consuelo son las futuras generaciones más libres... porque esa libertad es para nosotros invivible! El parágrafo 212, 'El Loco', de Nietzsche en 'Gaya Ciencia' lo recuerda.
“¿No habéis oído hablar de ese hombre loco que, en pleno día, encendía una linterna y echaba a corre por la plaza pública gritando sin cesar: “ Busco a Dios, busco a Dios”. Como allí había muchos que no creían en Dios, su grito provocó la hilaridad. “ Qué, ¿se ha perdido Dios?, decía uno. “¿Se ha perdido como si fuera un niño pequeño?”, preguntaba otro. “¿O es que está escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha embarcado? ¿ Ha emigrado?.
Así gritaban y reían en confusión. El loco se precipitó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. “¿Dónde se ha ido dios? Yo os lo voy a decir”, les gritó.”¡Nosotros lo hemos matado, vosotros y yo! ¡Todos nosotros somos sus asesinos! Pero, ¿Cómo hemos podido obrar así? ¿Cómo hemos podido varia el mar? ¿Quién nos ha dado la esponja para secar el horizonte? ¿Qué hemos hecho al separar esta Tierra de la cadena de su sol? ¿Adónde se dirigen ahora sus movimientos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No caemos incesantemente? ¿Hacia delante, hacia atrás, de lado, de todas pares? ¿Hay aún un arriba y un abajo? ¿No vamos como errantes a través de una nada infinita? ¿No nos persigue el vacío con su aliento?... ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios?....
¡Dios ha muerto y nosotros somos quienes lo hemos matado!...Lo que el mundo poseía de más sagrado y poderoso se ha desangrado bajo nuestro cuchillo. ¿Quién borrará de nosotros esa sangre? ¿Qué agua podrá purificarnos? ¿Qué expiaciones, qué juegos nos veremos forzados a inventar? ¿No excesiva para nosotros la grandeza de este acto?...No hubo en el mundo acto más grandioso y las futuras generaciones serán, por este acto, parte de una historia más alta de lo que hasta el presente fue la historia”.Aquí calló el loco...arrojó la linterna al suelo y se rompió en mil pedazos: “He llegado demasiado pronto. No es aún mi hora. Este gran acontecimiento está en camino, todavía no ha llegado a oídos de los hombres.”
Nadie nos otorgó tal poder, sino que estaba escrito desde siempre en nuestra cadena de ADN. Ningún acontecer. No fue Dios mismo quien se alejó, sino que lo arrojamos en un inevitable acto de libertad de pensamiento y corazón. También está escrito en nuestro ADN, el ADN no escrito, la inutilidad del acto. Tampoco, si pudiéramos, daríamos marcha atrás al reloj de las generaciones para revivir y festejar con el Dios ido nuestra precariedad. Dionisos y el Crucificado son sueños del pasado.
miércoles, 2 de abril de 2008
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