viernes, 4 de abril de 2008

Confidencial

Arthur Host se sincera conmigo algunas veces, creo que cuando está a punto de estallar, y me cuenta por dónde lleva sus cosas. Cómo le va y todo eso. Ayer me pasó, en una servilleta casi ilegible, lo que pudiera ser el esbozo de la introducción a su nuevo poemario. No tiene título y sólo tres o cuatro poemas de mediana factura. Ya veremos qué hace al final. Está Host dándole vueltas a por qué 'Poesía con rabia', su último librito, se le ha ido de las manos y se ha deshilachado. Esto no es ni bueno ni malo, me dice y yo asiento. Ahí queda pendiente ese tomito naufragado, que igual no tiene forma definida o esa es su forma. Os paso lo que he podido traducir de la mísera servilleta. Su letra es ilegible, y tal vez no es una copia absolutamente fiel del extraño original.

Dice A.Host: "Me resulta muy difícil no repetirme, como tantas veces he dicho. Por dentro soy un laberinto de una sola vía. El cansancio y el frío los experimento como un injusto -sé que la palabra es estúpida- aplastamiento. Quiero respirar un poco. Eso es todo. Una pequeña derrota; igual esta palabra también es estúpida. Busco calor, el del sol en mi piel y el de mis entrañas en mi piel. Piadoso calor. Ni patético ni afectado. No desconozco que no lo encontraré afuera de mí -pues entre yo y el mundo y los dioses permanece un blindado cristal-, y me parece demasiada fantástica la azaña de Munchausen. Pero es lo que necesito, un poco de calor. El alma fría como el hielo se resquebraja con cualquier soplo, y ahora siento vendavales.
No utilizaré en este nueva aventura algunas imágenes de mi poesía anterior. Las que se refieren al dolor y al absurdo. No descreo de ellas, sé su rotundidad inapelable, pero necesito apartarlas de mi quebrada alma en estos momentos de mi largo, monótono y agotador viaje.
Me gustaría comenzar el nuevo librito con un poema antiguo, 'Travesía' de 'Tratado de la voluntad y la inteligencia', para terminarlo con una nueva 'Travesía' un poco más cálida. es mi necesidad y mi intención. El azar y mi escasa voluntad alcanzarán lo que haya de ser."



Travesía
Zarpas. El radiante día refleja
guiños de plata sobre el agua.
La mar, ahora calma y plateada,
te llama en un íntimo susurro:
‘¡avanza y quema el pasado
y quema el porvenir!’.

Duras miradas y enjutos corazones
se alzan en los espejos y en los rostros
de tus compañeros para aterrar
y detener tu tímido paso.

No avanzas ni alcanzas lugar alguno.

Zarpé, sin embargo, y navego sin rumbo,
derrotado, vacío el hígado, vacíos
el cerebro y el corazón,
y prisionero de mil melodías.

Zarpé, y hagan otros su propia travesía
involuntaria y maldita; zarpé
para dar nombre a metas imposibles,
a absurdos límites, a mi imposible hogar:
Itaca.

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