lunes, 14 de abril de 2008
Observación
La tentación de hacer demasiado claro a un autor. Luchando siempre contra esta deshonesta estratagema. Al más profundo, al más radical, al menos digerible... todos son asumibles (hay mentes como estómagos) y pregonables. Tal falsedad contribuye al bien estar espiritual (socio-espiritual) del 'malhechor'. Ningún texto, como ninguna experiencia, te es realmente afín. Todo corazón, por mucho que publique y feliz que viva en su 'infelicidad', es opaco. Ni el escritor ni el lector han de olvidarlo.
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