domingo, 27 de abril de 2008

Vattimo

De las múltiples lecturas que de Nietzsche pueden hacerse, Vattimo ha encontrado su acomodo en la llamada 'débil' y 'postmoderna'. El Ser (la Vida, el Existir) puede describirse en sus múltiples y cambiantes y engañosas apariencias, pero jamás podrá ser dicho o explicado. Vivimos, en los últimos cien o ciento cincuenta años en una sociedad cada vez más fragmentaria. Ambos cosas no son ni buenas ni malas, son lo que son, pero cabe el riesgo más que cierto de que confundamos el existir con el ser una cosa 'cuantificable', al modo de la ciencia y la burocracia actuales. La fragmentariedad de nuestra sociedad, por su parte, conlleva el peligro de la unilateralidad de uno de sus fragmentos; por ejemplo, el consumismo, el hedonismo fácil, la pérdida de la confianza en uno mismo, etc.

Heidegger, nostálgico del pensamiento 'fuerte', inicia la lectura 'débil' que Vattimo continúa de Nietzsche. Gadamer, Lyotard o Rorty han sido otros autores que han iluminado la propuesta de Vattimo. Vattimo ha intentado que su lectura metafísica tenga consecuencias para la ética y la política. Pero nos interesa su ontología débil.

"Nada se sustrae a la historicidad, menos aún la filosofía, el pensamiento. Heidegger no es más inteligente que Kant, sino que llega ciento veinte años más tarde. Y en este intervalo nacen la antropología cultural, la psicología... en definitiva, ciencias, saberes que cuestionan la idea de que la razón sea siempre la misma en cualquier época y en todos los seres humanos.
Cuando Heidegger se plantea el problema de qué significa Ser, si debe funcionar también pata nosotros que somos entes finitos que nacemos, morimos, tenemos problemas, tiene esto en cuenta. El resultado es que el Ser, para Heidegger, bien... a decir verdad no sé demasiado bien qué es, ni siquiera él lo sabe, lo que sabe con certeza es que no puede ser un objeto. Es, entre comillas, esta 'cosa' que se anuncia en los lenguajes de las culturas dentro de los cuales estamos siempre arrojados.
El Ser acontece, pues, en el lenguaje. Pero ¿cómo? En la conversación. Es decir, en la lengua viva que habla una humanidad. Naturalmente, el Ser no deriva de allí pero se da así.
Y si el Ser es acontecimiento se puede pensar que no sea más que esto: el significado de la palabra 'Ser' en la historia de nuestra lengua y en el uso que hacemos de ella."

Evidentemente, Vattimo reformula la pregunta por el sentido de la vida. No confundamos su pregunta con una respuesta.

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