jueves, 10 de abril de 2008

'En las cimas...' II

Entrada II, del curso acelarado sobre Cioran. 'Sobre la muerte'.

“Algunos problemas, cuando los meditamos, nos aíslan en la vida, nos destruyen incluso: no tenemos entonces ya nada que perder ni nada que ganar. (...) Al ser que piensa por el placer de pensar se opone aquel que piensa bajo los efectos de un desequilibrio vital. Me gusta el pensamiento que conserva un sabor de sangre y de carne. (...) Una lágrima tiene un origen más profundo que una sonrisa. (...) Cada paso en la vida es un paso en la muerte, y el recuerdo una evocación de la nada. (...) Cuando la conciencia se ha desapegado de la vida, la revelación de la muerte es tan intensa que destruye toda ingenuidad, todo arrebato de alegría y toda voluptuosidad natural. Hay una perversión, una degradación inigualada en la conciencia de la muerte. La cándida poesía de la vida y sus encantos parecen entonces vacíos de todo contenido, al igual que las tesis finalistas y las ilusiones teológicas.
(...) Toda enfermedad implica heroísmo (un heroísmo de la resistencia y no de la conquista) que se manifiesta a través de la voluntad de mantenerse en las posiciones perdidas de la vida.
(...) Estar persuadido de no poder escapar a un destino amargo, hallarse sometido a la fatalidad, tener la certeza de que el tiempo se ensañará siempre en actualizar el trágico proceso de la destrucción, son expresiones de lo Implacable.
(...) El individuo siente en su ser mismo el carácter irremediable de la agonía, en medio de sufrimientos y de tensiones ilimitados. La mayoría de los seres no son conscientes de la lenta agonía que se produce en ellos; sólo conocen la que precede al tránsito definitivo hacia la nada. Piensan que únicamente esa agonía última produce importantes revelaciones sobre la existencia. En lugar de aprender el significado de una agonía lenta y reveladora, lo esperan todo del final. Pero el final no les revelará gran cosa; se extinguirán tan perplejos como han vivido”.

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