viernes, 4 de abril de 2008

N.IV y N.V

Sobre N.IV y N.V

Si he entendido bien, que 'la muerte de Dios', con ser inapelable, se ha vuelto una verdad in-significante, porque nada nuevo aporta, y por lo tanto que supone una suerte de regresión a la vieja verdad cosificada, que más impide conocer o reflexionar, sobre sí mismo o el universo, que otra cosa. Se ha vuelto una verdad infértil, una verdad, en cierto sentido, no verdadera, no desveladora. Toda convicción racional, en la mente humana, termina desecando cuanto la rodea.

Antes, la existencia de algún cielo inteligible prohibía el avance de la razón. La razón, ante esa razón esencial de Dios, se incapacitaba para encontrar un sentido racional humano a su existencia. Hoy, para muchos, es la inexistencia de ningún cielo inteligible lo que, por los mismos motivos, impide el desenvolvimiento racional.

Que es imposible, sin caer en insalvables paradojas, una razón humana al margen, realmente desentendida, de la muerte o la existencia de Dios. La sombra del Dios muerto es tan larga como la del Dios vivo.

Todo esto es verdad. Pero, ¿qué conclusiones queremos sacar de aquí?

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