Tenía razón Nietzsche al afirmar que sólo entre los griegos fue posible la filosofía. Permítanme un bello retrato; la indagación filosófica, la pasión por la razón dialogante y la libertad sólo es posible en un pueblo joven, atolondrado, ingenuo y valiente. Entre nosotros, en nuestros día, pues lo que hay. Sociólogos, politólogos felices, sujetofundantes de cliché, y demás bendita cosecha. Algún heleno, sin embargo, queda entre nosotros, y algún poeta errante. Pero ¿qué han de decirnos esas esporádicas almas que resulte de actualidad? Nada. Lo intempestivo es lo más innecesario. ¿Para qué un honesto, silencioso y sesudo razonador entre tanto ruido y algarabía? ¿Para qué la insolente e insomne poesía?
"...un poco peor: escribir no hace mejor a quien no tiene la pretensión de obtener riqueza, fama o amigos. Mantiene las letras como si consistiera en una obligación hacia los genes. Como si. Pero no hay tal deber, no lo conozco yo, sino el azar de mi consentimiento. ¿Para qué?" (MLL)
jueves, 17 de abril de 2008
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