Es el Panero de siempre... y no puede ser otro. Porque siempre, no sólo en 'Escribir como escupir', para Panero los poemas son Gesto antes que idea o sentimiento. No es sólo que el tema sea el acto del poema, sino que tal tema se esconde tras palabras vacías y monótonas para intentar mostrar con rotundidad el acto desnudo y puro. Puro y hediondo. Es el de escribir, el de reír, llorar, orinar, rezar, etc. Es Panero. Él, su sentir y ser y pensar y estar patéticos, como única cuestión. El escenario vacío y la inercia de siglos de cultura desquiciada. Toda cultura, todo hombre, siempre, es desquicio. La Nada como objeto de la vida y el poema, porque Nada es la realidad, Nada el poeta y Nada sus creaciones. Ceniza de un cigarro ya apagado es la vida.
La Nada -Todo- y el Viento, que es su absurdo y doloroso crujido en el alma el hombre. Se reza, se piensa, se escupe, se procrea, ante el altar del Desastre, de la Nada.
En el Reino de la Nada, la muerte y el dolor, todas en infinitas formas absurdas y cambiantes, en el Desierto o en la Infinita Luz de la Nada, ¿por qué no la Compasión? ¿Para qué otra cosa? ¿Para qué más mentira y cansancio?
Las palabras, las lágrimas, la Locura (que es lúcida y por eso Cobarde) son la mayor atrocidad de la Nada. Y la Nada engendra monstruos contra el hombre cuando sueña, cuando ama, cuando escribe, porque somos el espejo más fiel de la Realidad y de Dios.
Dios murió y nosotros apestamos a cadáver. Somos el cadáver insepulto de Dios, y celebramos la muerte, sin quererlo realmente, porque la muerte es la vida -¿quién sabe distinguirlas?- y porque nunca estamos vivos, porque la Vida es un Imposible metafísico.
Pd: los mejores poemas de 'Escribir...' son 'Carta al padre' y 'Black power'.
sábado, 21 de febrero de 2009
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