viernes, 13 de febrero de 2009

Sur

Hay cosas que se saben de siempre
y sin embargo no se descubren hasta
mucho después. Soy del Sur.

Dicen que antes llovía más,
que los otoños eran abundantes.
Será cierto, o no.
Antes, eso sí, hasta los charcos
y la lluvia eran siempre tibios.

Antes, eso lo sé yo, las tardes
eran infinitas y de agradable calor
con olor a piedra fuerte y eterna.
Mi infancia es la Plaza de España,
de piedra antigua, y los juegos
arropados por una infinita inocencia
y un calor y luz infinitas. Es el Sur.

La felicidad, esta palabra la aprendí después,
era entonces, como la lluvia y la luz absoluta
de mi tierra, ardiente, inevitable y esférica.

Todo esto, no lo crean, se aprende
siempre demasiado tarde, cuando la nostalgia
y lo indecible. Cuando paladeas vacía
la boca con gusto a vacío, y nada sientes.
Cuando como una cuita a la altura del esternón
que te impide ningún disimulo.

Cuando va llegando la hora de no ser nada
descubro que soy del Sur.

Ahora que avanza el crepúsculo
anunciando el frío bello y estrellado
de la noche, descubro que fui del Sur.

Acaso sólo conservo su recuerdo.
Vivo e insolente. Del Sur.

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