Me regalaron hace un par de días un extraño libro. La voluntad, la buena voluntad es lo que cuenta, me dije, y logré reponerme al título. "Hoy tengo ganas de ti", de Federico Moccia, en Planeta y por casi 20 euros. El bien intencionado regalo, sin embargo, iba acompañado del ruego fervoroso de que lo leyese antes del sábado 14. Quedaríamos para cenar y hablar sobre el libro... Yo, que soy muy bueno, un cachito de pan como se dice, no puede negarme. Anoche, el tiempo se acababa, me armé de 5 ó 6 cervezas y media caja de diazepan y me puse a leerlo. Lo terminé de madrugada.
Para más inri, el libro carece de ilustraciones. Todo letras, y blablá y blablá... El argumento: no sabría por donde empezar. Por el final. Termina bien, triunfa el apasionado y merecido amor, que a los buenos nunca ha de faltarle. Ambientado en Estados Unidos, en su América profunda y sabia. Ella, niña de capital provinciana, se enamora de él, chico de otra capital no menos provinciana, y se aman y se odian y sufren y se atormentan -siempre muy decentemente- hasta que al final se aman definitiva y metafísicamente hasta caer rendidos (ellos y el lector) por los siglos de los siglos.
Pd: ¿qué le diré a mi amigo mañana cuando nos veamos?
Pd (2), más profunda: 14 de febrero, san Pirulín; ¿no será muy arriesgada la cena de mañana, más con el fantasma del libro rondando, y no sería mejor dejarla -siempre pueden encontarse excusas creibles- para, digamos, el 28 de diciembre?
viernes, 13 de febrero de 2009
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