Eres pequeña, aunque sé que careces de tamaño –como todo
lo irreal-. Eres pequeña, sólo el alma de unos escasos palmos
de pesada biología y ciega historia.
Difícilmente mantienes a flote la imposible nave.
Hace años renunciaste a las brújulas.
Eres señora de un reino pobre y deshilachado.
No te temo ni me apiado en ningún sentido.
Ni quiero ni podría hacerlo a estas alturas de mi tiempo.
martes, 17 de febrero de 2009
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