De Amos Oz, 'Versos de amor y muerte'. Excelente. Muy buena novela, o nivola o meta-metarelato de y sobre la escritura y la vida del escritor y sus personajes.
Estilo más fácil que el de Auster ('Trilogía...' por ejemplo) al que recuerda en lo esencial. Ficcionar es vivir; ficcionando -lo que de continuo hace el personaje autobiográfico de Oz, y podemos pensar que el mismo Oz-, ficcionado reproducimos y volvemos indefinida la existencia. El concepto de lo indefinido es provocadoramente ambiguo. Más allá de la vida y la literatura, más vida y más literatura. El autor, al final, es un personaje más. En el maremagnun del lenguaje y la historia pierde gran parte de su idiosincrasia creadora. Pero el autor, y el lector, claro, lugares sintientes de la experienia, siguen siendo lo más valioso y lo más pesado de sobrellevar.
Pd: es el momento de releer la pentalogía biográfica de Bernhard: el hombre no es testigo de nada porque es vil y olvidadizo.
martes, 16 de septiembre de 2008
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