Un sueño. Extraño pero evidente al cabo. Eros y Thanatos, la inmortalidad y la felicidad imposibles e inolvidables. Ningún paliativo puede la razón ni la inconsciencia contra esta tensión autrófaga. Una pesadilla hecha sueño por nuestra debilidad: sexo y dominio. ¡Qué bello engaño!
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