Vencido por las Escrituras,
por el Estado y la Historia Vaticanas,
por los sentimientos a fuego marcados
sobre lomos inocentes desde hace milenios;
por la más cobarde compasión
-como una insana represalia-
por una altiva humanidad,
comido y vencido por el gusano
de la Bondad y la Luz Verdadera.
La teología más inhumana
y carnívora; la Belleza sin matices
y la duda pecaminosa; fui derrotado
y a cuchillo he capitulado.
Me retiro sin alma a mi reptil
madriguera para imaginar venganza
contra el tosco Madero y contra tus leves
pechos rosados del sur más ardiente y callado.
lunes, 18 de mayo de 2009
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