Qué sirva de algo.
Qué tenga sentido
o al menos utilidad alguna
haber leído casi 2000 libros.
Ayer noche fui feliz
cuando un golpe de luz,
como a San Pablo sobre el équido,
sinteticé todas mis lecturas...
por suerte me pilló en el sillón
y no tuve necesidad de representar
ninguna peligrosa caída.
No en un pensamiento,
lo que no tendría mayor valor,
sino en un sentimiento y una acción
condensé la existencia entera
-Dios, alma y Mundo-
en un luminoso y omnímodo ímpetu vital.
Me creí el joven Schelling o Hölderling
antes de la tormenta, quizá kant
pensando en su beatífica soltería.
Fue cuando el 3-1, antes del descanso:
¡me pasé con todos mis trebejos,
corazón y memoria al equipo ganador!
Desde el momento en que apoyé
a la escuadra mestiza
subvencionada
desagradecida
costero
catalana
disfruté del balompié
y hallé el oculto sentido
de mis lecturas incontables.
El 6-2 (ó 2-6) fue la prueba
tomista a posteriori de mi acierto.
Después, claro, fue posible
el argumento hegeliano ontológico:
el 2-6 pertenece a la definición
de esos conceptos tan desbarajustados
y políticamente incorrectos
que son 'España' y la 'justicia'.
domingo, 3 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario