La Literatura del No tine una extensión en la del Caos. Un ingrediente caótico tiene la vida, cada existencia y así ha de aparecer en la Literatura. Un riesgo se cierne cuando se confunden Caos y Negación, cuando se olvida el escepticismo y distanciamiento ante el Vacío. Se cae -como a veces le ocurre, por ejemplo, a Gombrowicz- en un cierto esteticismo afectado y hasta falso, en un evasivo histrionismo, que termina por alejarnos de la autenticidad que a la Literatura podemos exigirle. Se sustituye la paciente y poco espectacular introspección con el bodeville disparatado que tan infértilmente llena páginas y páginas, almas y almas.
Estilísticamente, a la Literatura del Caos, como a la del absurdo o a la de ciertas vanguardias, hemos de agradecerle algunas figuras y relaciones textuales atractivas. Un buen nejemplo de Caos dentro del No es la paradigmática novela de Hesse 'El lobo estepario'. Sus últimas páginas, caóticas, absurdas, surrealistas, adquieren sentido porque previamente hemos conocido la honestidad y lucidez de Harry.
sábado, 10 de noviembre de 2007
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