sábado, 10 de enero de 2009

Pessoa

A cuestas con Pessoa. El Horkheimer es ahora imposible. A ratos, entre manos y sólo hojeándolo, de Colli sobre el Platón pólítico... Pero en mente el sano pero asustadizo epicurísmo de Pessoa. Me tienta la idea... pero no, es absurdo; no fue una gran broma el señor Pessoa y su trágico huir de la tragedia. Un platonismo invertido, donde el adentro es el afuera y la luz oscuridad.

4 comentarios:

Martín López dijo...

¿Puede Vd. precisar lo último? ¿Qué es interior y qué exterior? No sé si entenderlo con lo de la caverna, o con en el interior del hombre habita la verdad o el dios... Las dos cosas son platonismo, me parece.

Egoficción dijo...

Es sólo la disolución, la inacabable experiencia [interior] de ser uno con el universo [exterior], de no ser nada en definitiva.

Martín López dijo...

Bien, de acuerdo. Pero ¿qué sería platonismo? Entiendo que Pessoa se identifica o se pierde con sus máscaras, heterónimos u objetos, y que eso es una cierta manera de panteísmo o nirvana. Entonces, ¿qué es lo que invierte de Platón? ¿Qué relación de seres ha cambiado el lugar -de los seres? Si el panteísmo efectúa como la plena identificación de las cosas (por lo tanto, en el límite, ser =nada = 0), el platonismo -lo que sea- consistirá quizás en una diferencia absoluta (ser-apariencia, esencia inteligible-existencia empírica, interior-exterior, fondo-superficie; o cualquier para análogo). En una reducción, puede, de un plano a otro: llámese mímesis o participación. Lo separado participa de lo común, ¿no? No se podría pensar esa relación (diferencia) sin una mínima base común (en el ser o en el discurso), creo. Por cierto, no sé de qué demonios estoy hablando. Serán las Duracell...

Egoficción dijo...

La gran diferencia es la voluntad o actitud de uno y otro ante el vacío en que la existencia consiste. Pessoa no la huye, la asume y contempla. Esto no le lleva a la felicidad, término imposible si afirmamos la nada y negamos la consistencia del sujeto, sino a una especie de 'liberación imposible' en la vivencia estética. De esto último no estoy nada seguro, pues el mismo Pessoa hace consistir su arte en una negación del arte y la filosofía.