miércoles, 14 de enero de 2009

Un poema (antiguo) de A.Host

Ningún oculto mecanismo gobierna nuestros días
ni los del más remoto e ínfimo átomo.
Ninguna fórmula de la química o del amor explica
el inabarcable azar de los días y las eternidades.
Lo que la química y el deseo no abarcan, no existe
o no tiene explicación; el Universo (no es necesario
inventariarlo ahora, pero es incontable y como el agua,
escurridizo) es ajeno y repudia de la moral.
No existen jueces ni responsables ni administradores
del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto.
¿Y sabes lo que es más triste?, que es mejor así,
porque si hubiéramos de inventar y poner fe
a algún designio oculto, éste sería el de la maldad más alevosa.

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