martes, 29 de julio de 2008

Austerlitz

La imposible y aplastante memoria; la imposibilidad de 'narrar' la propia existencia. El desquiciado juego del lenguaje que jamás pierde su naturaleza de cárcel. En 'Austerlitz', Sebald, (se) habla/experimenta todo esto. El escenario judio es secundario. También resulta superfluo el suplicio de sus padres, y lo que el totalitarismo nazi significa. Es un asunto personal. Intentar, infructuosamente, describir y percibir la propia existencia de un modo no caótico. Labor imposible. Pero esto no hace innecesaria la Literatura, sino incluso la convierte en lo único imprescindible. Me recuerda a Kafka y sus laberínticos complejos ante su escritorio insomne. Me recuerda a Hesse; ¿no es clara la similitud entre el deambular lúcido/ciego de Harry Haller y el de Austerlitz? Hesse no apela a la memoria imposible; ¿en qué piensa Harry? En los inmortales que se ríen, en la fatuidad de toda cultura elevada. En el imposible infinito y en la imposible unidad.

No hay comentarios: