martes, 27 de abril de 2010

Martes 27

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Sobre un concepto tan gastado como los demás, pero muy querido y de antiguo para mí. También me fue útil. La Tragedia. Tragedia es la obra de arte (podríamos incluir a cualquier concepto, teoría o acción) que es consciente de su inevitable final infeliz o insatisfactorio. Que el final sea la muerte es una posibilidad. Que la obra o acción trágica sea consciente y haga tema (posiblemente el principal) de su dimensión trágica es otra cuestión, ahora no tan importante. Hasta aquí, bien. El problema, la ambigüedad del concepto, surge cuando a la situación trágica se le exige una respuesta 'humana', soberbia, desesperada, heroica, etc., aun a sabiendas que tal actitud (la esencia de la Tragedia) en nada cambia la realidad y su inevitable desenlace. A partir de este punto, la tragedia entronca con lo dionisiaco y la metafísica. Entronca trágicamente con la esencia mortal de la existencia. No es la búsqueda de la felicidad ni de la libertad lo que nos lleva a la Tragedia, ni son tampoco su efecto. ¿En qué consiste, entonces, su motivo más profundo? Quizá el despecho, la amargura, la impotencia... que se tornan, como la muerte, en las más fieles amantes del alma herida de vida, herida de muerte.
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