sábado, 17 de abril de 2010

Poema

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Y es cierto que el tiempo fluye a la manera de Parménides,
compacto e irrebatible. Instantáneo como el nacimiento
y la muerte. Los libros leídos y tanta saña contra el aire
y la tierra nada significan. El hombre evolucionó en tortuga
de tan duro que es el caparazón de las palabras.
Antes de ellas nada había y que con ellas sigue sin haber nada.
La sabiduría consiste en una avergonzada parálisis ante el espejo.
Una mal disimulada rabia, una quietud de derrota y sal.
Que la sabiduría es no saber para qué ni cómo salir o no salir
del entuerto del nacimiento, de los años decrecientes, de los vicios,
de cuatro consejas librescas y de la ética más ruin; seguir
y seguir como si nada hubiera pasado.
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