martes, 3 de junio de 2008
s.XXI
Sí, el espíritu está en venta, casi de saldo, y es feliz. En un mundo acabado, en el doble sentido del término, que olvida su agonía con el frenético ciudadanismo bobalicón, no puede ser de otro modo. Una mente, corazón y estómago agredecidos dirá, muy profundamente, que se trata de otro tipo de conocimiento, incluso de una revolución [democrática] de imprevisibles pero benéficos alcances. El Génesis otra vez, pero me temo que infinitamente más vulgar.
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