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Una joya. En una de sus cartas de juventud a Bucur Tincu deplora Cioran el nivel de la enseñanza secundaria en Rumanía (años 20 y 30), achacando dicho mal a que la necesidad hizo profesores a popes y simples maestros de escuela... que sólo son capaces de barnizar a los individuos con la fútil capa de ser un buen rumano satisfecho -un buen ciudadano diríamos aquí- de lo política y socialmente correcto. ¡Ninguna individualidad ni profundidad permite semejante sistema adoctrinador! Docilidad y atolondramiento, este es el lema de la Nueva Ilustración.
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lunes, 16 de noviembre de 2009
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