lunes, 16 de noviembre de 2009

Lunes 16

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Prisionero sin caverna. De mis sentidos, de mi fisiología y hedonismo (tampoco éste merece ser dignificado ni enmendado). Patético y ridículo esto de pensar y escribir. Pero ¿qué otra cosa hay? Quien sabe envejecer vuelve de continuo a su infancia, pero yo aún le tengo pánico. Más allá de la vida y la muerte está el no prestarles atención... para lo que son menester los cinco sentidos y el alma entera. La peor de las tragedias es la de la coherencia o fidelidad existencial; no admite componendas.
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