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Tengo frío y miedo,
como una marioneta
de mis propios errores
al albur del amor
inconsciente de dos niños
que me encogen las entrañas
con todo el hielo y la negrura
de una estepa endemoniada.
Tengo frío y miedo
del vacío de no saber amar,
del aliento de acero de mi propia alma
y de los años como un monótono
reproche y un naufragio sin fondo.
Sé que no hay camino
y por eso sé cuál es el camino
para vencer el invencible miedo,
para derrotar el infinito frío.
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lunes, 30 de noviembre de 2009
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