lunes, 24 de septiembre de 2007
Descanso y derrota
El plácido abandono a la ociosidad más corrosiva. La pérdida momentánea del ideal del Yo. La monotonía aterradora ante el espejo que sólo provoca una sonrisa enigmática. Las luces afuera y la paz adentro, dejando escapar, complacido, el tiempo. En momentos así es cuando la conciencia cristiana parece definitivamente vencida. Pero es un espejismo. La febril y dolorosa nulidad del pensamiento omnipresente retomará la conciencia y, paradójicamente, el timón de tan extraordinario barco fantasma.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario