Después de los 55 ó 60 sólo es posible escribir las memorias. El afán por leer y escribir, por experimentar la Literatura, y la inocencia de creer que nuevos datos te iluminarán de alguna manera empieza a desaparecer a partir de los 35 ó 40. El margen es estrecho. El placer, el placer artístico por los límites es la fuerza fugaz que nos mueve. Eso, y la indolencia o inercias más, digámoslo así, profesionales.
Lo dicho, que estoy a punto de comenzar mis memorias. Antes, sin embargo, me he propuesto leer y comparar todo Fante y todo Bernhard. ¡Inocente Baldini!
jueves, 27 de septiembre de 2007
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