lunes, 21 de septiembre de 2009

Lunes 21

Hoy no he echado la siesta, uno de los pocos deberes sagrados que me van quedando. El motivo es acumular sueño para la noche. Dormir 5 ó 6 horas al menos. He aprovechado, con una insoportable migraña, dichas horas para el papeleo del oficio. Me he sentido realmente estúpido. Un estúpido con dolor de cabeza. 'Camaleones', va bien. Espero poder coger el Tifanis el jueves o el viernes. ¡Qué malvada objetividad la de Capote! En clave psicopatológica, por supuesto, nadie es ajeno a su obra. Su amoralidad -no digo inmoralidad, que en absoluto aparece- es la más bella y escalofriante descripción de la inteligencia en soledad. ¡Menos mal, me digo, que me interesan más los libros que la verdad!
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Sobre la distinción Mito-Logos, realmente es artificial y dañina su publicitaria propagación. Nos pagan para parecer tontos e inocentes pero no para serlo realmente. Quizá, pero aún lo dudo, dedique los esfuerzos filosóficos del año a los griegos. Puede que a Montaigne o al primer Nietzsche. Ya veremos. Mientras tanto, Capote y Desmond Morris.
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Me encanta, y lo digo sin ningún cinismo (o quizá sí, porque es inevitable) me encanta, digo, ser coartada moral de la más cruel y superficial de las morales. Realmente esto me sitúa cerca de un sano altruismo. Sano mentalmente, higiénico. La compasión atea es otra cosa más seria y alejada de algunas bendecidas y manidas bobadas .
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1 comentario:

josecarceles dijo...

Totalmente de acuerdo en lo de Capote: objetividad malvada. ¿Es eso, entonces, la definición de la amoralidad?