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Tú ganas
(a tu pesar, lo sé)
Tienes razón, toda la razón.
Hagamos bien las cosas
encaminándolas a la ley de Dios,
la costumbre y la rentabilidad cardiaca.
Acepto, me rindo,
claudico y entono el mea culpa
(yo pecador...)
Pero en cabal, estricta, teológica
y ética justicia has de devolverme
los 99 besos de aquel día,
uno a uno en su exacto lugar
e intensidad.
Las miradas, el sudor
y la saliva, el pequeño gemido
de dos hambrientas bocas a las puertas
del Paraíso, y sobre todo
has de restituirme la atea felicidad
de aquella tarde tan calurosa.
Posdata: no me importaría
una devolución a plazos,
que el invierno es frío y largo.
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lunes, 7 de septiembre de 2009
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