No entiendo de sutilezas lingüísticas, ni de prioridades, causas, azares y efctos, pero aquí se andan la tristeza, la decepción y el insomnio. Por si acaso, como aquello del Genio Maligno de Descartes y otros ingenuos, me he provisto de dosis suficientes de doxilamina succinato. Por si las moscas, y todo es más fácil, y puedo seguir aupado a mi lector cinismo. Y es que quien no es bueno, no es bueno... gracias a Dios.
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Me temo que contra la imbecilidad tecno(demo)crática nada puede el espíritu, si acaso la Nada. Decir otra cosa es convertir a la inteligencia en complice o coartada de la barbarie actual.
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