.
El yo siempre presente, aunque liberado de su autismo lógico y metafísico, impertinentemente vigilante con sus dudas y pasión. Testigo honesto -pero en absoluto fiel- del transcurrir del tiempo. De él se siente agente heróico y humillado paciente. Incapaz para el tiempo y para la eternidad, incapaz de escapar de ellos. Pasión viscosa y asustadiza, mal inevitable, uno mismo, quien lo duda se desconoce, anhela cansinamente vivir en lo absoluto sin renunciar a lo fugaz.
.
miércoles, 14 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario