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Lo más real es lo inexistente; el resquicio del ser, aquello que falta. Su secreta respiración. La huella del Dios. Pero no, no hay palabra para la ausencia y 'dios' es un concepto malversado.
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Lo más verdadero no es verdad, y repudia de tan infantil sustento.
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Querer querer, un apasionado y ciego e inacabable desear, eso dicen que somos. Más bien, un querer hastiado.
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Mis esfuerzos se encaminan circularmente a salir de la trampa del lenguaje y la conciencia. A ocultarme afuera del ser. En mi necedad descubro la vuestra. En vuestra fea mediocridad la mía.
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Somos conscientes de la nada, pero nos empeñamos en olvidarlo con un ruidoso e infértil avanzar. Existir es inútil, pero no innecesario una vez embarcados, ni deja de ser apetecible a pesar de todos los horrores y vacíos.
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Sí. Huir y esconderse son las potencias del hombre. Y disimular tan funesto destino.
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¿Dónde la pasión que mantenga henchida la ficción universal? ¿Para qué? ¿Por qué?
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sábado, 10 de octubre de 2009
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