.
Su voz denotaba
el miedo y la inseguridad,
como si un desasosiego,
como una mala digestión
o una noche insomne
le impidiera concentrar
su inteligencia y pasión
en lo que estaba haciendo.
Su temblorosa voz:
hágase la luz, y los mares,
y los sueños, y la tierra
y sus prodigios; sean
la vida y también el hombre.
Evidentemente, su error,
sin ninguna mala intención
es de suponer, fue descansar
al séptimo día y no antes
de ponerse manos a la obra.
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miércoles, 14 de octubre de 2009
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