miércoles, 12 de mayo de 2010

Poema

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Denuncia y anuncio,
dice Cardenal,
ha de ser la poesía,
también la filosofía
y todas sus inteligencias,
y que lo hemos olvidado
con olvido de canallas
y con olvido de bondad.
Denunciar... ¿el qué...?
¿La vida, el azar de los átomos,
nuestros enrevesados y ladinos genes,
la viscosidad del sufrimiento
y la impudicia de la alegría?
Denunciar... ¿ante quién...?
Nadie hay en las afueras,
nadie nos contempla,
y nadie es inocente.
¿Dónde está decretada la justicia...?
Denucio a la muerte.
Denuncio a la historia.
Denuncio a mi esencia y a la de todos.
...Y ya despierto del sueño de los injustos...
¿qué anuncio, qué amorosa palabra
o qué santa intención no son coartada
del horror, de la vergüenza, del llanto, de la derrota?
Porque el hombre nace y muere solo,
y los coros de ángeles celestiales y terrenos
adormecen la mirada clavada desde el inicio
en unos ojos de barro amargo y fuego negro.
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4 comentarios:

Martín López dijo...

¿Por qué ha quitado Vd. el otro poema? Lo escrito, escrito debe quedar.

Egoficción dijo...

ya te explicaré el tema del poema...

Egoficción dijo...

Ya lo he repuesto. A cambio de él he sacado 'El mito de Sísifo', gloriosamente perdido hace unos días.

Egoficción dijo...

Otra cosa: el sr. don Z. es un sr. d. Z. Algunas tautologías son infinitas.